Un pensamiento futil: la fenomenología del imaginario es esa disciplina anárquica de lo inefable capaz de poner a la semiótica de rodillas con su lupa atenta a los silencios que hay entre los signos. Entre dos signos hay fantasmas, ausencias. Para la imaginación todo signo ausente, toda elocuencia de una presencia ausente tiene más vigor que lo presente.
Cuando hace años intenté abrir una línea de investigación en el IT -doctorado en teatro- que aplicase la fenomenología del imaginar a los textos dramáticos era para mí una iniciativa de poder sacar del atolladero que cierta semiótica había realizado en el lectoanálisis de los dramas. Es el único puente dorado que puede unir la hermenéutica del texto dramático y su puesta en escena.
Un día en el IT, conversé con una estudiante de escenografía. Estaba en el taller construyendo una chimenea para una escenografía siguiendo las anotaciones del texto: -lo importante en el teatro no es la chimenea, es la lumbre. El fuego es el verbo, es el porvenir de la palabra...
El Institut del Teatre, ese lugar donde los pájaros se estrellan con los cristales. Un día en la puerta ví a un pajarillo palpitante herido en el suelo con una extraña apariencia de reptil. No volví más allí ni volveré jamás...
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