Los cimientos de la tesis


domingo, 1 de enero de 2012

Investigación doctoral

Investigación doctoral

Trabajo de investigación: Dramaturgia del imaginario y poética de los sentidos en The Tempest de William Shakespeare.

Tutor: Dr. Camilo Fernández González Valdehorras. Departament de Romániques. Facultat de Filologia. Universitat de Barcelona.

Investigación presentada por el doctorando José Bravo en el Departament de Filologia catalana de la Universitat Autónoma de Barcelona para la obtención del DEA en el doctorado de Artes escénicas.

Fecha de depósito: agosto del 2007
Fecha de lectura: septiembre del 2007

Tribunal del trabajo de investigación: Dr. Francesc Massip Bonet, Dr. Joan Abellán Mula, Dr. Camilo Fernández González Valdehorras.

Calificación: sobresaliente


SINOPSIS ACERCA DEL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

En este novel trabajo de investigación de formalidad académica hemos defendido la importancia de una lectura sensorial de la obra The Tempest de William Shakespeare. En otras peripecias futuras quizá The Tempest sea un libro de los sentidos, un libro de juegos, o un cuento sonoro. Hasta ahora para mí, además de este trabajo, sólo ha sido objeto de pequeñas escenificaciones sensoriales en la penumbra de las habitaciones de mi casa: Ariel es una hebra de hilo que cosquillea en la oreja, Calibán el tacto y el olor de la tierra húmeda, Miranda un retal de seda en los dedos, la tormenta un desierto de azúcar. La isla de Próspero, territorio de la ensoñación poética, está tejido de misteriosas músicas, sonidos ignotos y curiosas fantasías sensoriales. Próspero enlaza la materia y el alma con el poder de una magia alquímica. En el athanor alquímico los sentidos son los caminos del alma y la sublimación.

No sólo The Tempest es una obra de los sentidos y de la ensoñación. En este trabajo esbozamos, y pretendemos defender, como la obra de William Shakespeare es una gran constelación sensorial donde podremos encontrar tinieblas, colores, músicas, perfumes, etc. lo que nos permitirá adentrarnos en varias poéticas del imaginario que conformarán distintos territorios, cada uno con su especial idiosincrasia: poética del color, poética de la oscuridad, poética del espacio, poética del silencio, poética de la línea. Algunas de estas poéticas tratadas por los sugerentes trabajos sobre el imaginario de Gaston Bachelard.

En este trabajo esbozamos caminos de estudio donde quedan todavía tenuemente esbozadas nociones fundamentales para siguientes trabajos. Avanzamos lo que para nosotros se revela como un interesante ámbito de estudios de lo dramático y lo escénico, la dramaturgia del imaginario. Para comenzar nuestra andadura definiremos las herramientas hermenéuticas con las que asaltaremos el texto dramático.

Para emprender este trabajo hemos seguido varios pasos y en orden, haciendo una lectura en escalpelo: primero, un estudio de la forma o análisis dramatúrgico. En segundo lugar, un estudio dramatológico, que a diferencia del anterior, trata de investigar los contenidos latentes y patentes de la obra. Para entender esta noción metódica con una metáfora diremos que la dramatología es el estudio de lo que está inmanente, sugerido, implícito, bajo la trama, en cierto modo, como aquellas esculturas antiguas que el tiempo ha sesgado sus miembros pero que, sin embargo, siguen expresando un dinamismo, proyectándose más allá de la línea de la forma. El texto dramático es un todo, y todo remite siempre a él, por lo que cabe preguntarse por aquello que esconde y omite, por aquello que está ausente pero que sin embargo sigue estando ahí. El texto dramático es un tejido lingüístico y metalingüistico de silencios.


Después de indagar en nuestra obra en el plano hermenéutico, nos hemos trazado un plan algo exhaustivo elaborando un estricto censo de las sensaciones descritas por sus índices textuales y componiendo un catálogo de los cinco sentidos. ¿Por qué lo hemos hecho? Para demostrar que The Tempest es una obra sensorial, pues está tejida de percepciones valorizadas por la contemplación ensoñadora. En este sentido no pudimos adentrarnos en todas las imágenes sensoriales. No pudimos explicar todas las ensoñaciones de acuerdo con el modelo que nos presenta la atractiva propuesta bachelardiana de una cosmología de los cuatro elementos. Así que finalmente nos hemos concentrado en un personaje, Ariel y su función fenomenológica como dinamismo de la imaginación, trayendo a nuestro estudio las imágenes de El aire y los sueños de Gaston Bachelard. Y hemos estudiado los sonidos, las músicas, todas aquellas sensaciones que llamaremos acusmáticas y descubrir como el oído es el sentido místico, el sentido capaz de captar una realidad superior.

Ariel es el pajarito de la tormenta, el andrógino alquímico, mitad daemon y ángel celeste, aúna lo demoníaco y lo angelical, la metáfora en su acción pura, el instrumento de una sublimación, y al fin, el aliento del talento (alma poética) en su proceso de alcanzar la cima donde se desvanece fuera de los límites del espacio y el tiempo para ser liberado. No regresará hasta que Goethe lo reclame en el Fausto, y esta vez será ya el agente mefistofélico.

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