Nuestra tesis
postula que la estética literaria
de Gaston Bachelard puede ser estudiada como una “iniciación al método
–suscitado- por una fenomenología del imaginario”, y es definido como una progresión de lector
hacia una adhesión íntima e innata con la imagen
literaria y una escritura capaz de enlazar las imágenes
dilucidando a su paso la
relaciones inmanentes que éstas
hacen emerger en la dimensión oculta del onirismo. Asimismo el proceso se caracteriza por la sucesión de tres fases: la de empatía y
afinidad hacia la imagen y su recepción, la de posesión, y por último, la de juego. Porque la función de una
fenomenología es intentar trasponer la
imagen literaria al ámbito de la creatividad en cuanto antes que un objeto de
estudio es un estímulo psíquico que nos hace acceder a la ensoñación creadora.
Esta “iniciación al modo de obrar bachelardiano”, siendo fieles a su singularidad, solo puede hacerse siguiendo las pautas muy bien
definidas por el filósofo francés como una “fenomenología elemental” donde
la aproximación lectora actúa
como una lente de aumento que atiende siempre a “actos, breves, aislados, activos” (PE: 8), porque “Es,
pues, al nivel de las imágenes
aisladas donde podemos
repercutir fenomenológicamente” (PE:
17), pues “toda la virtud de una imagen está en un aislamiento-“(PE: 205).
Las imágenes llegan a ser como “una
pequeña locura experimental, como un grano de hachix virtual” (PE: 258), “fenómeno minúsculo de la conciencia
refleja” (PE: 19). De este modo
se pueden hacer“observaciones que
pueden ser precisas” (PE: 11). De ahí que “la fenomenología se instruye por la brevedad misma de la imagen” (PE:
257), como una “fenomenología
microscópica” (PE: 10), “una
filosofía del detalle”. (PE: 260).
Y es
precisamente este aislamiento,
esta toma de contacto con la imagen
concreta sin un mayor proyecto,
lo que nos puede hacer remontar hasta un
enfoque ontológico.
“En
especial, la conciencia de racionalidad tiene una virtud de permanencia que
plantea un problema difícil al fenomenólogo: debe decir de qué modo la
conciencia se enlaza en una cadena de verdades. Por el contrario, al abrirse
sobre una imagen aislada, la conciencia imaginante tiene –por lo menos a
primera vista- menos responsabilidades. La conciencia imaginante considerada en
relación con imágenes separadas podía entonces proporcionar temas para una
pedagogía elemental de las doctrinas fenomenológicas” (PES: 10, el
subrayado es nuestro).
De este modo el
fenomenólogo tomando la imagen literaria
como una pequeña fibra nerviosa, una ramita
cuyos brotes que puede estallar en múltiples direcciones, al ser relacionadas en la mesa del escritorio
con otras imágenes nos descubren, iluminan, nos asombran –de ahí
el sentido heurístico que nosotros entendemos - al sentir de repente como
entre las imágenes heteróclitas
se presiente una especial fluidez y constancia,
al desvelar un vector preciso
del dinamismo de la imaginación.
“Cuando los imágenes singulares, obra
de dos poetas que sueñan por separado, llegan a encontrarse, parece que se
refuerzan mutuamente. Esta convergencia de dos imágenes excepcionales
representa, en cierto modo, una comprobación para la encuesta fenomenológica.
La imagen pierde su carácter gratuito. El libre juego de la imaginación ya no
es una anarquía” (PE: 91, el subrayado es nuestro).
Y este acto que exige
la participación de nuestra intuición, subjetividad y nuestra creatividad, guarda una
semejanza con la labor de
cualquier artista en su taller rodeado de sus cosas cuando enlaza
unas con otras con su artesanía personal. Puede existir una idea de partida, un proyecto de unidad, la sospecha de una
estructura, pero es el propio material o
los objetos particulares, que
hacen brotar su sentido latente de cohesión, dirigen su destino de
naturalidad y claarifican su orden interno, y nos desvelan su sinceridad
poética. La fenomenología bachelardiana solo puede ser comprendida
finalmente como un “juego” en el que al ser liberados de mayores servidumbres frente a las
imágenes, en cuanto admite su propia modestia de método y supone una artesanía, estos fragmentos se van enlazando abriendo
en su devenir las zonas ignotas
de la imaginación humana encadenándose
en una ensoñación de ensoñaciones.
Es por este motivo que la “iniciación” a la
fenomenología bachelardiana debe antes dilucidar la labor de una –lectoescritura- con el
fin de
que cada persona construya su propia y personal ensoñación. Y este poeticoanálisis que
cualquier otro lector puede
iniciar es lo que Gaston Bachelard intenta provocar con sus ensayos de la imaginación.Siete meses...
Vida del animus-herrero-tenacidad-tenaza- el primer hombre que pudo aprehender el fuego.
Vida del anima-fenomenólogo de la imagen poética- pericia- peripatético. Jamás me esforzado tanto en conseguir algo, y eso que me he visto solo con proyectos descomunales.
...un eslabón perdido...es como a veces me siento...
No hay comentarios:
Publicar un comentario