Los cimientos de la tesis


viernes, 14 de septiembre de 2012

Primer borrador












Doctorando: José Bravo Armada
Título: La Poética  del imaginar de Gaston Bachelard: una   propaidéutica   de la ensoñación  literaria  
Subtítulo: La lectura ensoñación (le lecture- revêrie) en su destino de escritura y meditación como formación del fenomenólogo de la imagen.
Director de tesis:
Dr. Camilo Fernández  González Valdehorras. Departament de Filologia  Románica. Facultat de Filologia. Universitat de Barcelona.
Tutoría: (un profesor de filosofía o de psicología, aún  sin determinar)
Departament: Departament de Filologia Romànica de la Universitat de Barcelona. 
Programa de doctorado: Doctorat EEES: H0X04 Llengües i literatures comparades a l´àmbit romànic.
Fecha de inscripción: Septiembre del 2012.

Web-blog de la tesis doctoral: elestabloylasestrellas-tesisdoctoral.blogspot.com
Web-blog sobre estudio y praxis de la imaginación creadora. Centro de recursos del imaginario: elestabloylasetsellas.blogspot.com

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Palabras clave:

 Gaston Bachelard, imaginario, imaginación creadora, fenomenología del imaginario, ensoñación,  poética de los sentidos, heurística de la literatura,  pedagogía de la imaginación, estética comparada.






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Sinopsis tesis:

     La “Poética del imaginar” de Gaston Bachelard, partiendo de  su hondo debate con las ciencias  psicológicas  de su tiempo hasta su trayecto final  hacia  una forma muy personal y especial de hacer fenomenología,  supone  para  quien se atreva a recorrer todas las  sinuosidades  de su “estética literaria”  en sus  “ tormentos de método”  un aprendizaje apasionado de la profesión de “fenomenólogo de la imagen”. De este modo,  la meditación bachelardiana  es fructífera, plena de sentido y valor  al  revelarnos con  unas estrategias  de carácter heurístico  la dimensión onírica del lenguaje –aquella que solo podemos “intuir y acechar” más que demostrar con razones y métodos-, hecho que nos dirige a ahondar en  las regiones remotas donde se encuentra la “ontología del ser parlante” y el “primer impulso verbal”.  

    Nuestra tesis ahonda así  en tres cuestiones fundamentales  de la  “estética literaria” bachelardiana  que son, a nuestro entender,  la ensoñación literaria,   la lectura-ensoñación y la escritura fenomenológica. La lectura y la escritura  serán el doble impulso de un  “poeticonálisis” que no cesa con el estudio profundo de la obra bachelardiana y su exégesis, y que tampoco se determina  en el acto mismo de la admiración de la imagen literaria, sino que invita a cada subjetividad a  proseguir en la “androginia” de su ser  la llamada de su propio “animus” y “anima”  y descubrir por sí mismo el “hombre poético” que en su interioridad esconde.

   Doble movimiento que encarna, uno,   la vida del “anima” en una lectura vertical  que trata de deshojar la imagen literaria de todo el peso del saber y la interpretación para captarla en  la actualidad de una inocencia primera  en su reverberación como tiempo  epifánico  constituido  por tres instantes: el de novedad y originalidad, el de resonancia  de un instante de nuestra infancia, y en el de profundidad de un arquetipo que resurgita sin ser él mismo la causa directa de la imagen; segundo, en el de una vida del “animus” que medita y transcribe  la vivencia  fenomenológica para afinar progresivamente su  lupa  inspectora y  acrecentar la finura de su alma.

  Tanto  el “animus” y el “anima”, como doble perspectiva del ser, suma de la inteligencia y la sensibilidad,  llevarán a cabo su obra en el Mysterium Coniunctionis  del libro por venir pues la fenomenología del imaginario  no es más  que  una “ur-literatura” y una expansión poética del ser lingüístico. Después de dejar que el “anima” recoja sus dones, y que el “animus” medite sobre su ensoñación, el libro de fenomenologías  será el destino de una escritura que dirige el ensueño literario  como enseñanza  de una imaginación activa.

   Como conclusión a nuestra tesis haremos una lectura comparada de”La lámpara maravillosa” (1922) de Ramón  María del Valle-Inclán  a la luz  de La estética literaria de Gaston Bachelard pues ambas guardan una semejanza de sus postulados. Por último,  realizaremos  una aplicación  del “método” fenomenológico de  los poemas de Otero Pedrayo recogidos en su obra “Bocarribeira” (1958) para  destacar  una  idea: ¿como unha fenomenoloxía do imaxinario pode salvar unha lingua románica esquecida como o galego ao enraizarnos nas lembranzas das súas palabras e facer que estas mesmas palabras eclosionen nunha orixinalidade que fai renacer unha estética do fala en cada pronunciación?










Siglas obras de Gaston Bachelard

II La intuición del instante. (1932)
DD La dialéctica de la duración. (1936)
FEC La formación del espíritu científico (1938)
PF El Psicoanálisis del fuego (1938)
L  Lautréamont (1939)
FN La Filosofía del no (1940)
AGS El agua y los sueños. Ensayo sobre la imaginación de la materia (1941)
AS El aire y los sueños. Ensayo sobre la imaginación del movimiento (1943)
TRV La tierra y las ensoñaciones de la voluntad (1948)
TER La Tierra y las ensoñaciones del reposo (1948)
RA El racionalismo aplicado (1949)
MR El materialismo racional (1953)
PE La poética del espacio (1957)
PES La poética de la ensoñación. (1960)
V La llama de una vela (1961)
DS El derecho a soñar (1970)
E Estudios. (1970)
CR El compromiso racionalista (1972)
FPF Fragmentos de una poética del fuego (1988)
EP Epistemología (1989)




































      De la hoguera  primigenia  hasta su   extinción en la última pavesa  el fuego encarna mejor que ningún otro fenómeno  la vida del lenguaje que pulsa  sobre la mudez y el silencio.  El habla, la escritura  y la lectura  son actos  de protección  de una llama lejana, pertenecen  a la  misma memoria del tiempo, y ambas nos devuelven la presencia  no solo del primer narrador sino también de  la primera intencionalidad  de la expresión lingüística. La vela acompaña   la meditación filosófica y la actividad literaria pues el pasado de las luminarias es el pasado de la escritura y cada libro de nuestra herencia literaria nos remite al carácter  propio de la llama o el fuego que lo ha iluminado: ya sea una vela, un candil,  un candelabro, una lámpara de petróleo, un fanal, la lumbre de la cocina o la lamparilla eléctrica.

   Preparar  y prender la mecha  de una antigua luminaria es  hoy un acto cuya nostalgia no nos pertenece pero que convoca  una especial fascinación y sortilegio. La llama endeble nos parece  tan remota en el tiempo y tan familiar que junto al pabilo y su aura dorada se agolpan las sombras de recuerdos que no son nuestros y de los que tomamos una  posesión creadora, un orgullo de cámara. Aún hoy, con la luz de la lamparilla en una estancia en penumbra  recobramos el eco de nuestras palabras queridas, el tenue resplandor dorado de nuestros objetos más próximos, nos acurrucamos  en la soledad dulce de nuestra intimidad y apego a un espacio querido. Estas sombras cimbreantes nos transportan  a las  primeras cavernas del ser cuando los hombres pronunciaron las primeras palabras y pintaron en las rocas los animales mágicos que ansiaban cazar.

   Si abrimos un libro o tomamos una cuartilla de papel en blanco bajo el aura de la llama  creemos ver conjurarse el fantasma del lector y del escritor.  De este  modo  la presencia  de la llama ardiente  y ascendente, en su máxima simplicidad y ascetismo, es un  inductor desbordante de imágenes sin límite que la hacen ser  de nuevo compañera  que ilumina el impulso de la expresión literaria naciente. La vela, la luminaria,  debe ser tomada  como el suceso más paradigmático de la fenomenología  bachelardiana[1] cuya principal tesis  es   adentrarnos en la ensoñación literaria, en un despojamiento gradual  de pensamiento o de concepto, embarcarnos en una  incesante movilidad de  imagen,  en un proceso de decantación  en su aparato filosófico.  La imagen poética debe ser tomada  como un “deshojamiento” de sus capas connotativas, metafóricas y simbólicas  para remontarnos  hacia su esencia como fenómeno puro de la imaginación. En  esta máxima adhesión del ser y la imagen literaria  habrá   una correspondencia muda entre el aliento y la llama, entre el verbo imaginado y el fuego.

     La meditación  bachelardina  supone aún  hoy una  defensa  necesaria de la imaginación literaria en el núcleo de la cuestión que nos atañe: ¿qué es la imagen? Estamos acostumbrados a que las imágenes  lo designen  todo  que hemos perdido su sentido primero, el de ser imágenes imaginadas –de ahí el rescatar su preciado valor ontológico-. Esta meditación  introductoria,  muy general,  nos lleva  así  a   una confrontación  en dos sentidos: uno,  el  de crítica  ante  lo que denominamos  el “ocaso de la imaginación” en nuestra época y la obturación de nuestro “ojo psicológico”.    Esta decadencia puede ser simbolizado por el desvanecimiento de la llama  donde es preciso invocar  una defensa de la imaginación que añora las palabras y vuelve a descubrir el fuego interior que las anima pues la imagen literaria  es nostalgia de la primera imaginación ante la llama.  Y segundo, en  el de restauración del alma poética, lo cual nos lleva a  criticar  el exacerbado materialismo y pragmatismo de las ciencias humanas, y resituarnos  en una amplia tradición  animista que se remonta al pasado de la alquimia, donde las teodiceas, las cosmologías de la antigüedad,  el politeísmo, la especulación  simbólica, eran  primitivas praxis  de la ensoñación poética y amplias cartografías del “anima mundi”. Aquello que nuestra lengua común define como “alma” de las cosas, de las palabras, de los seres, de los espacios, se ve seriamente amenazada  por un determinado zeitgeist  de nuestra época que arranca  como proceso histórico con el desarrollo  de la técnica y de las ciencias en  los albores del siglo XIX.
 
   Con esta evocación de la luminaria  solo querríamos incidir en un hecho general  por histórico al que nos hemos precipitado desde aquella  remota imaginación oral frente a las llamas  hasta  las fantasmagorías del humo proyectado de una lumbre que se apaga con el  nacimiento del cinematógrafo  a principios del siglo  XX,.Quizá  el tono sea muy grave si enunciamos  un  ocaso de la imaginación[2] y la necesidad de regresar a las imágenes  no icónicas, a imágenes que  provienen precisamente del cese de toda visión.   

     Este ocaso se  manifiesta en nuestra cultura por la devastadora impronta psíquica    de las imágenes  visuales  y los continuos estímulos virtuales  que hacen de la vista un “ojo muerto”, un “ojo anestesiado”, un “sensorium empobrecido”, y que refleja  cada vez más una imaginación  banal,  descriptiva y literal (1). Es  justamente esta invasión  de  “imágenes externas”, su pregnancia subliminal, su onirismo simulado, su decadencia mítica,  las que  ciegan  paulatinamente  nuestra  visión interior  y la capacidad de ahondar en  las profundidades  de nuestro propio  sueño. Estamos tan  saturados de imágenes y  de informaciones, nuestra cognición  es tan apresurada, fragmentada, nerviosa y agitada,  estamos tan embrutecidos y asaltados por el ruido externo, nos sentimos  tan avasallados  en nuestra sensibilidad natural,  que somos   sumamente  pobres en experimentar nuestras propias imágenes, que, raramente, nos dejan  imaginarlas en silencio; y por  último,  hemos perdido nuestra íntima comunicación  y transferencia activa con  el mundo de los sueños. Un hecho  que era simple para el hombre de la antigüedad ahora nos es  cada vez más complicado.

    Del mismo  modo que cada día desaparecen los  bosques y  se extinguen especies de animales,  al igual  que intentamos preservar la naturaleza de la explotación y la agresión, no está de más recordar que la imaginación  y sus geografías de la ensoñación reclaman nuestros cuidado y  también su preservación. Asistimos en cambio   en nuestro  tiempo  a un hecho que parece no tener huella manifiesta  en nuestra realidad material; a lo más, somos asaltados por una añoranza  de un pequeño  detalle del mundo que súbitamente se nos hace  evocador por  haber desaparecido para siempre llevándose tras de sí una estela de imágenes queridas. Nuestro mundo corre y progresa tan deprisa que no podemos cristalizar una evocación en un detalle insospechado de nuestra realidad, sea éste un objeto, una palabra o un espacio. Olvidamos que un detalle insignificante  del mundo al ser  valorizado por un candor evocador se convierte  en el “portal de entrada al reino de las imágenes”. 

      Asimismo todas las acciones que denoten un  “despojamiento” de  la mente serán  acciones iluminadoras y  visionarias.  Todas las iniciativas  que conlleven  un ahondamiento, una introspección, serán decisivas como resistencia al zeirgeist  de nuestra época al cegarnos  la última posibilidad de libertad: la libertad de imaginar. Solo un sencillo experimento puede demostrar al paso esta tesis: escoger un lugar apartado, desinteresarse de los espectáculos del mundo, y pasado un tiempo  será comprobable como los propios sueños toman matices nuevos y originales, se sentirá como las imágenes mentales serán mucho más nítidas y más nuestras. Los sueños cuando se propicia una lentitud y un reposo natural[3]  de pronto se posan en sus verdaderos esquemas en los que poco a poco  late el poder de un eco remoto y vivido. Esta es una experiencia  de la que pueden hablarnos algunas personas que viven apartadas y solitarias. La inspección  de nuestros  propios sueños, la observancia delicada  de las imágenes mentales que nos asaltan, son las mejores pruebas de la autenticidad onírica de nuestras imágenes. Por que ya no se trata de imaginar como un acto positivo del psiquismo hacia la constitución de imágenes  sino de una “vía dialéctica y negativa”: qué es lo que nos resta, qué imagen falsa  se interfiere y detiene  nuestra imaginación, qué  es lo que se interfiere entre nuestro ser  y el alma secreta de las cosas. Esta vía de impulso dialéctico hacia  una imaginación pura  adviene  así  en el silencio recobrado y en la mudez,  en el cese de toda prisa, en el de trascendencia de toda representación.

    Las disciplinas filosóficas, y por fuerza, las ciencias psicológicas, en su pragmatismo,   se suman  a  este decurso histórico cuando son  habitualmente sordas  al die Seele como si fuera éste un concepto que pertenece más bien a una filosofía de los valores religiosos, una elucubración  intangible, ineluctable y cuanto menos esotérica  sin  impronta en el pensamiento y la sensibilidad. Parece que el pensamiento avasalla y niega las facultades del alma como aceptación nihilista de todo cuanto hay de trascendente en el ser.

     Pero siempre en el alma, y por ende, en todo lo que comprende nuestra vida  inconsciente, se encuentra lo psíquicamente turbador y temible, la otredad innombrable y el tabú, lo extraño y la sospecha,  el extranjero y lo errante, aquello que nos atrae pero que nos produce temor y temblor. Se desea descender al mundo de las sombras, saquear los tesoros, desenmascarar lo inconfesable, descubrir las causas del alma enferma y la patología,  y regresar  indemne a la luz diurna, pero  jamás permanecer allí en el ámbito de la oscuridad como así lo expresan numerosos mitos griegos del hades y de la noche. Del mismo modo, el psicoanálisis es a todas luces un mito del regreso y del alba, una victoria del ego sobre la imagen sintomatizada por la mente despierta.  Queremos aferrarnos a la lucidez cuando accedemos al inconsciente sin darnos cuenta que  la norma diurna es un estorbo, es una falsa luz.  Así que cuando  concretamente cerramos el acceso telúrico  de nuestro inconsciente, a la gran sima del  anima universal, estamos cercenando la decisión imprudente de Orfeo[4]. Esta censura no solo se da en una mente sino que embarca también a  toda una colectividad o marca la cosmovisión de una época definiendo unos ciclos. Como nos advierte cierta antropología del mundo griego al describirnos  la Atenas del sigloV y como son tapiadas las fuentes y los accesos a las cuevas  con templos y oráculos: cerrar el acceso al mundo  subterráneo, delimitar los cultos de la religión primitiva unida a los ritos ctónicos primitivos, y establecer una religión ordenada, cívica, olímpica, luminosa. Este hecho histórico se repite cíclicamente durante la historia de occidente en como ha desdeñado   la facultad de la imaginación  y como ha mantenido en cuarentena  las vías de acceso al alma inconsciente considerándola  una tradición  herética y politeísta.
    
     Es entonces cuando  una filosofía de la imaginación que asuma el fenómeno psíquico de la imaginación creadora  en su completud debe ser  tomado como  un gran  proyecto del alma –hacer alma, crear alma, recobrar el alma-,. Sobre este proyecto del alma  late sin duda la efigie del  alquimista  y su obra infatigable  por  enlazar todos los planos del ser  pues en él se aúnan el artista,  el psicólogo de las profundidades, el lector erudito, el primitivo científico, el inventor de palabras, el teólogo, el filósofo. Jamás  encontraremos  un poder mayor de integración y unidad de lo imaginario  que  en el opus magna de los antiguos alquimistas. La figura del alquimista es el arcano inmanente que resuena en todos los intentos de plasmar en un pensamiento proyectivo los poderes de lo imaginario en su búsqueda del el oro psíquico.

  Los estudios poéticos de Gaston Bachelard  se inscriben   en toda una tradición  restauradora del alma donde podemos inscribir a otros pensadores, como James Hillman  y como entiende el Renacimiento en la figura de Ficino[5]  como un renacimiento del alma y proyecta una psicología imaginal para nuestra época; en  como Carl Gust Jung entiende la compleja  personalidad espiritual de Paracelso[6], medita  sobre el significado del alma en la cosmología alquímica, y proyecta un substratum  universalis de la cultura;  también en la obra de algunos grandes mitólogos cuando rebasan siempre  la propia arqueología del mito y nos hablan de una posible mitología creativa, es el caso de Joseph Campbell[7]. Estos  pensadores, a los que habría que añadir otros muchos,  pueden representar a nuestro  juicio   la sospecha  de que la vida inconsciente no comienza y terminar con el sueño, que realmente no existe una frontera clara  entre la vigilia lúcida y  el sueño profundo, sino que debemos aprender  a convivir  psíquicamente con la zona de sombra pues el inconsciente abarca  toda la vida psíquica y es predecesora a toda cognición. Como muy bien lo expresó  C. G. JUNG en Los complejos y el inconsciente no  comprendemos que “la conciencia es, por  naturaleza, una especie de capa superficial, de epidermis flotante sobre el inconsciente, que se extiende en las profundidades, como un vasto océano de una continuidad perfecta” (JUNG, 2001: 72),  “la conciencia es un brote tardío del alma inconsciente” (Ibidem: 24). Y segundo, entender nuestra vida inconsciente   como la inmanencia de una  fuerza benefactora y creadora



    Si puede existir una paradojal y advenediza  filosofía de la imaginación  creadora – o generatriz- que no sea una revisión de aquellos   filósofos  que durante la historia de las humanidades  han  pensado y escrito sobre la imaginación o la fantástica,  tarea  procelosa y enciclopédica que comprendería  un amplio estudio de las diversas teorías sobre el  imaginario desde Platón a la Edad moderna y deja de ser nuestro objetivo aquí,  es la de ser justamente la antítesis misma del ideal epistemológico del raciocinio científico y poner en franco vértigo cualquier metodología que se precie de valor experimental  para las ciencias, incluida la misma filosofía. Nociones  comunes para cualquiera de las  disciplinas científicas, entre ellas se incluyen las filológicas,  como  son “estructura”, “sistema”, “categoría”, “objeto” y “método”, serían aquí ruinosas, impotentes y finalmente claudicantes. Principios  de base  obvios hasta para la  iniciación deductiva como son el de “objetividad” “racionalidad”, “exactitud”, “causalidad” y  “certidumbre”  designarán  principios de censura, prejuicio, inhibición, debilitamiento y finalmente crítica y negación. Cualquier afán erudito clasificatorio, enciclopédico o taxonómico sería una empresa  ineficaz  y se nos revelaría como un esquematismo reductivo, simplificador y finalmente esclerotizante.  Los datos bien ordenados, los esquemas cerrados  y las clasificaciones nos ayudarán a definir la imaginación del pasado, la imaginación fijada por las representaciones de nuestra  tradición cultural y la historia de las ideas  estéticas,  pero no nos ayudarán,  sin embargo, a vislumbrar  quizá el   fenómeno psíquico  y cognoscente más modesto, más móvil, más libre:   cómo una  imagen inaudita y original  se ilumina  en  una conciencia individual  y genera una expresión que renueva el ser mismo de la expresión; cómo  pueden llegar a coordinarse  en una  filosofía “acechante” estos instantes de creación separados por la soledad de su ensoñación para dilucidar en ellos  unos principios de la evocación, constituir  poco a poco una estética proactiva destinada a motivar la originalidad de la expresión artística..

   La  labor filosófica  de Gaston Bachelard  se caracteriza  tanto en el ámbito de la Filosofía de las ciencias  como en el ámbito de las Poéticas del imaginario, como un acto de vivaz reconquista  dialéctica, con un ánimo  de crítica permanente  y  de ruptura con  los hábitos que  encierran a ambas en el inmovilismo, la aceptación fácil y la pereza. Una filosofía posicionada como un continuo asalto a los parámetros y sistemas anclados en la tradición que  encarcelan la intuición y la inteligencia, con el fin de ensanchar su futuro  en el que se multipliquen las razones para pensar y las imágenes para soñar. En  un orden y  otro, antitéticos en la polaridad de su acción,  se trata siempre  de “quintaesenciar” bien  el concepto o  bien la imagen para que se realicen plenamente en el orden ideal que a cada una  las compete. La filosofía bifronte  emprende  de este modo en los dos extremos  de su quehacer un ideal trascendental, para la ciencia y la imaginación poética, como dos mundos autógenos que se desenlazan  en un empirismo suprasensible, desligadas de  las ataduras de lo cognoscente-percibido. Las matemáticas plenamente abstractivas  y la poesía pura e  innata, en  el orden  respectivo del “supra-racionalismo”  y de la “super-imaginación” suponen una apertura de la conciencia  hacia lo inaprensible y lo inefable.






   La forma  como Gaston Bachelard  se aproxima a la literatura, y  más concretamente a la imagen literaria y las cuestiones de su recepción y expresión, se inicia  como consecuencia de un decurso metódico a todas luces indirecto y en sus comienzos como  la  “liberación  de una vocación” aletargada hasta su primera madurez. Los métodos que aplica en su epistemología  para denunciar, exorcizar  y censurar  cualquier atisbo  de seducción de la ensoñación en la razón científica  irán  desprendiendo unos documentos  y un conjunto de  reflexiones que si para la epistemología son detritus del falso saber, comprobaciones de una ciencia  en un estadio mítico y arquetípico, serán  valiosos  para la comprensión  de la actividad divagante de la  imaginación hasta tal punto que  dibujan una  “axiomática”.   Desde esta perspectiva de “inmanencia”  y también  de “conversión” en que una obra está incubándose dentro de la otra, podría  comprenderse  toda su obra intelectual  –parte de  la dedicada a la epistemología como a los estudios literarios- como una gran  red de imágenes de la ensoñación.

   Se trate bien de censurar y de denunciar la ensoñación o bien  de admirar las imágenes adentrándose en la propia  ensoñación el pensamiento bachelardiano siempre   encuentra  en su  umbral la fenomenología –psicológica-  de sus comprobaciones. Gaston Bachelard al estudiar como psicoanalista  la razón científica  para  vigilar que no ensueñe le lleva  a acechar  los mismos ensueños  y las razones que impiden ensoñar. Cuanto más  censura las imágenes inconscientes e irracionales que sustentan los conceptos más elementales de la ciencia  más se siente hechizado sin embargo por ellas dándose un intenso giro vital e intelectual  en su pensamiento  a partir de 1938, justo  cuando escribe La formation de L´esprit scientifique. Contribution á une psychanalyse de la conaissance objective, fecha desde la cual  observamos una determinante conversión  del filósofo de la ciencia  hacia el imaginario. Uno de los capítulos proyectados para el libro mencionado anteriormente cobra de pronto  vida autónoma  y puede ser ya considerado el ensayo obertura del extenso curso de su Poética: La psychanalyse du feu 1938. Anteriormente Gaston Bachelard ya había  escrito  el ensayo L´ intuition de l´instant. Étude sur la Silöe de Gaston Roupnel. 1932 y el artículo “Le monde comme caprice et miniatura” 1933-1934, obras ciertamente inaugurales de su pensamiento poético, pero es en La psychanalyse du feu  donde el filósofo de Dijon   comienza  a postular  ya una filosofía  desinhibida y afanada  en afinarse  progresivamente con aspiraciones de ser una forma muy especial de estética literaria.

   Pero Gaston Bachelard no puede romper de un salto los hábitos  de método  y análisis como epistemólogo  cuando aborda  filosóficamente  las cuestiones de la imaginación  y se dará  un peculiar  diálogo dialéctico  con estos mismos hábitos  metodológicos del pasado, sobre todo con el psicoanálisis que tan fructífero había sido en su labor como epistemólogo,  que desembocarán en su  etapa  fenomenológica[8]  con La poétique de l´espace 1957 y  La poétique de la rêverie  1960   en una filosofía  que admite su propia controversia y ha adentrarse en dos sentidos premienentes:  en el de la ontología de la imagen y en el  de la cuestión de su originalidad. En su última obra Fragments d´une poétique du  feu, póstuma y publicada en 1988  juzgará,  haciendo revisión  de su obra poética, con  una  sabia resignación. Es en su fracaso epistemológico,  en  sus dramas por hallar un método, en esta confrontación  entre razón e intuición, donde se halla  quizá la lucidez de sus  aciertos.



   Gaston Bachelard representa a nuestro modo de ver  una sensibilidad  y una  audacia  intelectual que no hemos encontrado en ningún otro pensador  o en otras postulaciones del imaginario más recientes o coetáneas, cuyo principal valor es  no cercenar con su pensamiento el acto mismo de imaginar, ni confinar la imaginación  en un discurso o en un conjunto de categorías estáticas,  sino que su fin expreso y generoso es siempre alentar, evocar  y suscitar: una especie de discurso-puente entre lo creado y el porvenir de la creación, entre la recepción lectora y la expresión literaria naciente, con el fin expreso de renovar la sensibilidad del lenguaje. Una “filosofía del imaginar” que debe de ser ante todo y  por encima de todo, antes que una ciencia de lo imaginario,  una filosofía inspiradora,  proyectiva y  actuante.

    La destreza de la “filosofía de la imaginar” bachelardiana trata  así de evidenciar  los esquemas de fuerzas o dinamismos latentes de lo imaginario sin coartar la libertad poética. De este modo siguiendo la inspiración bachelardiana deberá ser  una filosofía nada coercitiva o imperativa, lo suficientemente dúctil, abierta a la incertidumbre, como para ejercer una influencia en el lector, y hacer despegar su pensamiento  y adentrarse en la dimensión de las imágenes libres.  Una filosofía entendida como destino de expresión que  se sumerge en las ensoñaciones  literarias de otros  ahondando en la propia ensoñación creadora.

    Hemos decidido denominarla así  por varias razones: una, por la gran  cantidad de denominaciones  que el propio Gaston Bachelard hace de su hipotética disciplina y que evidencian su difícil  acomodo  en  una doctrina concreta  de las ciencias (2). Segundo,  el vocablo “imaginar”  es  la traducción más fiel  al sentido de la palabra francesa “l´imaginaire” (el imaginario) cuya pronunciación  evoca ya   un sentido de apertura  y de aspiración.

   Tercero,  al referirnos a una  “filosofía del imaginar”  estamos remarcando su  activismo  en tres movimientos que creemos se ajustan al  recorrido de su larga meditación:

·        imaginación “dialéctica o del contra”: Como meditación que debe ayudarnos a frontear  los límites y las fijaciones que operan en nosotros como obstáculos e irrumpen el dinamismo evasivo de la imaginación del lenguaje.
·        imaginación de las “profundidades” o  “ontológica”. Como adentramiento en el inconsciente y las raíces antroposimbólicas del lenguaje
·        imaginación  en el sentido de “originalidad”. Como  liberación de  lo imprevisible y de lo inaudito en la lengua.












    El plan que nos hemos trazado  en esta tesis doctoral  es  demostrar  que la “filosofía del imaginar”  bachelardiana  tiene  un valor  inestimable y aún por descubrir por las mismas  “estrategias propaidéuticas” que emplea.   Estamos plenamente seguros que afirmándonos en esta dimensión propaidéutica[9]  podremos extraer unas herramientas precisas  y determinantes –en un sentido de estrategia más que de método- para  una  nueva  aptitud de observancia de los hábitos comunes tanto  de la  pedagogía como  de la propia cultura y fundar una enseñanza original  donde la imaginación es puesta en su lugar como facultad eminente del psiquismo, y  como un primer y pequeño paso  a una empresa mucho más  extensa y ambiciosa, la   formación del alma poética.  Proyecto este último  que anima  de forma obsesionante y latente  el empeño bachelardiano.

    Es muy interesante advertir constantemente como el “discurso filosófico-literario”   bachelardiano confeccionado por un sistema de teselas, rizomas, bucles, entramados zigzageantes, como una multi-textualidad que  genera en  lectores de diverso origen disciplinar sugestiones  que  fomentan  su inquietud, su curiosidad y su inventiva;  en cuanto  les  seduce a  proseguir  proyectos solamente esbozados, pues como dice el filósofo de Dijon “Llegamos así a una filosofía del proyecto que abre verdaderamente la imaginación” (L: 139);  en como la  reflexión  bachelardiana  “tantalizada”   por las imágenes literarias que admira ejerce con la  trascripción de sus progresivos acercamientos y afinamientos de lector detallista –la “lupa fenomenológica”-  una influencia  reformadora de nuestro estatus como lectores y llega a postular un lector creador. Como muy bien nos advierte el Dr. Puelles Romero en su tesis doctoral La Estética de Gaston Bachelard: una filosofía de la imaginación creadora de 1996, el cual puede ser un  buen estudio de referencia y de base a nuestra tesis:

    “En este sentido es menester destacar el profundo cuestionamiento que recibe el concepto tradicional del texto filosófico como portador del sentido. Bachelard en su práctica literario-filosófica, se aleja de la intención de imponer la univocidad del sentido. Asistimos ahora a la subversión del esquema canónico: el texto deja  de ser  depósito del sentido (que está dentro de él) para pasar a ser un dispositivo orientado hacia la suscitación de sentidos múltiples. Suscitaciones o sugerencias. El texto se vuelve pretexto para el lector, para el horizonte de sentidos específico de cada lector. Bachelard ha querido hacer un texto mínimo (que es un texto abierto, en el sentido que da U. Eco a este adjetivo en Obra abierta) erigido a través de un sinfín de vías inconclusas, proyectos irrealizados (¿irrealizables?), posibilidades diversas de acceso a lo poético, sugerencias que no pueden ser más que sugerencias. Pero es necesario entender que lo destacable de lo que se está diciendo no es que el lector sea liberado hacia su personal constitución del sentido (lo que mantendría en el postulado general de las hermenéuticas modernas), sino que es liberado desde el texto de Bachelard.  Es el texto mismo el que se dispone como un multitexto construido, confeccionado en base a la suscitación de sugerencias, orientado hacia la profusión del sentido. Frente a la convicción tradicional de un texto que porta un sentido de fondo (que sería el sentido verdadero, Bachelard nos propone un texto abierto a las posibilidades diversas de su recepción”. (PUELLES, 1996: 18, el subrayado es nuestro)


    En este sentido defendemos  la  dimensión propaidéutica (3) como una “ur-literatura”o  una “ur-poética”, ante  otras posturas  exegéticas  exigentes que puedan presuponer  con cierta ingenuidad la obra bachelardiana  como “esa otra posibilidad de hacer hermenéutica” (4) o afincarla al menos en una estética literaria concreta, funciones que  tomadas de una forma exacta, rigurosa y literal  desactivan a nuestro entender  las cualidades de la reflexión bachelardiana.

   No es en un “valor de uso o de utilidad”  crítica o hermenéutica donde parece que seamos  fieles a la intención latente de Gaston Bachelard ni tampoco se nos pide  profundizar en sus constantes ambigüedades y rechazos. Tampoco  estamos ante una  filosofía que se postula  sobre acciones descoordinadas y arbitrarias donde se nos enseña tan solo a admirar lo imaginado  haciendo del lector un coleccionista de  fragmentos-fetiches – una especie de anticuario de ensoñaciones escritas,  lo cual  sería tomar la obra bachelardina como una “literatura  palimpsesto” urdida con imágenes  que ejercen hechizos y ordenadas  por una especie de capricho del gusto y del prejuicio.

   Es  muy importante entender que las imágenes literarias no son nunca  entendidas por el filósofo francés  como objetos  precisos sino como medios  de  comprobación  de  una valoración inconsciente que nos induce  a proseguir un impulso  imaginante. La imágenes siempre serán distintas,  diversas, múltiples, metamorfoseantes, en la subjetividad de cada   lector y de cada escritor, pero nos muestran en cambio  algo común  y universal en como  brotan  siempre  siguiendo unas líneas o vectores de valoración onírica. La “filosofía del imaginar” bachelardiana  está posicionada  en  una dimensión ciertamente controvertida  y extremadamente delicada  en cuanto sus reflexiones toman un cariz metafísico  y meta -poético.

    Para  dilucidar  un   “método” (5) de la  obra bachelardiana  es necesario no extraviarnos  demasiado en el “juego”filosófico –un funambulismo entre los teoremas y los poemas. Hemos comprobado que  no podemos   obsesionarnos con trazar  un cerco semántico  estricto en  los posibles conceptos  metodológicos como si ahí tuviéramos la respuesta  a la pregunta -¿hay aquí un “método” de análisis de las imágenes? No podemos perdernos  en las apariencias doctrinales  manifiestas abundantemente en sus escritos ni ser seducidos por las abundantes metáforas epistemológicas  como para entender en ellas el cuerpo de una episteme. Tampoco considerar in stricto senso un método dialéctico  aplicable en  las “evasiones” a las que somete las distintas metodologías implicadas en el discurso. La coordinación  y convergencia de las distintas   disciplinas  de las que se sirve Gaston Bachelard  son siempre posturas transitorias y  cuestionadoras, apropiaciones muy personales,  jerarquizadas, resemantizadas, en cuanto nos  aproximan progresivamente al “innatismo” y el “ingenuismo” de la imagen. La  crítica de cada modelo metodológico sucesivo es paradójicamente una apertura o una  matización que  dilucida  su propio modo de obrar. Nos parece que sus ensayos de la imaginación cumplen todo aquello que Gaston Bachelard censura en el ideal discursivo en la Filosofía de las ciencias, por lo que deberemos tomar un “distanciamiento” sobre la textualidad y estudiarla con una cierta “ironía epistemológica”. Finalmente, en un esbozo muy simple el “método” bachelardiano es un proceso de “desmaduración” y  “desaprendizaje” desde el conocimiento a la ingenuidad reconquistada y este salto es lo que la aspiración del método fenomenológico quiere abrir.

    Pero quizá donde el vértigo a una posible metodología se manifieste más exacerbadamente es en considerar la fenomenología del imaginario como una fenomenología elemental, de base, que  se libera de  cualquier responsabilidad de sentido o  preestablecer una ley a priori: modo de operar que deja que  las imágenes heteróclitas,  aisladas y dispersas, extraídas del contexto de procedencia revelen por sí mismas una ley o constante del imaginario al agruparse. Finalmente  es evidente que no existe una estructura del método fenomenológico para la imaginación y las disciplinas coordinadas que puedan articular dichas estructuras de método son  solamente medios de crítica dialéctica hacia  esas mismas estructuras y sus categorías.



   Cuando se estudia en profundidad la “filosofía del imaginar” bachelardiana, como  la que nosotros hemos emprendido estos años, la enseñanza  que nos  inculca  su discurso filosófico-literario es claro y elocuente porque al seguir  el largo curso “elíptico” de su  meditación  filosófica nos damos cuenta que la orientación propaidéutica  ha sido ejercida antes sobre si mismo: hay que observarse a uno mismo al soñar y emprender  una “instrucción”personal  y vivida de la  ensoñación para sentir  su  poder de enlazamiento con  ese inmenso registro de ensoñaciones escritas que es la literatura.  Sólo al dar el salto hacia una preparación  instrospectora  de nuestra propia  subjetividad  volcada hacia las profundidades del ser –idea fundamental que explicaremos después-  nuestra meditación será valiosa para los otros.

   Es tomando así a Gaston Bachelard como nuestro “maestro del ensueño” donde los descubrimientos reemplacen las lecciones –al contrario que en la epistemología donde “los profesores reemplazan los descubrimientos por las lecciones” (FEC: 291), que ejerce primero  en él mismo su  peculiar “autoobservación psicológica” y su propia formación como fenomenólogo de la imagen, como  podremos  emprender  si cabe nuestra propia aventura, nuestra propia formación autónoma, individuante,  y emancipada, pues como asevera el filósofo francés “quien es instruido debe instruir” (FEC: 287), o “confesemos nuestras tonterías para que  nuestro hermano reconozca las propias, y  reclamemos de él la confesión y el servicio recíprocos” (FEC: 285).

   Siguiendo  fielmente este  propósito, no tanto aplicativo de las categorías enunciadas  por Gaston Bachelard como acción meditativa externa y distanciada de sus “objetos”, sino interna  en un  aprendizaje  de “autopsicoanálisis”, en palabras del filósofo de Dijon como un  poético-análisis[10]  que podremos continuar, si cabe, nuestra propia empresa meditativa.  De esta manera nos lo explica Gaston Bachelard póstumamente en  Fragments d´une poétique du  feu  1988:

          “Una filosofía del lenguaje debería, pues, unir las enseñanzas del psicoanálisis y de la fenomenología. Sería entonces menester añadir el psicoanálisis un poético-análisis donde se pondrían en orden todas las aventuras del lenguaje, donde se daría libre curso a todos los medios, a todos los talentos de expresión. Para desentrañar en todas sus sutilezas un poético-análisis de un hombre que se expresa, no hay que contar con los psicoanalistas. Son escasos los psicoanalistas que leen a los poetas, que señalan cada día de su vida por el amor por el poema. El poetico-análisis, debería ser pues una profundización muy íntima de la alegría de imaginar. Cada uno comenzará entonces, por medio de un poético-análisis, su propio psicoanálisis. Un autopsicoanálisis es fácil cuando se es viejo. Para un poético-análisis bueno y fervoroso sería necesario ser joven. Así el largo relato de mis tormentos de método, cuya historia he querido narrar, no conduce a una tranquilidad homogénea. Cuanto más trabajo, más me diversifico. Para encontrar una unidad de ser, sería necesario tener todas las edades a la vez.” (FPF: 62, el subrayado es nuestro)


    La propia naturaleza “elíptica” del relato filosófico  no pudiéndose ser clausurado como un orden cerrado de pensamiento, en cuanto el filósofo francés  siente  que debe ser  sometido a una reescritura permanente, -como cuando Gaston Bachelard parafraseando a Goethe “quienquiera que persevere en su investigación se verá obligado tarde o temprano a cambiar de método” (CR: 39), incita  en  nosotros  una labor de continuación en un horizonte experiencial y de inquietud  que no declina  sino que  se ensancha al  hacernos participar junto  con él  en estos mismos  “tormentos de método”. Controversia metodológica que se nos revela,  siguiendo  paso a paso  en cada uno de sus ensayos su “conversión” y “deformación”, como  el  “eje de una  verdadera acción instructora y rectificadora” y que,  como toda contradicción que se experimenta, en las mismas palabras de Gaston Bachelard […] “es verdaderamente una necesidad más que una condescendencia. Porque, el efecto, la contradicción es el camino más fácil para llegar a la originalidad, y la originalidad es una de las pretensiones del inconsciente”. (PF: 136).

    Y  si finalmente  no es factible extraer un “método”, si la controversia no puede resolverse porque es inmanente a la propia “filosofía del imaginar”,   tendrá entonces que formularse  como  un relato de sucesivos fracasos y forcex , y segundo como un conjunto de estrategias divergentes de carácter  heurístico[11]  donde  no se trata de enseñar o demostrar – pues se huye de todo didactismo expreso, más bien se postula como ejemplar crítica a una pedagogía rezagada-  sino de hacer descubrir, de permitir que el descubrimiento sea posible, de crear una estrategia del asombro; como dice Gaston Bachelard “para enseñar a los alumnos a inventar, es bueno darles la sensación de que ellos hubieran podido descubrir”.  (FEC, 291).

   Siguiendo las dinámicas de la imaginación, la imagen poética es para el filósofo de Dijon  menos un objeto (6) fijado que un devenir, con sus propias palabras “un producto fugaz de la conciencia” por lo cual la estrategia heurística tratará más que de sostener una verdad,  captar  unas esencias mentales, de ahí la aceptación  final de una psicología fenomenológica. Diferenciamos así  la esencia y la verdad como dos campos de búsqueda filosófica diferentes, pues como dice Gaston Bachelard “Una intuición no se demuestra, sino que se experimenta. Y se experimenta multiplicando o incluso modificando las condiciones de su uso”. (II: 9-10) La esencia es lo que se experimenta y se intuye, la verdad  es más bien aquello que se razona y se discute.

   Por más ingerente que pueda parecer  al análisis claro  la heurística   aún  no pudiendo  poseer un fundamento epistémico de base, - aunque no puede aspirar a ser  un posible  método, creemos que  si puede emprender un  conjunto de estrategias,  que como hemos defendido anteriormente, poseen  sin embargo  herramientas muy  precisas y manera propias de actuar. Un “método” que  puede llegar a ser  un cuerpo de ideas o un dispositivo –textual en  el caso de  Gaston Bachelard-  sumamente sofisticado, perspicaz  y aguzado  para captar  esa otra “verdad inconsciente de la imaginación” y observar -“la autenticidad onírica de las imágenes”-, y por último,  aspirar a que una fenomenología de la imaginación  se dote de su propio  ideal discursivo y  empírico  útil a  la enseñanza de la  imaginación  creadora, como en palabras de Gaston Bachelard sea “una pedagogía elemental de las doctrinas fenomenológicas”. (PES: 110).

    Se podrá objetar entonces a la fenomenología  del imaginario[12] bachelardiana, y no sin razón,   de una sobrecarga de reflexión  filosófica,   cuando   quizá desde una postura mucho más sencilla  y práctica para la enseñanza sería más factible postular  una “teoría  del juego”  donde los acertijos, las adivinanzas, las fábulas, las sugerencias, los pensamientos aporéticos, las antinomias curiosas, las tautologías, los oxímorones,  las  anécdotas, las vivencias y las reminiscencias, las invenciones, etc. sirvieran  como medios subyacentes de  un discurso orientado al estímulo y la excitación  de la acción inventiva. De alguna manera la multitextualidad  de los ensayos bachelardianos sobre la imaginación recogen estas formas de suscitación.  Desde una postura más humilde pero no exenta de gran valor  pedagógico La gramática de la fantasía[13] de Gianni Rodari, obra dirigida  principalmente a los pedagogos,  puede ser  una demostración  de la conveniencia  de utilizar  herramientas y estrategias de  carácter heurístico en la pedagogía infantil  expresado en un lenguaje accesible, ameno  y que no nos exige tanto esfuerzo de  comprensión.


   Ahora bien, la genuinidad y valor  de la enseñanza  que la “filosofía del imaginar” de Gaston Bachelard nos propone se encuentra en el debate muy fecundo al cual somete  las ciencias psicológicas de su tiempo y de las cuales era un hondo conocedor. El mismo Gaston Bachelard se define a sí mismo en La poética de la ensoñación 1960 a medio camino entre un filósofo y un psicólogo[14] cuando se formula la siguiente pregunta, “¿Pero puede un filósofo convertirse en psicólogo?” (PES: 11).  Este diálogo profundo con las ciencias psicológicas es tan rico y tan original que  se distancia  singularmente, a nuestro entender,  a años luz de gran parte de las “psicologías de la creatividad[15]” sean procedentes de la teoría de la Gestlat, del conductivismo, o de la corriente histórico-cultural[16]  y  que aún tienen una enorme influencia en nuestra actualidad.

   Su “poeticoanálisis”  le lleva a un posicionamiento que  reformula los conceptos troncales y clásicos del psicoanálisis (como son complejo, pulsión, abreación, sublimación, regresión, etc.) reorientándolos como factores positivos y benefactores,  rechazando  y enmudeciendo su base freudiana, y estableciendo  una coordinación[17]  posible de los dos métodos. El pensamiento  bachelardiano se entronca  con la obra de C. G. Jung en   una  valoración  creadora  y positiva del inconsciente. Se trata de examinar las imágenes  y no de examinar  hombres. De este modo este  debate tan intenso   se halla  en como recoge la influencia  de “La psicología de las profundidades la teoría  del inconsciente colectivo y  los instrumentos de la imaginación activa”de Carl G. Jung[18], la psiquiatría fenomenológica[19],  algunas corrientes de la hermenéutica psicocrítica[20],  y  se hace eco también en una análisis  desprejuiciado de determinadas posturas psicoterapéuticas marginales y  heterodoxas[21] del canon oficial,  y como finalmente se sirve de todas ellas con un  “extremado refinamiento” para hacer, en sus mismas palabras, una “estética de psicología”. (PES: 126).


     Su innovación fundamental  en el campo de la psicología, y por ende, de la estética literaria,  lo cual nos compromete aquí,  es habernos ofrecido una distinción psíquica muy definida  de la ensoñación, -hay que decir que hasta entonces muy desatendida por  el psicoanálisis que siempre establece un más que remarcado dualismo entre la actividad de lo consciente y lo inconsciente-,   como “una poética de la psiquis en la cual se armonizan todas las fuerzas psíquicas”. (PES: 33), por la cual sentimos “un crecimiento del poder psíquico”. (PE: 315)

    Es inevitable comprender muy bien esta necesidad bachelardiana, hay que aseverar que es una constante en todos sus ensayos, por definir  la ensoñación  y  recorrer el significado de sus muchos atributos (7), como una franja intermedia del psiquismo donde se emplaza la voluntad expansiva y liberadora de un psiquismo creador. Parece que la ensoñación en su activismo  fuese una sinonimia de la imaginación, hasta tal punto que en la obra bachelardiana  la acción de imaginar no puede dejar de ser la acción de ensoñar.


La ensoñación finalmente  queda definida por Gaston Bachelard por ser:

·          Actuante, creadora: “queremos estudiar, no la ensoñación que adormece, sino la ensoñación actuante, la ensoñación que prepara obras”. (PES: 274), “En sus productos, y en su productor, la ensoñación bien puede recibir el sentido etimológico del término poético” (PES: 229)

·        Literaria:  “La ensoñación  poética escrita, guiada hasta producir una página literaria, va a ser para nosotros, por el contrario, una ensoñación transmisible, una ensoñación inspiradora, es decir, una inspiración a la medida de nuestros  talentos de lectores”  (PES: 18-19).

·        Hablada: “Tomaremos este teorema poético de un maestro en ensoñaciones poéticas: -todo el ser del mundo, si sueña, sueña que habla”. (PES: 281)


   De tal modo, una “filosofía del imaginar” establece su empirismo precisamente   como  un “proyecto de ingreso en el umbral de la ensoñación”, y  como tal, adviene  precedida por una “preparación  del reposo activo” en tres aspectos fundamentales que son:

·        La temporalidad
·        El  espacio
·        La  proyección interna de los sentidos  en “qualias” psicológicas.  

Y en estos tres aspectos fundamentales  funda  un  “análisis”  específico que respectivamente son:

·                    El ritmoanálisis o tesis del instante poético
·                    El topoanálisis y el espacio de la imagen poética
·                    La Tonalización o estudio de las correspondencias sensibles

   La Poética de la ensoñación  1969  es  a todas luces un libro cardinal de nuestro estudio  y puede  sintetizarse en tres  coordenadas esenciales de dilucidación como son:

·        imaginación , infancia y memoria de lo vivido,
·        imaginación y conciencia,
·        imaginación  y arquetipo.

     En cuanto  la ensoñación  es entendida como una conciencia vislumbradora,  y no como una  depresión hacia la somnolencia o un estado hipnótico, -“Y esta es para nosotros la diferencia radical entre sueño nocturno y ensoñación, una diferencia que proviene de la fenomenología: mientras que el soñador del sueño nocturno es una sombra que ha perdido su yo, el soñador de ensoñación, si es un poco filósofo, puede, en el centro de su yo soñador, formular un cogito. En otras palabras, la ensoñación es una actividad onírica en la que  subsiste un resplandor de conciencia. El soñador de ensoñación está presente en su ensoñación. Incluso cuando ésta da la impresión de una escapada fuera de lo real, fuera del tiempo y del lugar, el soñador de ensoñación sabe que es él quien se ausenta, en carne y hueso, quien se convierte en –espíritu-, un fantasma del pasado o del viaje”. (PES: 227, el subrayado es nuestro) -está dotada  de su propio cogito y su propia voluntad  de ser,  ahonda  paulatinamente en  lo que definimos un  “eje de regresión” hacia el “inconsciente de las profundidades”(8)- en una región ontológica del ser donde se encuentra “el origen del ser hablante” (PE: 15), el origen de toda expresión poética,   como dice Gaston Bachelard: “Esta última observación define el nivel de la ontología en la que trabajamos. En tesis general, pensamos que todo lo que es específicamente humano es logos. No alcanzamos a meditar en una región que existiría  antes que el lenguaje. Incluso si esta tesis parece rechazar  una profundidad ontológica, nos debe ser concedida, por lo menos, como hipótesis de trabajo bien adecuada al tipo de investigaciones que perseguimos sobre la imagen poética”: (PE: 15, el subrayado es nuestro).   



       Es necesario resaltar que en la obra de Gaston Bachelard, alma y espíritu,  representan una dualidad del ser muy bien diferenciada.  La mejor prueba son los vínculos y convergencias  que creemos existentes entre la epistemología científica  y los ensayos versados sobre la  imaginación poética. Ambas  son la actividad incesantemente conquistadora  de un dinamismo  creciente en dos sentidos inversos y siguiendo un pulso bifronte. Espíritu objetivo y alma poética son dos ámbitos del ser que convergen en la totalidad de la obra bachelardiana y en su meditación sobre el imaginario. Antes bien, como esclarece  en  La Poética del Espacio  (1957) , una fenomenología del imaginario es una fenomenología del alma:“Para  especificar bien lo que puede ser una fenomenología de la imagen, para aclarar que la imagen es antes que el pensamiento, habría que decir que la poesía es, más que una fenomenología del espíritu, una fenomenología del alma”. (PE  11 el subrayado es nuestro) Dos categorías, alma y espíritu, que se encuentran muy bien diferenciadas como nos advierte el propio Gaston Bachelard  en la lengua filosófica germánica:

     “La filosofía en lengua francesa contemporánea, y a fortiori la psicología, no se sirven apenas de la dualidad de las palabras alma y espíritu. Son por este hecho, una y otra, un poco sordas respecto a los temas tan numerosos en la filosofía alemana, en la que la distinción entre el espíritu y el alma (der Geist y die Seele) es tan clara. Pero puesto que una filosofía de la poesía debe recibir todos los poderes del vocabulario, no debe simplificar nada ni endurecer nada. Para dicha filosofía, espíritu  alma no son sinónimos. Tomándolos en sinonimia, se nos impide traducir  textos preciosos, se deforman los documentos entregados por la arqueología de las imágenes”. (PE: 11,  el subrayado es nuestro)

     No se puede emprender  un estudio fenomenológico sin tomar en consideración estas dos categorías, y como tal, debemos hacerlas nuestras en el presente estudio.  Vamos a ver como en los estudios poéticos esta dualidad no se puede reducir en una simple oposición dualista, pues  convergen también  en la propia poética de la ensoñación: la razón objetiva sueña y desvaría, y el alma poética elabora ensoñaciones del espíritu. Y como tal,  uno u otro libro dedicado a la imaginación  poética estarían bajo este  doble signo de la psique. En ambas categorías  descansan los dos grandes conjuntos  que son las ensoñaciones del reposo y la distensión  y las ensoñaciones de la voluntad, “La conciencia asociada al alma es más reposada, menos intencionada que la conciencia asociada a los fenómenos del espíritu” (PE: 12) Ambas dimensiones del ser son también definidas como lo maternal y lo paternal, lo femenino y lo masculino, aunque sin duda  la denominación más apropiada  -evita el filósofo de Dijon  no connotar esta dualidad como una ambivalencia de los géneros- son las categorías establecidas en la psicología de las profundidades de C. G. Jung como “animus” y  “anima”.

     Haciéndonos eco de de esta doble dimensión del psiquismo en “animus” y “anima”  se nos  impone  utilizarlas  como  dos impulsos fundamentales del propio “método fenomenológico. Al  “animus”   le corresponderían  los proyectos, las meditaciones y los pensamientos.  Y al “anima”  le corresponde la intuición  y la sensibilidad hacia la imagen, de tal modo nos dice el filósofo francés, “Le corresponde al espíritu la tarea de crear sistemas, de organizar experiencias diversas para intentar comprender el universo. Al espíritu le conviene la paciencia de instruirse a lo largo de todo en paseo del saber. ¡El pasado  del alma está tan lejos! El alma no vive siguiendo la corriente del tiempo y encuentra su reposo en los universos que la ensoñación imagina”.  (PES: 30)

   La misma construcción  literaria es una coordinación  de dos impulsos:

“En los poemas se manifiestan fuerzas que no pasan por los circuitos de un saber. Las dialécticas de la inspiración y el talento se iluminan si se consideran sus dos polos: el alma y el espíritu. A nuestro juicio, alma y espíritu son indispensables para estudiar los fenómenos de la imagen poética en sus diversos matices, para seguir sobre todo la evolución de las imágenes poéticas desde el ensueño hasta la ejecución. En particular, estudiaremos en esta obra el ensueño poético como fenomenología del alma” . [...] Para hacer un poema completo, bien estructurado, será preciso que el espíritu  lo prefigure en proyecto. Pero para una simple  imagen poética, no hay proyecto, no hace falta más que un  movimiento del alma. En una imagen poética el alma dice su presencia”: (PE: 17-18,  el subrayado es nuestro)

   Esto nos lleva  a  postular como  el propio método fenomenológico  no solo procede  en la dimensión psíquica del “anima”, sino que  también   nos exige un “proyecto del animus”. Estableceremos así  dos ejes de acción como:

  • En el de “anima”,  en la “inmersión experimental” por la  lectura  ensoñación o  (le lecture revêrie)
  • En el de  “animus”, en la “emersión  que medita”  y  que se transcribe en  la escritura fenomenológica. o (Le ecriture rêve- éveille)

   De este modo, como nos dice el filósofo francés nos “Proponemos volver a colocar las imágenes en la doble perspectiva de los sueños y los pensamientos”. (TER: 149) La fenomenología del imaginario  es entonces  un proyecto del “anima” y del “animus” y como tal está definido por las siguientes acciones aquí descritas de forma más determinante:

  • La lectura  ensoñación (le lecture revêrie)
  • La   trascripción de la imagen literaria o lectoescritura (Le ecriture lecture revêrie)
  • La escritura fenomenológica( Le ecriture rêve- éveille)
  • El libro de fenomenologías ( Le ecriture rêve- éveille dirigé)

La lectura  ensoñación (le lecture revêrie)

     La inmersión  experimental y empírica en la ensoñación literaria  es para Gaston Bachelard  la simple y humilde lectura. La lectura es el ámbito de acción de la propedéutica  bachelardiana: le lecture revêrie/ la lectura ensoñación y la  lectura  que tiene que   transcribir para leer mejor,  le lecture.ecriture revêrie.  Una posición de lectura ingenua  no será inmediata  sino  que  esta atravesada en su mismo acto de leer de una dualidad de ser del lector en su “animus”  y en su “anima”. La apertura y la adhesión  a  la imagen literaria, su recibimiento,  solo es posible  considerando el lenguaje mismo  en su desdoblamiento pues las palabras mismas han sido creadas  dobles,  poseen una doble vida en la dimensión semántica y en la dimensión de los sueños.

     El ánimo de  Gaston Bachelard  en su ensayística  sobre  la imaginación  es  trascender  la lectura  como acto de discernimiento y como ésta nos hace cómplices  entusiastas del acto creador en un salto  entre el lector severo  y  la lectura como acto de recreación y participación. El lector que lee un poema es un lector menos racional y más apasionado, inscribe su voluntad en la apertura de un mundo nuevo e intersubjetivo que el poeta le ha donado.

    En esencia, la fenomenología del imaginario es  para Gaston Bachelard, y  previo a todo,  una fenomenología de la lectura, fundamentalmente  de la poesía, y  propone  una lectura interiorizada del poema en una profundidad tan sumergida, en una adhesión tan innata a la fuente de la imagen, que llega hacernos copartícipes entusiastas en la creación misma de la propia imagen.  La imagen  poética es  recreada y crece  en nuestra imaginación como si nosotros estuviéramos creándola de nuevo y  estuviésemos prolongándola como un eco en nuestra alma.  El lector se convierte en el fantasma del escritor. El escritor  escribe para desdoblarse en un lector.

    El rasgo fundamental de esta lectura en vertical  es que el lector se detiene focalizándose en  lo concreto de cada  imagen poética o –la imagen en sí- , dejando en suspenso  una  lectura sintáctica o semántica.  La suspensión  del decurso semántico  ocurre  al volver una y otra vez sobre la imagen  pues crece la ilusión en nosotros de querer  poseerla. Hay que estar en el presente absoluto de la imagen.  Hay que acechar el instante en que fulgura la imagen,  suspendiendo todo acto de razón  o juicio que pueda  interponer se entre esa imagen  poética y nuestro ser que la recibe. La imagen poética entonces despierta en nosotros una aureola que “irradia las ondas de la imaginación” (PE: 67) haciendo entrar nuestras propias imágenes. Siguiendo este  impulso  recibido por  la imagen  nos  dirigiremos  hacia una iniciativa creadora.  El lector  entonces prosigue  la flecha   creciente  del exceso, de lo superlativo, exagerando más si cabe la exageración, acrecentando el valor sugerido.  Toda lectura  al  ser imaginada ejercita su paroxismo:
     “Así, siguiendo un método que nos parece decisivo para la fenomenología de las imágenes, método que consiste en designar la imagen como un exceso de la imaginación […] Hemos seguido  a  la imaginación en su tarea de crecimiento, hasta un más allá de la realidad. Para superar bien, primero hay que ensanchar. Hemos visto con qué libertad de imaginación trabajan el espacio, el tiempo, las fuerzas”. (PE: 147, el subrayado es nuestro)
    Esta introducción es,  en un rápido  trazo, la principal tesis del método lector,- ¡drama de método!- que nos propone  una  fenomenología del imaginario. En sus mismas palabras nos propone una“utopía de la  lectura” (PES: 143). Pero deberemos recalar  en este punto  clave de la fenomenología  en  una mayor reflexión. Es fácil  para nosotros suponer que sentimos el poema, que seríamos   capaces de poseer aquello que admiramos, tanto, qué podríamos  sentir que  lo hemos  creado. Afirmación que sería ingenuo sostener ante un lector medianamente severo o aficionado a la lectura. Veremos como es precisamente la ingenuidad la principal virtud de la fenomenología. Ingenuidad reconquistada. Esta intimidad  sentida  gracias a   una imagen  poética singular , familiar y a la vez  emisora de reflejos o destellos provenientes  de un fondo  remoto primitivo,  nos hace  percibir esta  imagen  con un  aura a la vez  de honda regresión –ontológica- y de  novedad inaudita.   Hacer fenomenología con la imagen literaria supone educar una sensibilidad lingüística enormemente detallista después de haber realizado continuas aproximaciones, de las que luego tendremos que desprendernos o dejar en suspenso. La  atención  lectora  de una imagen poética, tal como incide una fenomenología, es  comparable a una  lectura en espiral, donde el  centro de la imagen  irradia y  a la vez se expande hacia  otras constelaciones de imágenes. Se expande haciendo entrar nuestras  propias  imágenes.  Postulamos entonces que la lectura fenomenológica de un poema  es una lectura creativa, destinada a la creación y no necesariamente  a la interpretación crítica.

    Este proceder  lector nos acercará  al universo de la lectura infantil. El  sabio y viejo lector guarda en  su alma el primer lector que fue el niño. Retroceder  en   el  tiempo  en que la lectura  fue secreto y juego. Será quizás recurrente que en ocasiones nos detengamos  en esa feliz circunstancia  entre el niño, el libro, y el espacio en el que se recoge. Siempre la infancia  parece ser ese  talismán oculto al cual parece abocarnos  una fenomenología del imaginario y del cual hablaremos después entendiendo  toda fenomenología de la lectura como  una recuperación de la infancia. El origen de las imágenes poéticas se  encuentra siempre en la infancia de la humanidad y en la infancia del ser.


  Una sensibilidad lectora en su grado de cima, del mismo modo que sucede en la sensibilidad del escritor,  del mismo modo que el acto de leer puede  ser una creación tan honda como el acto de escribir, se puede alcanzar  una audición interior, una audición proyectante, una audición mental,  ajena a cualquier sonido exterior o declamación, como si fuera “nacida en el silencio y la soledad del ser, desprendida del oído y de la visión, la poesía nos parece, pues, el primer  fenómeno de la voluntad estética humana”. (AS: 301);  “Queremos examinar […] si la imaginación no nos llama por debajo del umbral, si el poeta ultra atento a la palabra interior no escucha, en un más allá de lo sensible, haciendo hablar los colores y las formas” (PE: 211)

  En este punto Gaston Bachelard postula el acto de trascripción cuando asevera:

    “La audición  no permite soñar las imágenes con profundidad. Yo he pensado siempre que un modesto lector saborea mejor los poemas copiándolos que recitándolos. Pluma en mano se tiene alguna oportunidad de borrar el injusto privilegio de las sonoridades, se aprende a vivir las más vasta de las integraciones, la del sueño y la del significado, dejando al sueño tiempo de hallar su signo, de formar lentamente su significación” .(AS: 306, el subrayado es nuestro)

Este acto de  trascripción lo estudiaremos en tres sentidos:

  • En el de posesión de la imagen
  • En el de desdoblamiento del lector en escritor
  • En el de lentitud
  • Como fenómeno de la “aclamación muda”
La escritura fenomenológica (Le ecriture rêve- éveille)
     Es así como la fenomenología  aplicada no embarca solo el acto de leer, el acto de rescribir lo leído, el acto de recolección de las imágenes admiradas siguiendo una progresivo ahondamiento y adhesión a la imagen literaria. Le lecture.ecriture revêrie en Gaston Bachelard  tiene un destino de escritura como acto de  regreso al  pensamiento  y a la dilucidación, pues de no hacerlo abandonaríamos el “provecho” fenomenológico de nuestros descubrimientos. La fenomenología del imaginario es una “inmersión”  en la imagen y también una  “emersión” hacia la lucidez y este viaje de ida y de regreso es lo que una escritura debe transcribir pues  “animus” y “anima” se refuerzan mutuamente: el “animus” se deja atraer por su anima,  y el anima necesita que su “animus” la guié en su  regreso. Como nos dice Gaston Bachelard:

“Hay un recurso, sin embargo, en plena madurez para recuperar esas posibilidades perdidas. Ese  recurso es la literatura. Sólo hace falta escribir la obra pintada y la estatua. Si queremos ser sinceros […] recuperamos todos los fundamentos de la juventud, los revivimos con sus alegrías rápidas, esquemáticas y seguras”. (TRV: 95)

   La  primera escritura fenomenológica  es un  juego de enlazar imágenes aisladas. Es en esta disposición en que las imágenes  están aisladas, multiplicando los ejemplos, abriéndose a la disparidad,  que puedan  descubrirnos   sus constantes, sus relaciones internas, sus sincronismos. Aún el  “animus” no ha proyectado el libro, el capítulo, la obra de su ensoñación. Al ser liberados de las obligaciones de un discurso, y sin una pretensión inicial  de objetividad  “hay que dejar que las imágenes nos hablen”    en  la espontaneidad  y  en la sorpresa de sus enlazamientos. Es en este punto  en que el lector  asume   con su escritura una posición heurística  al embarcarse en el arte de la composición  que deja que las imágenes se reúnan por un  sincretismo psíquico natural”. (L: 129)

“Pero, cuando se está escribiendo un libro  sobre la ensoñación, ¿no habrá llegado el omento de dejar correr la pluma, de dejar hablar a la ensoñación y mejor aún, de soñar la ensoñación en el mismo momento en que uno cree estarla transcribiendo?  (PES: 35)


   Finalmente, los ensayos de Gaston Bachelard  pueden ser leídos  como  ensoñaciones dirigidas, ensoñaciones  acompañadas. Es importante comprender  la influencia   de Robert Desoille y su teoría del ensueño dirigido[22] en una Le ecriture rêve- éveille dirigé.

   “Vemos adónde han conducido las primeras experiencias. A lo largo de la vida, hacíamos un libro para conservar el hábito de escribrir, creíamos que, fuera del libro, el pensamiento permanecía libre, que teníamos otro destino que el de escribir. Pero llega un momento en el que debemos reconocer que al hacer un libro seguíamos nuestro destino y que poco a poco no tenemos otro destino que el de nuestros libros” (FPF: 54)












(1) La crítica a la imagen  icónica o visual  es constante en los ensayos de G.  Bachelard,  quien casi siempre nos muestra un  desinterés por las disciplinas artísticas asociadas a la imagen  visual  e icónica, como  por ejemplo, el cine y la fotografía.  Solamente la pintura, especialmente la síntesis del claroscuro en el grabado  merecerá algún estudio paricular  o epígrafe cuando en  la representación  pictórica se siente que, “los colores se hacen palabras. Quien ama la pintura sabe muy bien que la pintura es fuente de palabras, fuente de poemas” (DS: 17-18).
Gilbert  Durand en su ensayo El imaginario explica esta dialéctica entre la imagen icónica y la imagen literaria en la obra de Gaston Bachelard,  DURAND, Op. cit.  2000  p. 136:“En primer lugar, lo que denunciaba ya Bachelard, al preferir la-“imagen literaria- a cualquier imagen icónica, incluso animada como la película, que dicta demasiado su sentido al espectador pasivo, porque la imagen -en conserva- anestesia poco a poco la creatividad individual de la imaginación”. También Gilbert Durand sigue el pulso de esta crítica a las imágenes visuales que conllevan  Ibidem, Op. cit.  2000  p. 36:“un consumo pasivo”, hacen de la vista un “ojo muerto”, una“anestesia de la creatividad imaginaria”.Véase  Cap. Paradoja de lo imaginario en Occidente (46- 49) y  Conclusión  (135-138) de este mismo libro.
Esta  depreciación del sentido visual como sentido  imaginal es habitual en los ensayos bachelardianos. La vista está cansada, pervertida y representa a una tradición decadente,  donde es preciso Defenderse contra la aportación de las imágenes visuales y acercarse lo más posible a la experiencia esencial”(AS: 39). 
En G. BACHELARD la factura visual de una imagen literaria es una sospecha de una imagen  superficial, una imagen no imaginada o que no permite imaginar. En  Lautréamont: “Todas esas imágenes deben parecer ficticias y repulsivas a un lector sometido a las poéticas visuales, a las poéticas panorámicas, a las poéticas estáticas. Sin embargo, tendrían un valor completamente diferente para el lector que se sorprendiera de las imágenes de  motricidad “(L: 40). En  El agua y los sueños: “Comencemos entonces por la menos sensual de las sensaciones, por la visión, y veamos como se sensualiza” (AGS: 39). En El aire y los sueños: “El  simbolismo reclama, pues, fuerzas de enlace más poderosas que los enlaces de las imágenes visuales [...] Sin duda los movimientos reales captados por la vista contaminan la imagen dinámica.” (AS: 119); “La palabra, si se gasta evocando imágenes visuales, pierde una parte de su poder” (AS: 124), “hay que  revisar todos los deseos de abandonar lo que se ve y lo que se dice a favor de lo que se imagina” (AS: 12)
Para adentrarnos en la imagen hay que cerrar los ojos, dar cese a la visión  como sucede al hablarnos de  las conchas y los nidos en La poética del espacio, “El soñador ha entrado en el dominio donde se forman las convicciones que nacen más allá de lo que se ve y de lo que se toca. Si los nidos y las conchas no fueran valores, no sintetizarían tan fácilmente, tan imprudentemenete, su imagen. Con los ojos cerrados, sin tener en cuenta las formas y los colores, el soñador queda prendido por las convicciones del refugio” (PE: 155); Al hablar de la semilla caliente  en una imagen de Cyrano de Begerac, “ese calor condensado, ese cálido bienestar, amado de los hombres, hace pasar la imagen, de la categoría de la imagen que se ve, a la categoría de la imagen que se vive” (PE: 187). En  Ibidem,: “La vista dice demasiadas cosas a la vez. El ser no se ve. Tal vez se escuche. El ser no se dibuja” (PE: 253). En “La Tierra y las ensoñaciones del reposo al hablarnos de la gruta: “Para estar bien a solas, es necesario que no haya demasiada luz. Una actividad subterránea se beneficia de un maná imaginario. Hay que conservar algo de sombra para tener la fuerza de hacer nuestra obra”. (TER: 216), El ojo es tan analítico que obliga al soñador a limitarse”. (TER: 334)

Siguiendo su escala y principios de valoración de  las imágenes distingue  la imagen  formal o externa de la imagen inbterna según participan de  la profundidad sustancial  y el dinamismo de los elementos. Para que la imaginación se desarrolle la imaginación formal debe participar de la vida de las materias.  Una imaginación  puramente formal  supone   una imagen poética de escaso valor poético. La imagen formal será más literal cuando menos enraizada  esté  a un  elemento fundamental: agua, tierra, fuego, aire.  La materia se revela como  “sustrato latente de la figuración” y como “inconsciente de la forma”. En este sentido Bachelard nos habla de  experimentar  las imágenes mentales a través de sentidos menos avasallados como el tacto, el olfato, o el oído.

En El agua y los sueños  encontramos muchas definiciones sobre qué es  la imagen formal, apuntamos aquí un compendio se ellas: es descriptiva, “cobran vuelo ante la novedad” (AGS: 7),  “se recrean en lo pintoresco” (AGS:  7), son una “seducción primera” (AGS: 8) encarnan “pensamientos claros” (AGS: 11), expresan “valores sensibles en vez de valores sensuales” (AGS: 38),  son ”fugitivas y fáciles” (AGS: 22), donde “lo pintoresco disemina la fuerza de los sueños” (AGS: 33), “no soñamos profundamente con objetos” (AGS: 41), “las formas ya son hábitos” (AGS: 195),  “toda nuestra educación literaria se limita a cultivar  la imaginación formal, la imaginación clara” (p. 197),  pintoresquismo multicolor” (AGS: 247).  En El aire y los sueños también encontramos bien definida esta imaginación  formal,  “imágenes primeras” (AS: 9), “hábito de los colores y las formas”  (AS:  9),  “una imagen que abandona su principio imaginario y se fija en una forma definitiva adquiere poco a poco los caracteres de la percepción presente” (AS: 10),  “una imagen estable y acabada corta las alas de la imaginación” (AS: 10),  “imágenes claramente tradicionales” (AS: 11),  “precisad un poco demasiado una imagen poética; suscitaréis la risa”  (AS: 87).



(2) Veamos  aquí un censo de la diversidad de designaciones que el propio G. BACHELARD hace  en sus ensayos sobre la imaginación  literaria de una hipotética  disciplina Se da el caso que cuanto mayor es el espectro de las   denominaciones más  vago es el encuadre  doctrinal de una filosofía de la imaginación creadora. Esto queda manifestado  por este censo de denominaciones, lo cual nos evidencia  el sesgo transdisciplinar, heterodoxo, y a veces muy personal  de las distintas ciencias que se coordinan en una filosofía de la imaginación: como Poética: Una “metapoética” (L: 50); “una poética de le ensoñación poética” (PES: 33); “poética de la vida” (FPF: 54). Como Filosofía:; “una filosofía de la poesía” (PE: 7);  “una filosofía elemental de la imaginación cosmológica” (FPF: 34); “filosofía de la imagen literaria” (TEV: 15); “una fisiología de la imaginación” (AS: 17); “metafísica de la imaginación” (PE: 9); una “filosofía completa de la imaginación literaria” (FPF: 36);  “una filosofía completa del lenguaje” (FPF: 62); una “ontología poética” (FPF: 45); “una filosofía del Reino poético” (FPF: 46).  Como Psicología: una “hipótesis de una poética psicológicamente activa” (FPF: 42), “una poética de la psiquis en la cual se armonizan todas las fuerzas  psíquicas” (PES: 33); “poética psicológica” (PES: 33);  “una psicología de la imaginación creadora” (PES: 39); “una psicología de las emociones estéticas” (AGS: 12); “una filosofía de la psicología de lo femenino profundo” (AGS: 105 “una psicología de la ensoñación literaria” (AGS: 37); “Psicofísica y psicoquímica de los sueños” (AGS: 12); “una psicología proyectante –de la imaginación” (AGS: 221); “una contribución a la psicología de la creación literaria” (AGS: 242); “Una psicología directa de las imágenes escritas” (FPF: 37); “psicología de lo imaginante” (TER: 21); “ensayos de psicosíntesis imaginarias” (TER: 334) “valores de una poética del psiquismo” (FPF: 141),  “Estética psíquica” (FPF: 128);  “doctrina del inconsciente constituido” (TER: 232); “mundo de valores psicológicos” (PES: 274); “valores del  inconsciente absoluto” (TER: 16); “tendencias psicológicas” (FP: 151). Como doctrina: “una doctrina de la imaginación creadora” (L: 131); “una doctrina de la imaginación literaria” (FPF: 42); “una doctrina de la espontaneidad” (PFP: 35);  una “doctrina de la ensoñación” (TER: 61). Como plan historiográfico o enciclopédico: “una enciclopedia de las imágenes” (TEV: 21);  “una enciclopedia de las imágenes cosmológicas” (FPF: 34); una “nemotecnia de la imaginación” (PES: 170). Como simbólica: una “cosmología imaginaria” (PES: 302). Como Estética: “Estética del lenguaje” (FPF: 42, 58); “Estética de lo humano” (FPF: 120). Otras: “ciencia humana de la palabra poética” (PFP: 34);  “estudios positivos de la imaginación creadora” (PE: 111); una “física de la imaginación” (AGS: 205). Conceptos que  evidencian la búsqueda  incesante de una estructura u orden latente que cabe dilucidar y que pueden  conformar un esquema unitario del imaginario: señala la existencia de “una multiplicidad ordenada” (PF: 183); “unas tendencias de exaltación” (FP: 151); de  “un sistema de fidelidades poéticas” (AGS: 11); un sistema de “coordenadas metafóricas” (FP: 183) “leyes generales del imaginario” (AS: 106); “diagrama poético” (PF: 182);  “avenidas de los sueños” (TEV: 164); “un determinismo de la imaginación” (TEV: 237); “líneas de fuerza de la imaginación” (L: 130).Desde el campo inverso de la epistemología: “las tinieblas espirituales  poseen una  estructura” (FN: 11);.Abundan en los ensayos bachelardianos las metáforas epistemológicas: nos habla de “mosaicos” (PF: 182);  “herbario de imágenes” (FPF: 35);  imágenes recogidas en “cuatro graneros”  (FPF: 35); “raíces imaginarias” (TER: 109), “injerto” (AGS: 21). La imaginación aún en las decisiones caprichosas y en sus impulsos anárquicos componen  un todo ordenado donde “al hablar de las imágenes singulares y como se refuerzan mutuamente. El libre juego de la imaginación ya no es una anarquía” (FPF: 91); “la imaginación no es necesariamente una actividad vagabunda” (TEV: 22).Remarcar una determinada línea de  estudio o proyecto cuyo epígrafe o denominación  no deja de ser más que una suscitación de un  estudio parcial  del imaginario que queda suspendido en una incertumbre epistemológica más  evocadora  a la imaginación de proyectos que a una verdadera línea de estudio. Una filosofía del imaginario se comporta como una filosofía de proyectos: “una psicología de los labios”  (AGS: 167); “aprendizaje del arte psicológico de la dinamogenia” (PES: 311), “filosofía ontológica de la infancia” (PES: 39); “una Poética del instante, un gran capítulo de la Poética del Tiempo” (FPF: 77); una “dinamología de lo humano” (FPF: 118). La designación de un método analítico evocado pero del cual  finalmente  y siguiendo el rastro en toda la obra bachelardiana no podremos extraer las coordenadas de un textoanálisis preciso.

(3)  Tomando la definición de propedéutica: (del griego πρó (pró), que significa ‘antes’ y παιδευτικóς (paideutikós), ‘referido a la enseñanza’ (siendo paidós: ‘niño’) es el conjunto de saberes y disciplinas que hace falta conocer para preparar el estudio de una materia, ciencia o disciplina. Constituye una etapa previa a la metodología  y designa el conocimiento de los procedimientos y técnicas necesarios para investigar en un área científica, y en nuestro objeto, la imaginación literaria.

Las evidencias de una propedéutica  de la imaginación literaria  es sugerida a lo largo de la obra bachelardiana: en   L´ intuition de l´instant. 1932: “1º Acostumbrarse a no referir el tiempo propio al tiempo de los demás; romper los marcos fenoménicos de la duración.. 2º Acostumbrarse a no referir el tiempo propio al tiempo de las cosas; romper los marcos fenoménicos de la duración.. 3º Acostumbrarse –difícil ejercicio- a no referir el tiempo propio al tiempo de la vida: no saber si el corazón late, si la dicha surge; romper los marcos vitales de la duración.”. (II: 96)En   La psychanalyse du feu. 1938:« Pero un diagrama poético no es simplemente un dibujo: debe encontrar el medio de integrar  las dudas, las ambigüedades, que, por si solas, pueden librarnos del realismo y permitirnos soñar; y es aquí donde la tarea que columbramos alcanza toda su dificultad y todo su precio. […] En todo caso, y ante todo, es necesario quebrantar los impulsos de una expresión refleja, psicoanalizar  las imágenes familiares para acceder a las metáforas y, sobre todo, a las metáforas de las metáforas”. (PF: 182-183)En Lautreamont. 1939: “Hacer actuar sin actuar; dejar el tiempo atado por el tiempo libre, el tiempo de la ejecución por el tiempo de la decisión, el tiempo pesadamente continuado de las funciones por el tiempo espejeante de instantes de proyectos; reemplazar la filosofía de la acción, que muy a menudo es una filosofía de la agitación, por una  filosofía del reposo;  después por una filosofía de la conciencia del reposo, de la conciencia de la soledad, de la conciencia de la fuerza en reserva, tales son las tareas preeliminares para una pedagogía de la imaginación”. (L: 142, el subrayado es nuestro)En L´air et les songes. 1943:« Proponemos a los filósofos, para traducir la génesis del ser meditativo, la filiación siguiente:. Primero el ensueño-la admiración. La admiración es un ensueño instantáneo.
Después la contemplación –extraño poder del alma humana capaz de resucitar las ensoñaciones, de recomenzar sus sueños, de reconstituir, pese a los accidentes de la vida sensible, su vida imaginaria. La contemplación une aún más recuerdos que sensaciones. Es más historia que espectáculo. Cuando se cree  contemplar un espectáculo de prodigiosa riqueza, es que le enriquece con los más diversos recuerdos.. Y, en fin, la representación. Entonces interviene las tareas de la imaginación de las formas, con la reflexión de las formas conocidas, con la memoria, esta vez fiel y bien definida, de las formas acariciadas”. (AS: 209-210)“En tales encuentros una Poética de la ensoñación toma conciencia de sus tareas: provocar consolidaciones de los mundos imaginados, desarrollar la audacia de la ensoñación constructora, afirmarse en una buena conciencia de soñador, coordinar libertades, encontrar lo verdadero en todas las disciplinas del lenguaje, abrir todas las cárceles del ser para que lo hermoso tenga todos los devenires posibles. Tareas a menudo contradictorias entre lo que concentra el ser y lo que lo exalta”. (PES, 239)De este modo las intenciones de Gaston  Bachelard  son escribir una poética de la ensoñación poética, lo que podría expresar en un circunloquio algo enrevesado esta pregunta de una forma más clara: ¿Cómo vivir en el ensueño, nuestro ensueño,  aquellas ensoñaciones que han sido creadas  por otros y testimoniadas por el acto literario? Dejaremos que sea el propio G. B.  quien nos lo explique: “Querríamos, pues, introducir el poder de coordinación y de armonía desde el adjetivo hasta el sustantivo, estableciendo una poética de la ensoñación poética, subrayando así, al repetir la palabra, que el sustantivo acaba de ganar la tonalidad del ser. Una poética de la ensoñación poética. Grande, demasiado grande ambición puesto  que implicaría darle a todo lector de poemas una conciencia de poeta”. (PES: 33)


(·4)  La renuncia constante a las ciencias  hermenéuticas del texto literario y todas sus virtudes y cualidades concominantes, es constante y explícito en sus escritos la acusación hacia la hermenéutica por ser   retórica  aprendida frente a la experimentalidad y juventud de la la lengua poética“Por otra parte, no ha sido examinado el problema psicológico de la cultura literaria en su aspecto lingüístico. De hecho, la clase de retórica es, en el sentido matemático del término, un punto de retroceso en la evolución expresiva. Es allí donde el lenguaje debe reformarse, rectificarse, corregirse bajo la burla olímpica del maestro. Es allí donde se duplica verdaderamente con su etimología consciente. Por primera vez, la lengua materna es objeto de una extraña sospecha. Por primera vez, la lengua es vigilada […] Verdaderamente dichoso quién ha reflexionado sobre su lengua, en la soledad, escuchando los innumerables libros, sin aceptar el reflejo escolar del hombre corrector, del hombre elevado por los dos escalones de una cátedra”. (L: 59); por su sensatez frente a la insensatez y la locura de la poesía  “Como se ve, la crítica literaria no se imagina la complejidad de la locura. Y, curiosa  ignorancia, la crítica literaria no ha penetrado la significación de una noción indispensable para comprender la función psicológica esencial de la literatura, a saber, la noción de locura escrita”.  (L: 74-75); por ser reflexiva frente a lo intuitivo “Se puede admirar más o menos, pero siempre es necesario un impulso sincero, un pequeño impuso de admiración para recibir el provecho fenomenológico de una imagen poética. La menor reflexión crítica detiene este impulso, situando el impulso en posición secundaria, lo cual destruye la primitividad de la imaginación”. (PE: 8); por ser responsable frente a la imprudencia “La alegría frente a la imagen nueva que nos ofrece el poeta es muy simple. Pero por su misma simplicidad, puede ser pura, gozo directo del ser que  habla, liberada de repente de las responsabilidades de la significación” (FPF: 36); por ser censora, cerrada  inhibidora frente a la poesía que es un fenómeno de la libertad y la anarquía personal“Nunca la crítica intelectualista de la poesía nos llevará al foco en que se forman las imágenes poéticas”. (PES: 86), “La imagen aprendida en los libros, vigilada y criticada por los profesores, bloquea la imaginación”. (AS: 22), “Y el lenguaje lleva en sí la dialéctica de lo abierto y lo cerrado. Por el sentido, encierra, por la expresión poética se abre” (PE: 261). La fenomenología de la imagen poética pone su acervo  en  sustraer la experiencia lectora  de la lectura semántica, “Una poética debe esforzarse por establecer ese reino –poético-, por sustraerlo a las obligaciones de coherencia de las ideas, a las servidumbres de la significación” (FPF: 52); por ser objetiva, crítica  e intelectualista  “Soñando ingenuamente con las imágenes de los poetas, acepté todos los pequeños milagros de la imaginación. Cuando un valor poético está en juego, sería indelicado evocar otros valores, como sería también indelicado abordar su estudio con el más mínimo estudio crítico” (V: 57);“Abordando el problema por la vía psicológica, no tardaría uno en percibir –insostenible paradoja –que la primitividad en poesía es tardía. Sin duda eso proviene del hecho de que, en el reino del lenguaje más que en otra parte, los valores intelectuales, los valores objetivos, los valores enseñados se vuelven rápidamente opresivos”  (L: 49). Finalmente G. BACHELARD  denuncia acercarse a la poesía con una mentalidad escolar, académica, como muy bien psicoanaliza en una de sus primeras obras dedicadas a la imaginación Lautreamont  donde la figura del poeta Isodore Ducasse sirve para explicar el complejo de escarpelo o complejo de castración.


(5) Sobre un posible método fenomenológico  la postura de G. Bachelard  es ciertamente muy  ambigua, sesgada por ineludibles controversias y abierta a aserciones muy ambivalentes. A veces la prosecución de un método denota  una cierta impotencia o frustración metódica, en otras la revisión le hace declarar  una labor abordada con una  ingenuidad inicial. En ocasiones  el método es una obertura hacia otro método. Este empeño de crear un método no cesa de obsesionarle. En L´ intuition de l´instant. 1932:“La poesía se niega a los preámbulos, a los principios, a los métodos y a las pruebas”. (II: 93). En la Introducción de L´air et les songes. Essai sur l´imagination du mouvement  1943. « Merecemos crédito si afirmamos que nos damos cuenta de las dificultades del tema. Nos hemos preguntado  frecuentemente si –teníamos tema-¿Puede ser un tema el estudio de las imágenes fugaces? Las imágenes de la imaginación aérea se evaporan o se cristalizan. Y debemos captarlas entre los dos polos de esta ambivalencia siempre activa. Por lo tanto, nos vemos reducidos a presentar la doble derrota de nuestro método: que el lector nos ayude con su meditación personal, para que reciba en el breve intervalo del sueño y del pensamiento, de la imagen  y de la palabra, la experiencia dinámica de la palabra que sueña y piensa a la vez”. (AS: 24, el subrayado es nuestro). Al hablar de la imaginación vegetal  en el Cap. X “El árbol aéreo” de L´air et les songes. Essai sur l´imagination du mouvement  asevera: “Mientras no se haya emprendido un estudio sistemático de estas imágenes fundamentales, la psicología de la imaginación literaria carecerá de elementos para constituirse en doctrina”. (AS: 251, el subrayado es nuestro). En La terre et les rêveries du repos.. 1948. « Para nosotros, los –casos- son imágenes pequeñísimas halladas en el rincón de una página, en el aislamiento de una frase inesperada, fuera del impulso de las descripciones de lo real. Y sin embargo, a pesar de la escasez de sus éxitos, nuestro método tiene una ventaja, la de ponernos ante el solo problema de la expresión”. (TER: 93) En La poétique de l´espace 1957:« La sublimación pura tal como la planteamos implica un drama de método”. (PE: 22, el subrayado es nuestro); “Nada general ni coordinado tampoco puede servir de base a una filosofía de la poesía. La noción de principio, la noción de –base- , sería aquí ruinosa. Bloquearía la  actualidad esencial, la novedad psíquica esencial del poema”. (PE: 7)La cita introductoria en La poétique de la rêverie. 1960 de Jules Laforgue es significativa:, « Méthode, Méthode, que me veux-tu? Tu sais bien que j ´ai mangé du fruit de l´inconscient ». (PES : 9)En  Fragments d´une poétique du  feu 1988 : « Se abre para nosotros, frente a objeto poético, el método de una objetividad que guarda viva una curiosidad jamás fatigada, jamás satisfecha”. (FPF: 38, el subrayado es nuestro)


(6) Esta resistencia bachelardiana a tratar la imagen como un objeto  es evidente cuando su estatuto es precisamente evadir  todo lo que pueda suponer su fijación en Concepto: Véase, BACHELARD, Op. cit.  2006 b. p. 13: “Las imágenes no son conceptos. No se aíslan en su significación. Precisamente tienden a rebasar su significación”.  Percepto o sensación: Véase BACHELARD, Op. cit.  2003 a. p. 12: “Percibir e imaginar son tan antitéticos como presencia y ausencia. Imaginar es ausentarse, es lanzarse  hacia una nueva vida”.
Para comprender esta distinción es necesario comprender la distinción que hace la filosofía fenomenológica ente sensación y qualia. Qualia [singular: quale, en latín y español]. Término filosófico que define las cualidades subjetivas de las experiencias mentales provocadas por una sensación. Por ejemplo, la rojez de lo rojo. Los qualia representan ese salto explicativo que hay entre las cualidades subjetivas de nuestra percepción y el sistema físico que llamamos cerebro y su respuesta a los estímulos sensoriales externos. Las propiedades de las experiencias sensoriales son, por definición, epistemológicamente no cognoscibles en la ausencia de la experiencia directa de ellas. La existencia o ausencia de estas propiedades es un tópico calurosamente debatido en la filosofía de la mente contemporánea. La fenomenología de Hurssel tratará de diferenciar el objeto y lo que ese mismo objeto estimula en la conciencia  del sujeto como fenómeno. Alegoría: Una clara referencia para  comprender la diferencia que existe para Gaston Bachelard entre la imagen poética y la imagen alegórica, véase BACHELARD, Op. cit.  2003 a. Cap. I  “El sueño del vuelo” y Cap. II “La poética de  las alas” pp. 30-85. Metáfora: Véase, BACHELARD, Op. cit.  2006 a. p. 110: “La metáfora es una falsa imagen, puesto que no tiene la virtud directa de una imagen productora de expresión, formada en el ensueño hablado”;  Ibidem, pp. 107-108: “Exagerando luego nuestra comparación entre la metáfora y la  imagen, comprenderemos que la metáfora no es susceptible de un estudio fenomenológico. No vale la pena. No tiene valor fenomenológico. Es todo lo más, una imagen fabricada, sin raíces profundas, verdadera, reales. Es una expresión efímera, o que debería serlo, empleada una vez al pasar. Hay que tener cuidado de no pensarla en exceso. Hay que teme que los que la leen la piensen”; BACHELARD, Op. cit.  1992 a. p. X: “Mientras las metáforas no son a menudo sino un desplazamiento de pensamientos, por un afán de decir mejor; de decir de otra manera, la imagen, en cambio, la verdadera imagen, cuando es vida primera en imaginación, deja el mundo real por el mundo imaginado, imaginario”. Comparación o símil: Véase, BACHELARD, Op. cit.  1992 a. p. 43: “Antes de consignar las hazañas de la imaginación poética, tal vez convenga repetir que una comparación no es una imagen”. Símbolo: Véase BACHELARD, Op. cit.  2003 a. p. 129: “La noción de símbolo es demasiado intelectual”; BACHELARD, Op. cit.  1992 a. p. 10: “El fenómeno ingenuamente contemplado no está como el símbolo, cargado de historia. El símbolo es una conjunción de tradiciones de diversos orígenes. El presente es más fuerte que el pasado de la cultura”. Signo: Véase, BACHELARD, Op. cit.  2006 a. p. 99: “La causa real del flujo de imágenes es verdaderamente la causa imaginada; para utilizar la dualidad de las funciones que invocamos en libros anteriores, diríamos fácilmente que la función de lo irreal es la función que dinamiza verdaderamente el psiquismo, mientras que la función de lo real es una función de detención, una función de inhibición, una función que reduce las imágenes de tal forma que les da un simple valor de signo. Vemos que  pues que, junto a los datos inmediatos de la sensación, hay que considerar los aportes inmediatos de la imaginación”. (BACHELARD,  2006: p. 99). Relato, fábula o  cuento: Cuando Gaston Bachelard  nos explica las imágenes de las llamas expresa, BACHELARD, Op. cit.  1992 b. p. 204: “La poética del fuego no tiene necesidad de relatos. El relato no es  más que el hilo del collar. No se piensa en él cuando joya por joya, se está atrapado por la maravilla del fuego”. En La poética del espacio recoge esta cita de Charles Baudelaire, BACHELARD, Op. cit.  2006 a. p. 230:“El alma lírica da zancadas vastas como síntesis; el espíritu del novelista se deleita en el análisis”. También  en este mismo libro  tomando  la fábula de pulgarcito, BACHELARD, Op. cit.  2006 a. p. 200:“El cuento es una imagen que razona. Tiende a asociar imágenes extraordinarias como si pudieran ser imágenes coherentes. El cuento lleva así la convicción de una imagen primera, a todo un conjunto de imágenes derivadas. Pero la relación es tan fácil, el razonamiento tan fluido que pronto se ignora dónde está el germen del cuento”.  Arquetipo: Véase, BACHELARD, Op. cit.  1992 b. p. 80: “Pero la toma objetiva de los documentos es una cosa, la adhesión subjetiva a los impulsos recibidos de esos documentos es otra. Paciente entrega y nueva contemplación deben ser asociadas. De todos modos, si usted desea vibrar con las prodigiosas historias del Fénix, debe encontrar en sí mismo, en sus recuerdos, en sus ensoñaciones, en sus días de quimera, el germen de imágenes que es el pájaro de fuego. Si ese germen le falta, sólo atravesará como erudito el inmenso campo del folklore y de las mitologías. Se instruirá; pero cuanto más se instruya, menos creerá. Los hechos cada vez más numerosos acumulados por los arqueólogos, los historiadores de las religiones y los mitólogos lo volverán cada vez  más objetivo, siguiendo la buena regla de las ciencias arqueológicas. Pero, correlativamente con esta objetividad que aumenta con el número de hechos bien clasificados, arriesgará ver cerrarse para usted la dimensión de los sueños” (FPF: 80).  Mito: Véase, BACHELARD, Op. cit.  1992 b. p. 114: “Se ha dicho a menudo que el mito era poesía primitiva. Pero quizá la comparación de los mitos ha conducido a objetivarlos, a reforzar su transposición en creencias. La poesía exige una adhesión menos grave, más móvil, más libre”.

(/)  Estos atributos  son: Positiva, benefactora, feliz:La ensoñación ilustra un descanso del ser, un bienestar. El soñador y su ensoñación entran en cuerpo y alma en la sustancia de la felicidad” (PES: 26), “la ensoñación nos ayuda a habitar el mundo, a habitar la felicidad del mundo” (PES: 43).  El estado físico del ensoñador se encuentra en una  “tregua física” (PES: 15), “un tiempo que ninguna fuerza traba” (PES: 15), “descanso del ser, un bienestar” (PES: 26), “ayuda realmente al alma a gozar de su reposo” (PES: 32). “No hay bienestar sin ensoñación, ni ensoñación sin bienestar” (PES: 230); “para designar bien un mundo soñado, hay que marcarlo con una felicidad” (PES: 267); “la ensoñación es un conciencia de bienestar” (PES: 267); “Cuando soñamos con el universo, partimos siempre, habitamos en otra parte, en otra parte siempre confortable, para designar bien un mundo soñado, hay que marcarlo con una felicidad” (PES: 267); “Son los valores poéticos los que hacen que la ensoñación sea psíquicamente benéfica. Mediante la ensoñación se vuelve positiva” (PES: 316). Reposada, lenta, tranquila, distendida: “La tranquilidad es el ser mismo del mundo y de su soñador. El filósofo conoce en su ensoñación de ensoñaciones una ontología de la tranquilidad. En semejante paz  se establece una psicología de las mayúsculas. Solo se puede profundizar en la ensoñación soñando en un mundo tranquilo” (PES: 260). “En la ensoñación podemos encontrar los elementos fundamentales de una filosofía del reposo”. (PES: 38). Sensualista: donde “todos los sentidos se  despiertan y armonizan” (PES: 17), donde el soñador encuentra “una polifonía de los sentidos” (PES: 17). “Una fuerza poética conduce a esos fantasmas de la ensoñación. Esta fuerza poética anima todos los sentidos; la ensoñación se vuelve polisensorial. De la página poética recibimos una renovación de la alegría de percibir, una sutileza de todos los sentidos, sutileza que traslada el privilegio de la percepción de un sentido a otro, en una especie de correspondencia baudelariana alertadora, de una correspondencia que despierta y no adormece”. (PES: 244); “Hay que sustituir la formula general del filósofo: el mundo es mi representación- , por la formula: -el mundo es mi apetito-“. (PES: 267). Natural:Quién va hasta el fondo de la ensoñación recupera la ensoñación natural, una ensoñación del primer cosmos y del primer soñador” (PES: 283). Bella y armoniosa: “en una ensoñación solitaria el soñador de ensoñaciones cósmicas es el verdadero sujeto del verbo contemplar, el primer testigo del poderío de la contemplación” (PES: 261-262); “El eje normal de la ensoñación cósmica es aquel a lo largo del cual el universo es transformado en un universo de belleza. ¿Acaso es posible soñar, en una ensoñación, con la fealdad, con una fealdad inmóvil que ninguna luz pueda corregir? (PES: 274). Liberadora:Fuera de la libertad de soñar, ¿qué otra libertad psicológica tenemos? Psicológicamente, sólo en la ensoñación somos seres libres” (PES: 153), “La ensoñación nos permite conocer el lenguaje sin censura” (PES: 89). Unitaria y coherente: La ensoñación  nos devuelve la unidad del ser, es “crecimiento del ser” (PES: 15),  “propaga todo su vigor en todo el psiquismo” (PES: 15); “una unidad de poesía se afirma sobre la unidad de ensoñación” (PES: 315),. Como tal nos  hace entrar en un  cosmos unitario, “Una  sola imagen cósmica le da una unidad de ensoñación, una unidad de mundo. El soñador de mundo desconoce la división de su ser” (PES: 263). Solitaria: La ensoñación es un fenómeno de la soledad “La ensoñación nos convierte en el primer habitante del mundo de la soledad” (PES: 155). Para soñar bien  hace falta estar solo ante nuestra ensoñación. “Toda la vida está sensibilizada por la ensoñación poética, por una ensoñación que sabe el precio de la soledad” (PES: 150). Idealizadora: “El poeta le da al objeto real su doble imaginario, su doble idealizado” (PES: 264). “Recordemos que nuestra tarea precisa, en este libro, es la de estudiar  la ensoñación idealizadora, una ensoñación que introduce los valores humanos en el alma de un soñador” (PES: 142); “La ensoñación idealiza a la vez a su objeto y al soñador”. (PES: 90) Femenina: “La ensoñación cumplida en la tranquilidad del día, en la paz del reposo –la ensoñación realmente natural-representa el poder mismo del ser en reposo. Es en verdad para todo ser humano, hombre o mujer, uno de los estados femeninos del alma”.  (PES: 39) Familiar: “La ensoñación conserva la familiaridad”. (PES: 251) Curiosa: “El mundo quiere verse, el mundo vive en una curiosidad activa con ojos siempre abiertos”. (PES: 275) Primitiva, de muy antigua memoria: “Querríamos recomenzar esa vida, una vida que fuese la vida de los primeros sueños”. (PES: 300). Cósmica.


(8)  La sospecha  de que la vida inconsciente no comienza y terminar con el sueño, que realmente no existe una frontera clara  entre la vigilia lúcida y  el sueño profundo, sino que debemos aprender  a convivir  psíquicamente con la zona de sombra pues el inconsciente abarca  toda la vida psíquica y es predecesora a toda cognición. Como muy bien lo expresó,  C. G. JUNG en Los complejos y el inconsciente. Madrid.  Alianza.  2001. p. 72, no  comprendemos que “la conciencia es, por  naturaleza, una especie de capa superficial, de epidermis flotante sobre el inconsciente, que se extiende en las profundidades, como un vasto océano de una continuidad perfecta” Así nos lo advierte Durand,  Gilbert. El imaginario. Barcelona. Ediciones del bronce. 2000. p. 55, el subrayado es nuestro:  “ [...] Muchos discípulos de Freud se han esforzado, por una parte, en mostrar que el psiquismo humano no estaba sujeto a una sola libido (el pansexualismo), sino que había,  según un título célebre, “formas y metamorfosis de la libido”; por otra parte, que la imagen no tenía cómo única virtud la de ser una sublimación de una represión neurotizante, sino que encerrada en sí misma una función constructiva y poética (poiesis: creación) en el psiquismo formal”.Véase, JUNG, Carl. Dos escritos sobre psicología analítica. Madrid. Trotta. 2007. p. 236, el subrayado es nuestro: “El psicoanálisis freudiano consiste en una técnica que nos permite devolver a la conciencia contenidos hechos inconscientes, reprimidos. Esta técnica es un método terapéutico destinado al tratamiento y curación de la neurosis. A la luz d este método, parecería que la neurosis se originan por la circunstancia de que recuerdos y tendencias penosos, así llamados contenidos incompatibles, son desplazados de la conciencia y hechos incompatibles por una especie de resentimiento moral. Así considerada, la actividad psíquica inconsciente, aparece  principalmente como un receptáculo de todos los contenidos molestos para la conciencia, así como  todas las impresiones olvidadas. Pero no se puede negar, por otra parte, que los contenidos  incompatibles, surgen de impulsos inconscientes, esto es, que el inconsciente no es meramente  un receptáculo, sino precisamente la madre de  todas  esas cosas de las que se quisiera liberar la conciencia. Podemos ir más lejos todavía: el inconsciente produce también creativamente nuevos contenidos. Todo lo que alguna vez el inconsciente ha creado, ha salido  de contenidos  que eran, en última  instancia, gérmenes inconscientes. Mientras Freíd ha acentuado especialmente el primer aspecto, yo he resaltado el segundo, sin negar el primero. A pesar de que no es inesencial constatar que el hombre esquiva e intenta en lo posible evitar todo lo desagradable, por lo cual olvida gustosamente lo que no conviene, me ha parecido a mí, sin embargo, mucho más importante hacer constar cuál es propiamente la actividad  positiva del inconsciente. Visto desde otro ángulo, el inconsciente aparece como la totalidad de todos los contenidos psíquicos que se hallan  in status nascendi”.



















TABULA GRATULATORIA

ÍNDICE

NOMENCLÁTOR DE OBRAS-FUENTE DE GASTON BACHELARD

I INTRODUCCIÓN

1.1. Gaston Bachelard: Imaginación, lenguaje y llama  que no cesa.

1.1.1. El fuego, un fenómeno de la imaginación del lenguaje
1.1.2. La obra bachelardiana desde la perspectiva de sus tres libros sobre el fuego
1.1.3. La luminaria, símbolo de la lectura y la escritura

1.2. El ocaso de la imaginación en nuestra época

1.2.1. La negación del alma en el materialismo laxo de las ciencias
1.2.2. Zeitgeist  epocal y la obturación del ojo psicológico 
1.2.3. La  ceniza y la pavesa: la literatura como acto de resistencia 

1.3. La regeneración del alma poética

1.3.1. Posturas animistas modernas próximas a Gaston Bachelard: la reconstrucción del animamundi.
1.3.2. La formación del alma poética y resonancias de la alquimia
1.3.3. Las lecturas de la Alquimia psicológica:
1.3.3.1. La obra de C. G.  Jung   y  su visión de  Paracelso
1.3.3.2. La obra de James Hillman y  su visión de Ficino
1.3.4. El arquetipo  de la alquimia y animismo de lo familiar en Gaston Bachelard

1.4. Gaston Bachelard y el nuevo espíritu literario

1.4.1 Contra el viejo espíritu literario de la tradición  escolar del XIX
1.4.2. El “nuevo espíritu literario”  encarnado por Gaston Bachelard en el contexto de  las estéticas literarias del siglo XX.

1.5. Plan de obra. Sinopsis  sintética del  plan de trabajo























II.  LA  POÉTICA del  “imaginar”  de GASTON BACHELARD

2.1  Filosofía de la imaginación creadora en Gaston Bachelard en el contexto de las ciencias del imaginario

2.1.2. Ciencias del imaginario y filosofía del imaginar, una clasificación necesaria

2.2. La controversia metodológica  de una “filosofía del imaginar”

2.3. El “por qué” de una “filosofía del imaginar”

2.3.1. La disparidad de denominaciones dadas por Gaston Bachelard  de su doctrina
2.3.2. El por qué de una “filosofía del imaginar”
2.3.3. Imaginación dialéctica o del contra
2.3.4. Imaginación profunda
2.3.5. Imaginación poética
2.3.6. Una filosofía liberadora de la imaginación impredecible: la cuestión de la originalidad
2.3.7. La “imagogénesis”

2.4. El proceso de  “conversión”  metodológica  desde la  epistemología de las ciencias.

2.4.1. Tesis de “conversión”
2.4.2. Nuestra hipótesis “inmanencial”
2.4.3. La evidencia cronobibliográfica
2.4.4. Esquema cronobibliográfico
2.4.5. Dudas, controversias y ambigüedades de Gaston Bachelard  hacia  un posible método
2.4.6. Concordancias y dualismos entre la epistemología  y la imaginación poética

2.5. La imaginación dialéctica

2.5.1. La noción de progreso-regresión
2.5.2. La noción  de obstáculo-inducción
2.5.3. La noción de ruptura-ensanchamiento
2.5.4. El dinamismo dialéctico de la imaginación

2.6. La imaginación de las  profundidades. El debate intenso  con  las ciencias psicológicas

2.6.1. El debate de Gaston Bachelard con las ciencias psicológicas de su tiempo

2.6.1.1. Crítica al psicoanálisis freudiano
2.6.1.2. La influencia de C. G. Jung
2.6.1.3. La nueva psicocrítica
2.6.1.4. La psiquiatría fenomenológica
2.6.1.5. Posturas marginales psicoterapéuticas

2.6.2. Del psicoanálisis al poeticoanális

2.6.2.1. Imagen poética-símbolo psicoanalítico
2.6.2.2. Tendencia-complejo
2.6.2.3. Sublimación absoluta-sublimación pulsional
2.6.2.4. Inspiración-pulsión
2.6.2.5. Expresión-represión
2.6.2.6. La superación del dualismo cerrado de lo  consciente-inconsciente en la ensoñación.
2.6.2.7. Sueño, hipnosis, ensueño despierto

2.6.3. Hacia una “estética de psicología” como realización de la conciencia creadora

2.7. La imaginación original. La estructura del “método” fenomenológico

2.7.1. La apropiación muy personal de Gaston Bachelard de la fenomenología de Hurssel

2.7.2. Fenomenología de la imaginación creadora general

2.7.2.1. Suscitación bachelardiana de una fenomenología general de las artes
2.7.2.2. Estética comparada

2.7.3. Fenomenología  de la imaginación literaria compuesta y elemental

2.7.3.1. Suscitación bachelardiana de una fenomenología general  literaria
2.7.3.2. Estética literaria compuesta

2.7.4. Finalmente, una fenomenología elemental

2.7.4.1. La modestia del “análisis” fenomenológico
2.7.4.2. La lupa  fenomenológica
2.7.4.3. Aislamiento de la imagen

2.8. Hipótesis: La orientación  “propaidéutica” de la estética  literaria  bachelardiana

2.8.1. La vocación lectiva  y reformadora de la pedagogía en Gaston Bachelard

2.8.2. Una escuela de la imaginación

2.8.2.1. Sugerencias pedagógicas en los ensayos de la imaginación
2.8.2.2. Una pedagogía del contra
2.8.2.3. Lautreamont  y  la desobediencia activa
2.8.2.4. Crítica a la cultura escolar
2.8.2.5. Hacia una pedagogía de la liberación

2.8.3.  El “por qué”  de una heurística.

2.8.4.  Definición de Heurística y “método” heurístico en las humanidades

2.8.5. Pedagogía  del hecho literario, estrategias heurísticas y juego

2.8.6. Novedad  e innovación  de  la “heurística” bachelardiana

2.8.7. Hacia una “heurística de la literatura”: una fenomenología  de la imagen experienzada


2.9. Conclusiones: el proceso de “autorevelación”  propuesto por la fenomenología del imaginario

2.9.1. La formación infatigable del fenomenólogo:

2.9.1.1. Un poéticoanalis como autoobservación psicológica en el ensueño
2.9.1.2. Lectura que se ensueña
2.9.1.3. Ensueño que se escribe

2.9.2. Subjetividad, transubjetividad y poéticoesfera

2.9.3. El oficio  del fenomenólogo: la fenomenología  del imaginario como artesanía




III. Propaidéutica –la instrucción preparatoria- de  la  ensoñación literaria

3.1. Indicios propaidéuticos en la obra de Gaston Bachelard

3.2. Vida del “animus” y vida del  “anima”

3.2.1. Consideraciones preeliminares sobre Alma y espíritu
3.2.2. Ensoñación, “animus” y  “anima”


3.3.  La  “poética de la ensoñación”:

3.4. Categoría psíquica y atributos de la ensoñación por Gaston Bachelard

3.4.1. Ensoñación y conciencia
3.4.2. Ensoñación y sentidos
3.4.3. Ensoñación e  infancia
3.4.4. Ensoñación y arquetipo

3.5. “Vida del ánima”: una propaidéutica del reposo

3.5.1. Ritmoanálisis: preparar el tiempo de la imagen
3.5.2 Topoanálisis: El  ingreso en el espacio de la imagen
3.5.3. Tonalización: La imagen  imaginada y  poética de  los sentidos
3.5.4. Inmersión y praxis vivencial de los  valores frágiles

3.6. La ensoñación literaria y sus documentos

3.7. El estatuto de la imagen literaria en el ensueño

3.7.1. La desracionalización  de la imagen poética

3.7.1.1. Imagen y concepto
3.7.1.2. Imagen y alegoría
3.7.1.3. Imagen y símil
3.7.1.4. Imagen y metáfora
3.7.1.5. Imagen y fábula
3.7.1.6. Imagen y cuento
3.7.1.7. Imagen y mito
3.7.1.8. Imagen y signo
3.7.1.9. Imagen y símbolo
3.7.1.10. Imagen y arquetipo

3.7.2. La imagen como captación de  su movilidad

3.7.2.1. Imagen y materialismo
3.7.2.2. Imagen desmaterializada

3.7.3. La imagen como captación de un inefable: la metaimagen

Imagen poética  y “metasensualismo”

3.8. Ahondamiento en la “ontología del ser parlante” por la ensoñación.


3.9. La aptitud bifronte de “inmersión” y  “reflexión”  en la ensoñación literaria propuesta por la fenomenología del imaginario.

IV.  “vida del anima”  y la ensoñación  lectora experimental

4.1. La dualidad lectora bachelardiana.

4.1.1.Esquema  del dualismo lector

4.2.  El lector como  cocreador

4.3. La lectura vertical  y  el posicionamiento ahermenéutico

4.4. La Lectura ingenua  y teorías de la recepción literaria

4.5. La lectura ensoñación  (le lecture-revêrie.)

4.5.1. Características de la  lectura ensoñación (le lecture-rêverie )
4.5.2. El proceso de decantación de las imágenes y cerco de la lupa fenomenológica
4.5.3. La  lectoescritura-ensoñación (le ecture- écriture revêrie)

4.5.3.1. El lector como recolector
4.5.3.2. El acto de posesión
4.5.3.3. El  desdoblamiento del lector en escritor
4.5.3.4. La  trascripción y la aclamación muda
4.5.3.5. La sonoridad abstracta


4.5.4.2 Reverberación y Resonancia (Retestissement y resonance)

4.5. 8. La imagen poética  como epifanía del tiempo

4.6. El lenguaje y su doble.

4.6.1. Gramática de la ensoñación literaria

4.6.1.1. Esquema: la dimensión semántica/la dimensión onírica

4.6.2. El léxico de la ensoñación

4.6.2.1. Los nombres
4.6.2.2. Los adjetivos
4.6.2.3. Los verbos y los adverbios
4.6.2.4. Las conjunciones

4.6.3. Progresión hacia el alma de las palabras
4.6.4. La  sintaxis  onírica

4.7. Una Estética de la renovación del habla: lengua materna, lengua primitiva y lengua experimental










V. “VIDA DEL ANIMUS” Y ESCRITURA”: la reflexión fenomenológica 

5.1.  La  lectura ensoñación (lecture- revêrie) como un destino de escritura

5.2.  Conciencia de la ensoñación y escritura experimental

5.3.  El ensueño dirigido

5.4. La  escritura del ensueño dirigido (ecriture   rêve éveillé dirigé)

5.5. Estructuras y composición  de la reflexión bachelardiana: el juego de enlazar imágenes







VI.  Conclusiones generales

6.1. El libro como Mysterium Coniunctionis  del  “animus” y  del “anima”.

6.2. El libro de fenomenologías (Le ecriture rêve- éveille dirigé)





VII. Dos lecturas  a  la  luz  de las ideas de estética literaria de Gaston Bachelard.

7.1. Una lectura comparada de  “La lámpara maravillosa”  (1922)  de Ramón María del Valle Inclán. 

7.2. Lembranza  e orixinalidade de “Bocarribeira” (1958) de Ramón Otero  Pedrayo.


Índice de nombres



VIII.  BIBLIOGRAFÍA  IMPLÍCITA  Y EXPLÍCITA
















Códigos explicativos

(Sin leer);   (estudiada)     (Buscar)   (Tesis doctoral)    (Epistemología)    (importante consultar)

A. Bibliografía  de  Gaston Bachelard

1. Libros
1928 a. Essai sur la connaissance approché. Paris. J. Vrin.

1928 b. Étude su l´évolution d´un probleme de physique: la propagation themique dans les solides. Paris. J. Vrin.

1929 a. La valeur  inductive de la Relativité. Paris. J. Vrin.

1929 b. Le pluralisme cohérent de la chimie moderne. Paris. J. Vrin.

1932. L´ intuition de l´instant. Étude sur la Silöe de Gaston Roupnel. Paris. Stock.
 II  (2000). La intuición del instante. México.  Fondo de Cultura Económica. 

1933. Les intuitions  atomistiques. Essai de classification. Paris. Boivin.

1934. Le nouvel esprit scientifique. Paris. Alcan.

1936. La dialectique de la dureé. Paris. Boivin.
DD  (1978).  a.  La dialéctica de la duración. Madrid. Villamar. 

1937. L´experience de l´espace dans la physique contemporaine. Paris. Alcan.

1938. a. La formation de L´esprit scientifique. Contribution á une psychanalyse de la conaissance objective. Paris. J. Vrin.
FEC  (1984).  La formación del espíritu científico.  México. Siglo Veintiuno.

1938. b. La psychanalyse du feu. Paris. NRF.
PF (1966). Psicoanálisis del fuego. Madrid. Alianza. 

1939. Lautreamont. Paris. José Corti.
L  (1997).a.  Lautréamont. México.  Fondo de Cultura Económica. 

1940. La philosophie du non. Essai d´une philosophie du nouvel esprit scientifique. Paris. PUF.
FN (2003). La Filosofía del no.  Buenos Aires. Amorrortu.

1941. L´eau et les rêves. Essai su l´imagination de la matiére. Paris. José Corti.
AGS  (1994). b. El agua y los sueños. Ensayo sobre la imaginación de la materia. México. Fondo de Cultura Económica.

1943. L´air et les songes. Essai sur l´imagination du mouvement. Ensayo sobre la imaginación del movimiento. Paris. José Corti.
AS (2003). a.  El aire y los sueños. México.  Fondo de Cultura Económica. 

1948. a. La terre et les rêveries de la volonté. Paris. José Corti.
TRV   (1994). a.  La tierra y las ensoñaciones de la voluntad. México.  Fondo de Cultura Económica.  

1948. b.  La terre et les rêveries du repos. Paris. José Corti.
TER  (2006). b. La Tierra y las ensoñaciones del reposo. México.  Fondo de Cultura Económica.

1949. Le rationalisme appliqué. Paris. PUF.
RA (1978). b. El racionalismo aplicado. Buenos Aires. Paidós.

1951. L´activité rationaliste de la physique contemporaine. Paris. PUF.

1953. Le matérialisme  rationnel. Paris. PUF.
MR  (1976). a.  El materialismo racional. Buenos Aires. Paidós. 

1957. La poétique de l´espace. Paris. PUF.
PE  (2006). a. La poética del espacio. México. Fondo de Cultura Económica. 

1960. La poétique de la rêverie. Paris. PUF.
PES (2011). La poética de la ensoñación. México. Fondo de cultura económica. 

1961. La flamme d´une chandelle. Paris. PUF.
V  (1992). a.  La llama de una vela. Caracas. Monte Ávila.

1970. a. Le droit de rêver. Paris. P.U. F. 1970.
DS  (1997).b. El derecho a soñar. México.  Fondo de Cultura Económica.

1970. b. Etudes. Paris. J. Vrin.
E   (2004). Estudios. Buenos Aires. Amorrortu.

1972. L´engagement rationaliste. P.U.F.
CR  (2005).  El compromiso racionalista. México. Siglo XXI. 

1988. Fragments d´une poétique du  feu. Edición póstuma de Suzanne Bachelard. Paris. PUF.
FPF  (1992). b.   Fragmentos de una poética del fuego. Buenos Aires Paidós.

EP 1989. Epistemología. Barcelona. Anagrama. [Ed. Revisada por D. Lecourt]


2. Artículos y capítulos de libros

1928. “La richesse d´inferénce de la physique mathématique”, Sciencia (Revue internationale de Synthése scientifique). Bologne, 44 n. 8, pp. 37-39.

1931-1932. “Nouméne et Microphysique”, Recherches Philosophique,  Paris, n. 1, pp. 55-65.

1933-1934. “Le monde comme caprice et miniatura”. Recherches Philosophique. Paris, n. 3, pp. 306-320.

1934. a. “Lumiére et  substance”,  Revue de Métaphysique et de Morale, Paris, n. 41, pp. 343-366.

1934. b. “Pensée et langage”, Revue de Synthése. Paris, n. 8, pp. 21-29.

1934. c. “Idéalisme discursif”, Recherches Philosophiques. Paris, N. 4, pp 21-29.

1934. d. “Valeur morale de la cultura scientifique”, Actes du Congres Internationale d´éducation morale, Cracovia.

1934. c. “Critique préliminaire du concept de frontiére épistémologique”, Actes du Huitiéme  Congrés Internationale de Philosophie, Prague, pp. 3-9.

1936. “Le surrationalisme”, Inquisitions, Paris,  n. 1, pp. 1-6.

1936-1937. “Logique et épistémologie”, Recherches Philosophiques, Paris, n. 6, pp. 410-413.

1937. b. “Sur la continuité et la multiplicité temporalle”, Bulletin de la Societé Française de Philosophie, Paris, n. 2, pp. 53-63.

1937. c. “Un livre d´un nommé  R. Descartes”, Archeion, Roma, n. 19, pp. 161-171.

1937. d. “La psychanalyse du feu”, Nouvelle Revue Francaise, Paris, n. 29, pp. 225-248.

1939. a. “Le bestiaje de Lautréamont”, Nouvelle Revue Française, Paris, n. 53, pp. 711-734.

1939. b. “Lautréamont mathématicien”, L´usage de la parole, Paris, n. 2, pp. 63-67.

1939. c.  “Instant poétique et instant méthaphysique”, Messages, Paris, n. 2, pp. 63-57.

1939. d. “La psychologie de la raison”, VV. AA., Les conceptions modernes de la raison, Paris, Hermann, pp. 28-34.

1939. e. “La psychanalyse de la connaissance objective”, Études philosophiques, n. 3, pp. 3-13.

1939. f. “Universe et réalité”, Travaux du II Congrés Des Sociétés de Philosophie Francaise et de Langue Française, Lyon, Neveu, pp. 63-67.

1940. “La pensée axiomatique”, Études  philosophiques, Paris, pp. 21-22.

1942-1943. “Une Psychologie du langage littéraire: Jean Paulhan” Revue de Philosophie de la France et de l´Étranger, Paris, n. 132, pp. 151-156.

1942. “La déclamation muette”. VV. AA., Exercice du Silence, Bruxelles, Jean Annotiau, n. 15, pp. 29- 32.

1943. a. “L´imagination aérienne. Les Constellations”, Poésie 43, Villeneuve –lés- Avignon, n. 15, pp. 5-12.

1943. b. “Le ciel bleu et l´imagination aérienne”, Confluences, Lyon, n.  25, pp. 447-460.

1944. “La dialectique dynamique de la rêverie mallarméene”, Le Point, Souillac, n. 29-30, pp. 40-44.

1945. a. “La philosophie scientifique de León Brunschvicg”, Revue de Métaphysique et de Morale, Paris, n. 50, pp. 77-84.

1945. b. “Une rêverie de la matiére”, Rêves d´encre, J. Corti, Paris, pp. 1-3.

1946. a. “Lautreámont, poéte des muscles et du cri”, Cahiers du Sud, Marseille, n. 275, pp. 31-38.

1946. b. “Le vin et le vigne des alchimistes”, Formes et Couleaurs, Lausanne, n. 1, pp. 1-10.

1946. c. “La divination et le regard dans l´oeuvre de Marcoussis”, Les Devins, Paris, La Hune, s. p.

1947. a. “Le complexe d´Atlas”,  Formes et Couleurs, Lausanne, n. 1, pp. 1-10.

1947. b. “La maison natale et la maison onirique”, Revue des Lettres, Géneve, n. 23, pp. 5-17.

1947. c. “La philosophie dialoguée”, Dialectica, Lausanne, I, pp. 1-12.

1949. a. “Le probléme philosophique des méthodes scientifiques”, Actes du Congrés d´Histoire des sciences, Paris, Hermann, pp. 29-36.

1949. b. “Matiére et main”, VV. AA:, Á la gloire de la main, Paris, A ux dépens d´un amateur, pp. 11-13.

1950. a. “De la nature du rationalisme”, Bulletin de la Societé Francaise de Philosophie, n. 44, pp. 45-86.

1950. b. “L´idonéisme ou l´exactitude discursive”, VV. AA., Études de philosophie des sciences, Neuchâtel, Griffon, pp. 7-10.
1951. a. “Les tâches de la philosophie des sciences”, L´Information Philosophique, Paris, n. 1, pp. 1-9.

1951. b.  “Rêverie et radio”, Le Nef, Paris, ns. 73-74, pp. 15-20.

1952. a. “L´espace onirique”, Vingtiéme siécle, Paris, n. 2, pp. 33-37.


1952. b. “Henri de Waroquier, sculpteur: l´homme et son destin”, Arts (Journal), Paris.

1952. c. “La lumiére des origins”, Derriére le mirror, Paris, ns. 44-45, s.p.

1952. d. “Les nymphéas ou les surprisses d´une aube d´été”, Verve, Paris, n. 27-28, pp. 59-64.

1953. a. “Germe et raison dans la poésie de Paul Éluard”, Europe, Paris, n. 93, pp. 115-139.

1953. b. “L´invention humaine”, Revue de Synthése, Paris, n. 74, pp. 69-74.

1954. “Le peintre sollicité par les éléments” Vingtiéme siécle, Paris, n. 4, pp. 11-12.

1956. “Les cosmos du fer”, Dérriere le miroir, Paris, n. 4, pp. 11-12.

1958. “Leerte a Vandercammen”, Marginales, Bruxelles, pp. 160-163.

3. Prefacios en libros ajenos

BALZAC, h. de, Séraphita, Paris, Club français du livre. “Formes et reflects”, 1955.

BOUTONIER, J., Les dessins d´enfants, Paris, Éd, du Scarabée, 1953.

BROSSE, J., L´ordre des choses, Paris, Plon, 1858.

BUBE, M., “Je” et “Tu”, Paris, Aubier, 1938.

BURLOUD, A., Psychologie de la sensibilité, Paris, Colin, 1954.

CAVAILLÉS, M., Sur la logique et la théorie de la science, Paris, PUF, 1947.

CHAGALL, M., Dessins pour la Bible, Paris, Éd. De la revue, Verve, 1960.

DIEL, P., Le symbolisme dans la mythologie grecque. Étude psychanalytique, Paris, Payot, 1952.

DUHEM, Jules, Histoire des origins du vol á reaction, Paris, Nouvelles Éditions Latines, 1959.

FERRIERES, G., Jean Cavaillés, philosophe et combatant (1903-1944), Paris, PUF, 1950.

-Jean Cavaillés. Un philosophe dans la guerre, 1903-1944, Paris, seuil, 1982.

FLOCON, A., Traité du burin (Illustré par l´auteur) Paris, August Blaizot, 1953; Genéve, Pierre Cailler, 1954.

GARCIN, L., Peintures récentes et dessins. Exposition á la Galerie 93, Paris, 1957.

GEORGE, W., Segal ou l´angle rebelle, Géneve, P. Cailler, 1962.

HACKETT, C. A.,  Rimbaud, l´enfant, Paris, José Corti, 1948.

KNOWLES, R. E., Victor-Émile Michelet, poéte ésotérique, Paris, J. Vrin, 1954.

KUHN, R.,  Phénoménologie du masque á travers le test de Rorschach, Paris-Bruges, Desclée de Brouwer, 1951.

MULLAHY, P., Oedipe. Du  mythe au complexe. Exposé des théories psychanalytiques, Paris, Payot, 1951.

POE, E. A., Aventure d´Arthur Gordon Pym, Paris,  Stock, 1944. (Introducción).

SPENLE, J.-E., Les grands maîtres de l´humanisme européen (Erasme, Voltaire, Goethe, Nietzsche et Rilke), Paris, Correa, 1952.

B. Bibliografía sobre Gaston Bachelard

1. Tesis doctorales

ABOU-DIWAN, Mariam, La ratonalité des théories physiques d´aprés G. Bachelard, París,  Tesis doctoral, 1978.
Dir:  Jean –Toussaint Desanti

ANGUIMATE, Elois, Le rôle de l´existence des phénoménes Dans la philosophie des sciences de Gaston Bachelard: une épistemologie inactuelle? Dijon, Tesis doctoral, 1984.
Dir: Jean-Claude Beaune

BERNARD, Michel, La réalité de l´imaginaire selon Gaston Bachelard. Paris, Tesis doctoral,  1970
Dir: Clémence Ramnoux

CASTILLO-ROJAS, Roberto, L´ontologie de l´imagination chez Gaston Bachelard, Aix-Marseille, Tesis doctoral,  1986.
Dir: Robert Lamblin

GAGEY, J., Gaston Bachelard ou la conversión á l´imaginaire, Paris, Payot, Tesis doctoral,  1969.

GARCIA, Nestor. Imagination et expresión selon Gaston Bachelard, Paris, Tesis doctoral,  1968.

HONG, Myung-Hee, Approche bachelardienne de la critique littéraire, Dijon, Tesis doctoral, 1999.
Dir: Jean-Jacques Wunenburger
KANAMORI, Osamu. Etude sur l´expistémologie de Gaston Bachelard, Paris, Tesis doctoral, 1984.
KISSEZOUNON, Gervais, De Comte á Bachelard: mutation et continuité de l´esprit scientifique, Dijon, Tesis doctoral, 2003.
Dir:  Marryvonne Petrot

LIBIS, Jean, Bachelard et la mélancolie: l´ombre de Schopenhauer Dans la philosophie de Gaston Bachelard, Dijon, Tesis doctoral, 1998.

MOLINERO MARTINEZ,  Juan José. Filosofía de la imaginación en Gaston Bachelard, Universidad de  Valladolid. Filosofía y letras, Tesis doctoral, 1995.
MONDZO, J. Chrysost, L´phénomenotechnique Dans l´épistemologie de Gaston Bachelard, Dijon, Tesis doctoral,  1986.
Dir: Jean-Claude Beaune.
NAGHATEBA, Alice Salomé,  De la matiére et du matérialisme nouménologique: essai d´un nouménologisme por une re-vision des Concepts de matiére et de phénoméne Dans la philosophie de Gaston Bachelard (1884-1962), Paris, Tesis doctoral,  1995.
Dir: Francois Dagonet.


PTHOMME, Barbara, Bachelard, penseur de l´art contemporain? La matiére contre la forme, Dijon, Tesis doctoral,  1999.
Dir: Jean-Jacques Wunenburger

PUELLES ROMERO, Luis, La estética de Gaston Bachelard: una filosofía de la imaginación creadora, Universidad de Cadiz, Filosofía y letras, Tesis doctoral, 1996.


ROCHE, Daniel,  Essais théoriques et pratiques sur la méthode critique de Bachelard apliquée a “Moravagine” de B. Cendras,  Aix Marseille, Tesis doctoral,  1974.
Dir: Francois Meyer



SANNER, Michel,  Du concept au fantasme: psychologie de la connaissance et pédagogie: de Bachelard á Piaget et á Freud, Paris, Tesis doctoral,  1983.

SCHAETTEL, M., Gaston Bachelard et la lectura de l´oeuvre de l´art, Université de Dijon, 1972.

SOUVILLE, Odile,  Actualité de la théorie de Gaston Bachelard sur l´imagination,  Paris, Tesis doctoral,  1990.
Dir: Francoise Dagognet.

TAM, Thomas,  Le psychisme et le langage:étude sur la théorie bachelardienne de l´image, Tesis doctoral,  Paris. 1989
TCHAPDA, Daniel,  Gaston Bachelard et le matérialisme: une interprétation épistémologique de la critique  dialectique,  Paris, Tesis doctoral,  1986.

THERRIEN, V., La Révolution de Gaston Bachelard en critique littéraire. Ses fondaments, ses techniques, sa portée. Du nouvel esprit scentifique au nouvel esprit litteraire, Paris, Ed. Klincksieck, Tesis doctoral,  1970.
Dir: Guy Michaud

THUMERELLE, George,  Epistémologie et poétique Dans l´ouvre de Gaston Bachelard,  Paris, Tesis doctoral,  1974.
Dir: Julia Kristeva
TIDJANI, Ahmed,  Karl Popper, Gaston Bachelard: rationalité et verité. Amiens, Tesis doctoral,  1989.
Dir: Dominique Lecourt

VAZQUEZ TORRES,  Jesús. Bachelard et Hartmann: de l´épistémologie á l´ ontologie,  EHESS, Tesis doctoral,  1996.
Dir: Nicolas Tertulian.
ZEINE, Sana Korek,  Une philosophie de l´évolution de la connaissance scientifique selon Gaston Bachelard,  Paris, Tesis doctoral,  1983.
Dir: Maurice Clavelin

2. Ensayos

AISENSON KOGAN, A.  Gaston Bachelard. Los poderes del imaginario. Buenos Aires. Hachette. 1979.

ARON, R., Notice sur la vie et les travaux de Gaston Bachelard (1884-1962), Paris, Didot, 1965.

BLETON-RUGET. Annie; POIRRIER, Philipe. Le temps des sciences humanes. Gaston Roupnel et les annés trente, Paris, Editions le Manuscrit –MSH de Dijon, 2006.

BONICALZI,  Francesca, Leggere Bachelard. Le raggioni del supere, Editoriale Jaca Book, Milano, 2007.

BULCAO, Marly, (Preface de Francois Dagonet), Bachelard: un regard brésilien, L´Harmatan. 2007.
CANGUILHEM, G., Sobre una Epistemología concordatoria. Introducción a Bachelard, VVAA,  Argentina, Calden, 1973.

CASTELLANA, M. Il surreazionalismo di Gaston Bachelard, Napoli, Glaux, 1974.

CHIMISSO, Cristina, Gaston Bachelard: Critic of science and the imagination, London, Routledge, 2001.

DAGOGNET, F,  Gaston Bachelard, sa vie, son oeuvre, avec un exposé de sa philosophie, Paris, PUF, 1965.

GINESTIER, P., Bachelard, Paris, 1981.

GONZALEZ GALVÁN, Humberto. Teoría de la imaginación creadora en Gaston Bachelard. México. Universidad  Autónoma de Baja California Sur. 1994.

GONZALEZ RODRIGUEZ, Antonio.  M. El dinamismo imaginativo en el pensamiento de Gaston Bachelard. Universidad de Barcelona. Filosofía. Tesis doctoral. 1990.

HYPPOLITE, J. Gaston Bachelard o el Romanticismo de la inteligencia.  Introducción a Bachelard. VVAA.  Argentina. Calden. 1973.
HUBERMAN, A., Bachelard and the Literary  Imagination in France: The Elemental and the Oneric, Massachusetts, Harvard Univesity, 1970.

JEAN, Georges. Bachelard,  la infancia y la pedagogía. México. Fondo de Cultura Económica. 1989.

KANT,  C., La imaginación creadora según Gaston Bachelard, Santa Fe, Dirección General de la Cultura de la  Provincia, 1970.
LALONDE, G.,  La théorie de la coinnaissance scientifique selon Gaston Bachelard, Montréal et Paris, Fides, 1966.

LECOURT, D., L´épistemologie historique de Gaston Bachelard, Paris, J. Vrin, 1969. 

-Ibidem, Bachelard o el día y la noche. Un ensayo a la luz del Materialismo Dialéctico. Barcelona. Anagrama. 1975. 

LESCURE, J., Un eté avec  Bachelard, Paris, Luneau, 1983.
- LIBIS, Jean, Gaston Bachelard ou la solitude inspirée, Berg International Editeurs, 2007.
MANSUY, M., Gaston Bachelard et les élements, Paris, José Corti, 1967.

MARGOLIN, J. C., Bachelard, Paris, Seuil, 1974.

MARTIN, R., Introducción a Bachelard, Buenos Aires, Caldenum, 1973.

NAUD, J., Structure et sens du symbole. L´imaginaire chez Bachelard, Tournai and Montréal, Desclée and Bellarmin, 1971.

PARINAUD, A.,  Gaston Bachelard, Paris,  Flammarion, 1996.

PIRE, F.,  De l´imagination poétique dans l´oeuvre de Gaston Bachelard, Paris, Jose Corti, 1967.

PRECLAIRE, M., Une poétique de l´homme (Essai sur l´imagination d´aprés l´oeuvre de Gaston Bachelard), Montréal, Desclée and Cie, 1971.

POULIQUEN, Jean Luc (preface de Marly Bulcao. Gaston  Bachelard ou le rêve des origins, L´Harmattan, 2007.

QUILLET, P., Gaston Bachelard: Présentation, choix de textes, bibliographie, Paris Seghers, 1964.ROY J.-P., Bachelard ou le concept contre l´image, Montréal, Presses de l´Université de Montréal, 1980.

RUELLAND, J.,  Bibliographie des oeuvres de Gaston Bachelard, ainsi que des divers ouvrages que sa pensée et sa personne ont inspires, Montréal, Université de Montréal, 1980.
SÁNCHEZ TRABALÓN, Julio.  Gaston Bachelard. Madrid. Ediciones del Orto. 1995.

SAXE FERNÁNDEZ, E.,  Poética de Bachelard, San José, Universidad de Costa Rica, 1982.
SCHAETTEL, M., -Bachelard critique ou l´alchimie du rêve, Lyon, L´Hermés, 1977.

-Ibidem. Gaston Bachelard. Le rêve et la raison, Sant-Seine-l´Abbaye, Éd. de Sant-Seine-l´Abbaye,  1984.

SERTOLI, G., Le immagine e la realtá, Saggio su Gaston Bachelard, Firenze, La Nuova Italia, 1972.

TRIONE, Aldo, Ensoñación e imaginario.,  La estética de Gaston Bachelard, Madrid, Tecnos, 1989.
VADEÉ, Michel, Bachelard o el nuevo idealismo epistemológico, Valencia. Pretextos, 1977.

VOISIN, M., Bachelard. Essai suivi de textes choisis, Bruxelles, Labor, 1967.

WORMS, Fréderic; WUNENBURGER, Jean-Jacques (s. dir),  Bachelard et Bergson: continuité et discontinuit. Presses Universitaires de  France, París, 2008.


3. Obras colectivas

COLLECTIF –sous la direction de Valeria Chiore et Giulio Raio. Imaginale. Bachelardiana , Il nuevo melangolo.  Genova. 2008.

COLLECTIF –Les métamorphoses de Janus; Lettres á Pierre Jouve. Edité par l´Assotiation des Amis de Gaston Bachelard, nº 10. 2008

COLLECTIF. La formation de l´esprit scientifique et la sédution de les images.. Edité par  l´Assotiation des amis de Gaston Bachelard. 2007.


COLLECTIF –sous la direction de Valeria Chiore et Giulio Raio. Immaginaziones materiale [L´imagination matérielle] Bachelardiana. Il nuovo melangolo. Genova. 2007.

COLLECTIF. Bachelard et la phénomenologie. Cahiers Bachelard. Dijon, UB, Centre Gaston Bachelard. 2006.


COLLECTIF.  –SOUS LA DIRECTION DE Valeria Chiore et Giulio Raio- Bachelard e gli Elementi  [traduction Franchise Bachelard et les eléments]. Bachelardiana. Il nuovo melangolo. Genova. 2006.


COLLECTIF. Des atomes et poisons á l´oiseau-phénix..  Edité par l´Association des Amis de Gaston Bachelard. 2006.


COLLECTIF. –sous la direction de Robert Damien et Benoit Hufschmitt..  Bachelard: confinase raisonée et défiance rationalle. Presses universitaires de Franche-Comté.  2006.

3.1. Cahiers Gaston Bachelard
 http://centre-bachelard.u-bourgogne.fr/rb.htm#n4

1.- Gaston Bachelard, l'homme du poème et du théorème
2.-
Gaston Bachelard - un rationaliste romantique
3.-
Lexiques informatisés
4.- Cahiers Gaston Bachelard,
N° 1
5.- Cahiers Gaston Bachelard,
N° 2
6.- Cahiers Gaston Bachelard,
N° 3, Témoignages
7.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 4, Bachelard au Brésil
8.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 5, Bachelard et les Arts
9.-Cahiers Gaston Bachelard, NUMERO SPECIAL, Bachelard et l'écriture
10.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 6, Bachelard et la psychanalyse
11.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 7,
Bachelard et la physique
12.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 8, Bachelard et la phénoménologie   
13.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 9,
Bachelard, Gonseth, Piaget et l'éducation négative
14.-
Actualité et postérité de Gaston Bachelard
15.-
Bachelard dans le monde
16.-
Bachelard et la poétique du temps
17.-
Bachelard et la mélancolie
18.- Bachelard, l'enfance et la pédogogie  

***
1 Gaston Bachelard, l'homme du poème et du théorème
Actes du colloque du Centenaire 1984. Trente études, préface de G. Canguilhem. EUD, 1986, 347 p., ISBN 2-905965-01-0.
MAGNARD Pierre, La magie de l'image
SAINT-SERNIN Bertrand, Science et Imagination selon G. Bachelard
VIERNE Simone, Bonheur de rêver, bonheur d'écrire
VIEILLARD-BARON Jean-Louis, Narcisse idéalisant
CLARK John G., La dimension alchimique de la rêverie bachelardienne
RINGGER Kurt, La pensée de G. Bachelard et la littérature médiévale
LOI Maurice, Bachelard et les mathématiques
SAGET Hubert, L'induction "transcendante" selon G. Bachelard
CHENU Joseph, Obstacles épistémologiques : le choléra au XIXe siècle, errance et divagation
MONTANDON Christiane, Actualité d'une notion bachelardienne : l'obstacle épistémologique en psychologie sociale
BEAUNE Jean-Claude, Le monde et la machine chez Bachelard
DAGOGNET François, Sur une dernière image de la science
BAUMANN Lutz, L'épistémologie bachelardienne vue sous l'angle du dédoublement de la réflexion philosophique
FRAYSSE Gaston, Bachelard et la philosophie
DELIVOYATZIS Socrate, Le Continu et le Discontinu chez G. Bachelard
HABACHI René, "Au commencement est la relation"
MORIZOT Jacques, L'induction métaphysique dans la pensée de G. Bachelard
GOYARD-FABRE Simone, Le mensonge et la puissance selon G. Bachelard
VOISIN Marcel, Bachelard moraliste
MANSUY Michel, Bachelard et le politique
McALLESTER Mary, Bachelard contre Bergson, vers une pensée de la différence
TURLOT Fernand, Bachelard et Hamelin
MILNER Christiane, Espace et objet transitionnel, Bachelard à la lumière de Winnicott
VADE Yves, Tétravalence ou quaternaire. De la croix des éléments à la structure de l'espace
VIRIEUX-REYMOND Antoinette, Centenaire Gaston Bachelard
MARIE Charles P., Rythmanalyse et perception pure
SOUVILLE Odile, Le temps discontinu selon Bachelard
PERROT Maryvonne, De l'instant kierkegaardien à l'instant bachelardien
DAMBLEMONT Gerhard, Aspects de la réception de Bachelard dans les pays germanophones
GREGOROWICZ Jan, Bachelard en Pologne
POIRIER René, Conclusion

***
2 Gaston Bachelard - un rationaliste romantique
Double présentation de la vie et de l'oeuvre de Gaston Bachelard, qui contribue à la (re)lecture d'une pensée plus secrète et plus complexe que ne le laissent croire certaines interprétations stéréotypées.
EUD, 1997, 86 pages, ISBN 2-906645-20-6, 7,00 Euros.

WUNENBURGER Jean-Jacques, Préface
NOUVEL Pascal, Gaston Bachelard, philosophe surnuméraire
LIBIS Jean, Janus et la mélancolie
NOUVEL Pascal, Biographie et Bibliographie de Gaston Bachelard
LIBIS Jean, Bibliographie critique

***
3 Lexiques informatisés des ouvrages suivants, sous la direction de Maryvonne PERROT : 
LES MOTS DU RÊVEUR
sur La poétique de la rêverie de G. Bachelard.EUD, 1987, 244 p., ISBN 2-906645-01-X, épuisé.
LA CHANDELLE ET LE RÊVEUR
Sur La flamme d'une chandelle de G. Bachelard.EUD, 1988, 177 p, ISBN 2-906645-02-8.
*** 
 4  Cahiers Gaston Bachelard, N° 1
Alors que la critique universitaire, surtout en France, semble avoir délaissé G. Bachelard dont la pensée ne relève d’aucun cas de figure, un large public se nourrit de ses œuvres, surtout celles consacrées aux images. Telle est la raison qui a poussé l'Association des Amis de Gaston Bachelard et le Centre Gaston Bachelard à créer Les Cahiers Gaston Bachelard. Publication annuelle qui accueille et diffuse des recherches récentes, republie d’anciens textes introuvables, fait écho à des témoignages plus personnels sur l’homme et recense les publications nationales et internationales en cours.

Numéro 1 : EUD, 1998, 146 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-25-7.
Wunenburger Jean-Jacques, Editorial
I. Recherches
- Les dynamiques de l’image
PERROT Maryvonne, Du rêveur de l’eau au rêveur de solitude : un essai de méta-linguistique bachelardienne
PERRAUDIN Jean-François, Les thérapies de Bachelard
SCHAETTEL Marcel, Le Phénix, une " folle image " de Bachelard
WUNENBURGER Jean-Jacques, La naissance de l’image : présence ou disparition de l’être ? Significations de l’ambivalence de l’analyse de Gaston Bachelard
- Notions et questions bachelardiennes
CASTELAO-LAWLESS Teresa, La création et le développement de la phénoménotechnique dans l’œuvre de Gaston Bachelard
HONG Myung-Hee, La notion d’archétype chez Bachelard
SPERANZA Claude, Bachelard et la technique : quelques axes de recherche.
LIBIS Jean, Bachelard posthume
- Filiations et postérités
GUYARD Alain, Postérité onirique de Gaston Bachelard. Pour une psychanalyse du bachelardisme objectif
NOUVEL Pascal, Bachelard – Canguilhem, naissance d’une tradition de pensée ?
NICOLAS Florence, L’expérience poétique chez G. Bachelard et M. Heidegger
SGUEGLIA Valeria et MAGLO Gervais, Sujet et communauté : Bachelard et Buber
II. Actualité et recensions

***
 5 Cahiers Gaston Bachelard, N° 2
Numéro 2 : EUD, 2000, 174 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-30-3.
Une douzaine de communications données lors du colloque sur " La pensée de Gaston Bachelard, diffusion et lectures ", Dijon 12-14 mars 1998.
WUNENBURGER Jean-Jacques, Editorial
I. Bilans / Enquêtes
BAUMANN Lutz, Bachelard et la pensée philosophique en Allemagne. Quelques réflexions sur la relation entre philosophie et science
HOLZBACHOVA Ivana, Traductions tchèques et slovaques des oeuvres de Gaston Bachelard
TSATSAKOU Athanasia, Floraisons bachelardiennes en Grèce
VLADUTESCU Gheorghe, La présence de Gaston Bachelard dans la philosophie roumaine classique
VINTI Carlo, Bachelard en Italie : premières approches et traductions
II. Figures / Résonances
ABRAMO Maria Rita, Une des premières interprétations de la philosophie de Gaston Bachelard en Italie
PARRA Jaime D., La poétique de Bachelard, sa réception à Barcelone : poésie et peinture
BUNGAARD Peer F., Bachelard et la phénoméno-poétique ; une phénoménologie du détail
KUSHNER Eva, Pertinence de la pensée bachelardienne pour l’étude de la poésie canadienne et québécoise
BULCAO Marly, Le jeu enivrant de la raison : mathématique ou travail artisanal créateur
III. Echos / Notes
KROB Josef, Image de Gaston Bachelard dans Internet. La petite mosaïque des textes sur Bachelard d’Internet
ALI Seemee, Bachelard à Dallas : contre le romantisme de l’image
LAPOUJADE Maria Noël, Autour d’une poétique de l’espace et du temps : " l’habiter " et " le temporaliser "
IV. Etudes
FAIVRE Hélène, Les odeurs dans la poétique bachelardienne
AJERAR Hassane, Bachelard et l’apophase
V. Actualité et recension

*** 
6  Cahiers Gaston Bachelard, N° 3, Témoignages
Numéro 3 : EUD, 2001, 146 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-36-2.
Cette publication réunit des souvenirs et des témoignages émanant de personnalités ayant connu ou rencontré, à des titres divers, le philosophe. S'y adjoignent des études, ainsi que l'habituelle recension des parutions d'ouvrages consacrés à l'œuvre de Gaston Bachelard. L'image qui se dégage de ce penseur-poète hors du commun, doublé d'un pédagogue virtuose et facétieux, est à la fois cohérente, et surprenante en certains cas. Elle nous renvoie aussi à une époque de la vie philosophique et intellectuelle en France, dans les années 40-60.
Jean-Jacques WUNENBURGER, Préface
I. Souvenirs
DOSSE Claire ; GOLDSCHMIDT George-Arthur ; GRENIER Roger ; HEIDSIECK François ; METTRA Claude ; ROMEU Pierre  ; VAX Louis 
II. Témoignages
BONNEFOY Yves, Bachelard dans mon souvenir
DADOUN Roger, Bachelard, penseur à la barbe fleurie
DAILLIE François-René, Les ruisseaux du paradis
DOZ-SCHIFF Claire, Passim
FRERE Jean, Gaston Bachelard, un philosophe poète
GUILLERMIT Louis, Bachelard ou l’enseignement du bonheur
JACOB André, En passant par la Sorbonne
PARINAUD André, Gaston Bachelard, “ tel quel ”
PICLIN Michel, Quelques souvenirs
TURLOT Fernand, Souvenirs
VOISIN Marcel, Gaston Bachelard, rayonnement pédagogique d'une pensée
III. Etudes
JOUANARD Gil, Poétique de la lecture de poésie
LIBIS Jean, Bachelard et la mélancolie. L’ombre de Schopenhauer dans la philosophie de Gaston Bachelard
NICOLAS Florence,
La dimension d’intimité et les directions de sens de l’espace poétique. Approche bachelardienne
PICLIN Michel, Note sur les Alephs infinis (en hommage à Gaston Bachelard)
SCHAETTEL Marcel, Bachelard et les poètes : sur deux images de Louis-Guillaume
SCHILLING Eric, Science et opinion : du procès de la connaissance
THIBOUTOT Christian, L’horizon herméneutique de la pensée de Bachelard... Réflexion sur le statut de la poésie et de l’imagination

*** 
7  Cahiers Gaston Bachelard, N° 4, Bachelard au Brésil
Numéro 4 : EUD, 2001, 220 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-40-0 .

WUNENBURGER Jean-Jacques, Préface
BULCAO Marly, Présentation
I. Dossier : Bachelard au Brésil
BORNHEIM Gerd, Témoignage : Souvenir et Présence de Bachelard
ROCHA PITTA Danièle, Une des formes de la réception de l’œuvre de Bachelard au Brésil : méthodologies des images
DE CARVALHO Mírian, Le legs de Bachelard dans le domaine de la critique d’art : la notion d’image poétique et la lecture de l’œuvre
BULCAO Marly, Les chemins du surhomme
MARCONDES CESAR Constança, Éthique et vérité dans la connaissance de la nature
BARSOSA Elyana, L’histoire des sciences selon G. Bachelard, A. Koyré et G. Canguilhem : une lecturede la discontinuité
TERNES José, Expérience première et valeurs rationnelles
FREAZA LOBO Soraia, La construction des connaissances en chimie sous la perspective bachelardienne : du réalisme naïf au rationalisme appliqué
DUARTE Valter, Obstacle épistémologique et inconscient scientifique
AUGRAS Monique, Bachelard ou la séduction de l’imaginaire
GOUVEA DE PINHEIRO Alvaro, À propos d’une nouvelle psychanalyse
DOMINGUES Joaquim, Lúcio Pinheiro dos Santos et la rythmanalyse
CABRAL Elisa Maria, A la recherche des métaphores perdues. Une expérience de réalisation de vidéos
à partir de l’œuvre de Gaston Bachelard
DE OLIVEIRA Marcio, L’imaginaire de la construction de Brasília
II. Bibliographie : Sur la réception de Gaston Bachelard au Brésil
III. Etudes
PIERRON Jean-Philippe, Rites funéraires et poétique des éléments : une métaphysique de la poussière ?
PAQUOT Thierry, La maison de Bachelard
FABRE Nicole, Aventures bachelardiennes
IV.
Témoignages et correspondance
*** 
8.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 5, Bachelard et les Arts
Numéro 5 : EUD, 2003, 190 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-45-1.
Numéro coordonné par Maryvonne Perrot
     Notre propos dans ce volume consacré à Bachelard et les arts vise plutôt à sou­ligner la réciprocité de la dynamique qui unit Bachelard aux artistes. Car si le philosophe s’est attaché à inventorier « les grands rêves cosmiques qui attachent l’homme aux éléments » et personnalisent la création artistique, ses études ont aussi été à la source de la prise de conscience, par certains artistes, du caractère bachelardien de leur inspiration.
    L’art a nourri la réflexion bachelardienne et l’œuvre de Bachelard a fécondé et féconde encore l’inspiration des artistes.
Maryvonne Perrot, Avant-propos
I.    Dossier
Margolin Jean-Claude, Bachelard et les arts plastiques
Puthomme Barbara, Esquisse d’un catalogue d’art bachelardien
Doriac Franck, Ecouter le murmure du monde
Auzolle Cécile,
« Aller à la racine même de la force imaginante ». L’expérience d’une lecture de l’opéra à la lumière de L’eau et les rêves
Paquet Dominique,
Pour un rêveur définitif. A propos de Les escargots vont au ciel
Scouflaire Fabienne, Bureau Anne-Yvonne, Colombel Valérie, Pallier Françoise, Rousseau Jean-Pierre, L’imagination matérielle selon Gaston Bachelard, condition de la création
artistique
Sauvanet Pierre, L’eau, la terre et les rêves de Robert Smithson. Une poétique dialectique de la Jetée en spirale
II. Etudes
Leroux Jean,
Bachelard et le cercle de Vienne
Garrau Marie, Les rythmes de la Création
III. Témoignage : Lefebure Nadine, Anecdotes hors philosophie
IV. Actualité et recensions
*** 
9 Cahiers Gaston Bachelard, NUMERO SPECIAL, Bachelard et l'écriture.
S. dir. M. PERROT, J.-J. WUNENBURGER
Dijon, UB/Centre Gaston Bachelard, 380 p., s. dir. J. Libis, M. Perrot et J.-J. Wunenburger, ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-47-8, 2004, 380 p.
– PRÉLUDE
DAGOGNET François , Université de Paris-I, Le vocabulaire scientifique dans l’œuvre de Gaston Bachelard

I – BACHELARD, LE REVEUR DE MOTS
BUSE Ionel , Université de Craiova, Roumanie, Animus et anima chez Gaston Bachelard et Mircea Eliade
RAICHVARG Daniel , Université de Bourgogne, Dijon, France, Gaston Bachelard, du rêve de la technique à la culture technoscientifique
LASSUS Marie-Pierre , Université Charles de Gaulle-Lille 3, France, Gaston Bachelard et la musique des éléments
BULCAO Marly , Université d’Etat de Rio de Janeiro, Brésil, Raison et imagination : création et jeu inépuisable des mots
SANT'ANNA Catarina , Université Fédérale de Salvador de Bahia, Brésil, Les indices du dramatique au sein du lyrique
POIRIER Jacques , Université de Bourgogne, Dijon, France, Gaston Bachelard, ou le philosophe qui dit : " je "
BONICALZI Francesca , Université della Calabria, Italie, La psychanalyse entre Science et Rêverie
THIBOUTOT Christian , Université de Montréal, Canada, La métaphore botanique dans l’œuvre de Bachelard : la lecture d’un psychologue
POULIQUEN Jean-Luc , Hyères, France, Gaston Bachelard et Jacques Audiberti : une même fascination pour le langage
MARCONDES CESAR Constança , Université de Campinas, Brésil, Herméneutique, phénoménologie et langage chez Gaston Bachelard
CASTELAO-LAWLESS Teresa , Grand Valley State University, Allendale, U.S.A., L’espace poétique et l’espace physique dans la phénoménologie bachelardienne
KOPPER Joachim , Université de Mayence, Allemagne, La poétique de l’espace de Bachelard sur fond de la tradition philosophique
TERNES José , Université Fédérale de Goiâna, Brésil, Lire, écrire, étudier
VANHESE Gisèle , Université della Calabria, Italie, Gaston Bachelard et la traduction de l’image
VINTI Carlo , Université de Pérouse, Italie, Bachelard : le livre scientifique et le livre onirique

II- LES MOTS DE BACHELARD
GHITA Roxana-Andrea , Université de Craiova, Roumanie, Les implications du " poien " chez Gaston Bachelard (de l’écriture aux arts plastiques)
COSSUTA Frédéric , CNRS, Lille 3, France, Ecriture poétique, écriture de la poétique : le sens de la formule chez Gaston Bachelard
WUNENBURGER Jean-Jacques , Université Lyon-III Jean Moulin, France, Bachelard ou l’ambigüité de la métaphore
PERROT Maryvonne , Université de Bourgogne, Dijon, France, Autour du complexe de culture
CHAZAL Gérard , Université de Bourgogne, Dijon, France, Le vocabulaire de la physique dans l’œuvre de Bachelard
SPERANZA Claude , Association des Amis de Gaston Bachelard, Petit lexique bachelardien d’hygiène et de médecine
BAUMANN Lutz , Université de Mayence, Allemagne, L’écriture de la loi scientifique
KROB Josef , Université Masaryk, Brno, République tchèque, Les mots et les images
MONNERET Philippe , Université de Bourgogne, Dijon, France, L’iconicité linguistique chez Bachelard
RODRIGO Pierre , Université de Bourgogne, Dijon, France, Bachelard ou la matérialité du style
DAMIEN Robert , Université de Besançon, France, Bachelard ou l’induction psychique de la lecture
FAIVRE Hélène , Université de Bourgogne, Dijon, Fance, Le nom d’odeur dans la poétique : " un détail immense "
CIPRES-PALACIN Maria Angeles, Le regard et la parole du lecteur au départ du processus créateur en littérature
FAVIER Laurence , Université de Bourgogne, Dijon, France, Titre provisoire : Analyse lexicale de La Psychanalyse du Feu

III - BACHELARD, SES TRADUCTEURS, SON SILLAGE
ILIEVA Liubov , Université de Sofia, Bulgarie, Traduction des travaux de Bachelard en Russie
AZZOUZ Ridha , Institut Supérieur de Théologie, Tunis, Tunisie, L’œuvre de Bachelard et les traducteurs arabes
BAUZA Hugo , Université de Buenos Aires, Argentine, La pensée de Bachelard en Argentine
CHAE Sookhee , Université Pusan, Corée du Sud, Gaston Bachelard et le bouddhisme
MOVSCHOWITZ Raquel , Université Fédérale de Rio de Janeiro, Brésil, La puissance des mots : le mantra bachelardien
DUARTE ARRUDA Francimar , Université Fédérale Fluminense, Rio de Janeiro, Brésil, A la rencontre de Bachelard
LIBIS Jean , Dijon, Association des Amis de Gaston Bachelard, Les effets lacaniens et le rire de Gaston Bachelard

*** 
10.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 6, Bachelard et la psychanalyse
 Numéro 6 : Dijon UB/Centre Gaston Bachelard, s. dir. J. Poirier et J.-J. Wunenburger,  2005, ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-50-8, 212  p.
POIRIER Jacques, Avant-propos
JAGER Bernd et BOURGEAULT Anthony, Le cabinet du Dr Freud. La formation de l’esprit scientifique et les débuts de la psychothérapie
POIRIER Jacques, Gaston Bachelard : vers la psycha­nalyse et au-delà
THIBOUTOT Christian, « Psychanalyse et poético-analyse »
GHITA Roxana Andrea, Les visages du po(ï)étique chez Gaston Bachelard. Entre l'esthétique romantique allemande et les discours de la modernité (extrait)
de Pinheiro Gouvêa Àlvaro, Y a-t-il un animus dans l'anima chez Bachelard et Jung ?
DUARTE ARRUDA Francimar, Les diableries de l’humour
TANGUAY Denise, L’image dialoguée : Gaston Bache­lard et l’art-thérapie
FABRE Nicole, Comment Bachelard éclaire ma ré­flexion sur le rêve-éveillé en psychanalyse
KUHN Roland, Le psychiatre devant l'oeuvre de Gaston Bachelard
VINTI Carlo, Bachelard : l’épistémologie, le sujet, la personne
Freire Jr. Olival., Gaston Bachelard  et Louis de Broglie ont-ils toujours été en syntonie 
*** 
11 Cahiers Gaston Bachelard, N° 7, Bachelard et la physique
 
Numéro 7 : Dijon UB/Centre Gaston Bachelard, s. dir. G. CHAZAL, décembre 2005, ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-53-2, 220 p.
Chazal Gérard, Bachelard, penseur de la physique du XXe siècle. A l’occasion de l’année mondiale de la physique
Brenner Anastasios, Le jeune Bachelard et les conséquences philosophiques de la révolution en physique
Ferreira de Almeida
Fabio, Gaston Bachelard : réalisme et objectivité en physique Jean-Claude Beaune, Bachelard et la technique
BEAUNE Jean-Claude, Bachelard et la technique
Lamy Julien, Enquête sur le concept de « noumène » dans l’épistémologie bachelardienne. La physique contemporaine comme science nouménale
Castelao-Lawless Teresa,
La phénoménotechnique dans sa perspective historique : ses origines et ses  influences sur la philosophie des sciences.
Bachelard Gaston, Les Intuitions atomistiques, « Introduction »(avec l'autorisation des éditions Vrin)
Kissèzounon Gervais, Bachelard et la « loi des trois états »
Fedi Laurent, Autour de Gaston Bachelard : les critiques de la raison close dans l’épistémologie française
Sant’Anna Catarina, La construction imaginaire du théâtre à partir des poétiques de Gaston Bachelard
*** 
12 Cahiers Gaston Bachelard, N° 8, Bachelard et la phénoménologie   
Numéro 8 : Dijon UB/Centre Gaston Bachelard, s. dir. P. RODRIGO et J.-C. GENS , Dijon, UB/Centre G. Bachelard, 2006, 206  p., ISBN 2-906645-58-3.
RODRIGO Pierre, Introduction - Retentissements
Dossier
Barsotti Bernard, Bachelard et la phénoménologie husserlienne
Garelli Jacques, Bachelard ou l’honneur de la philosophie
Gosvig-Olesen Sören, Bachelard phénoménologue
Rodrigo Pierre, Sartre et Bachelard. Variations autour de l’imagination matérielle
SAINTAUBERT Emmanuel de, Phénoménologie du vers ou dynamologie du contre ? Elements pour une confrontation entre Merleau-Ponty et Bachelard
Wunenburger Jean-Jacques, La phénoménologie bachelardienne de l’imagination, écarts et variations
GRIEDER Alfons, Gaston Bachelard « phénoménologue » de la science moderne. (Traduction en langue française de Chloé Malbranche et Gaëlle Maz)
Archives
GOYARD-FABRE Simone, Le mensonge et la puissance selon Gaston Bachelard
TURLOT Fernand, Bachelard et Hamelin
Etudes
CHIORE Valeria, Les structures matérielles de l’intentionnalité. Bachelard, Caillois, Corbin.
IDE François, Penser les modes de spatialisation contemporains : la dialectique du dedans et du dehors chez Bachelard, Foucault et M. de Certeau
PIERRON Jean-Philippe, Les imaginaires du sang. Lecture bachelardienne d’un liquide élémental
Actualité et recensions
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13.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 9, Bachelard, Gonseth, Piaget et l'éducation négative
Numéro 9 : Dijon UB/Centre Gaston Bachelard, s. dir. J.-J. Wunenburger , Dijon, UB/Centre G. Bachelard, 200  p. environ, ISBN 2-906645-62-1,  juillet 2007, 20,60 €.
WUNENBURGER Jean-Jacques, Introduction
Dossier
DUCRET Jean-Jacques, Jean Piaget et la raison créatrice
WUNENBURGER Jean-Jacques, La rationalité dialectique dans la pensée de Jean Piaget
FABRE Michel, Formation et problématisation chez Gaston Bachelard
PERROT Maryvonne, Enfance et société : du complexe de Prométhée à l'enfance archétypale
MOTTANA Paolo, Idées pour une « pédosophie »
GRIEDER Alfons, " Rationalité " :  qu’est-ce que cela veut dire ?
CASTELLAO Teresa, Les relations entre l’ethique et l’éducation scientifique ouverte
POUGET Pierre-Marie, L’éducation en démocratie
BUSE Ionel, De l’innéisme et du constructivisme à l’anthropologie de l’imaginaire – la pédagogie de la pensée ouverte
KESSELRING  Thomas, La rationalité des émotions. Un complément à la théorie de Piaget
PARROCHIA Daniel, Bachelard et la transformée de Fourier
ARAUJO Alberto Filipe et SOUSA Sergio, Des images au fil de la chenille. Imaginaire et éducation chez Gaston Bachelard
LAMY Julien, Tête bien faite ou tête à refaire ? Imaginaire et rationalité de l’éducation ouverte
BULCAO Marly, Raison, discontinuité et éducation : Gonseth et Bachelard face a une philosophie ouverte
WORMS Frédéric,
BUSCAGLIA Marino,
Etudes
Nicolas Florence, Immémoriale mémoire
Hiéronimus Gilles, Les Poétiques de Gaston Bachelard : une phénoménologie (de l’) imaginaire ?
Recensions
*** 
14 Actualité et postérité de Gaston Bachelard
s. dir. Pascal Nouvel
PUF, coll. Science, histoire et société, 176 p., ISBN 2-13-048950-8.
GAYON Jean, préface
NOUVEL Pascal, introduction
LECOURT Dominique, Comment boire une métaphore ?
LIBIS Jean, Le vin de la mélancolie
KOFFI NOSSEDJI MAGLO Gervais, Bachelard et la négation positiviste de l'imagination scientifique
SPERANZA Claude, Couleurs sensibles et couleurs intelligibles chez Gaston Bachelard
HERVE Jean-Jacques, Bachelard et les agronomes
GUYARD Alain, Gaston Bachelard et les romantiques allemands
NOUVEL Pascal, Bachelard et Heidegger lecteurs de Nietzsche
CASTELAO-LAWLESS Teresa, Gaston Bachelard et le milieu scientifique et intellectuel français
VIDAL-ROSSET Joseph, L’intuitionnisme de Gaston Bachelard
SEIDENGART Jean, Ruptures et révolutions scientifiques : la révolution copernicienne
TINLAND Franck, Une épistémologie non bachelardienne est-elle envisageable ?

*** 
15 Bachelard dans le mon
s. dir. Jean GAYON et Jean-Jacques WUNENBURGER
Voici un livre singulier dont l'intérêt déborde de beaucoup l'objectif déclaré. Ses maîtres d'œuvre avaient décidé de procéder à un recensement systématique de toutes les traductions des ouvrages de Gaston Bachelard. Ils ont demandé de surcroît que les résultats de cette enquête bibliographique soient accompagnés d'une analyse du contexte philosophique et culturel qui, dans chaque cas, a pu décider du choix de tel ou tel titre, qui a pu déterminer l'accueil réservé à ces textes et orienter les effets qu'ils ont produits. Immense travail à la mesure du retentissement de la pensée bachelardienne qui a touché au fil de quelques décennies une quarantaine de pays, dont seize ont été ici retenus.
Un ensemble d’études sur la réception actuelle de la pensée de G. Bachelard dans le domaine de l’épistémologie et de la poétique, rassemblé lors du colloque international de mars 98 à Dijon.
PUF, coll. Science, histoire et société, 2000, 252 p., ISBN 2-13-049959-7, (en vente en librairie).
LECOURT Dominique, Préface
GAYON Jean et WUNENBURGER Jean-Jacques, Introduction
- Ouverture : un regard français
DAGOGNET François,
Nouveau regard sur la philosophie bachelardienne
MILNER Max, L’influence de Bachelard sur la critique littéraire, en France
- Antipodes
CHIN Hyung-Joon, L’influence de Gaston Bachelard dans le domaine de la littérature et de l’épistémologie en Corée
KANAMORI Osamu, Réception de Gaston Bachelard au Japon
- Nouveau Monde
HALTMAN Kenneth,
Relire et traduire : la découverte du sens caché dans le texte bachelardien
CASTELAO-LAWLESS Teresa,
La philoso­phie scientifique de Bachelard aux Etats-Unis : son impact et son défi pour les études sur la science
LETOCHA Danièle,
De quelques avatars québécois et ontariens, 1980-1997
MARTINEZ CONTRERAS Jorge,
L’impact de l’épistémologie bachelardienne au Mexique
- Ancien Monde
CHERNI Amor,
Bachelard chez les Arabes
MCALLESTER Jones Mary, Bachelard et les deux cultures
HORAK Petr,
La réception de la pensée bachelardienne en République tchèque
ILIEVA Liubov et KASARIAN Valentina,
Bachelard en Russie
SOSIEN Barbara,
Connaître Bachelard en Pologne
EMERY Éric,
La notion de temps chez Bachelard et Gonseth
JANZ Nathalie,
Une réception « indirecte » de Gaston Bachelard ? De l’utilité de quelques concepts bachelardiens pour l’épistémologie de Ernst Cassirer
BONICALZI Francesca, Analyse des principales études italiennes sur l’épistémo­logie de Bachelard
BUSE Ionel,
Recherches bachelardiennes en Roumanie
ARAUJO Alberto Filipe,
Quelques remarques sur la présence de Bachelard dans la culture portugaise
*** 
16. Bachelard et la poétique du temps
Maryvonne PERROT

Bachelard, l’homme du poème et du théorème a souvent posé à ses lecteurs le problème d’une coexistence de son engagement rationaliste avec son penchant pour l’imaginaire. Mais cette question primordiale se double d’une autre: celle de l’absence d’une Poétique du temps, pendant de la Poétique de l’espace, chez un philosophe ayant réfléchi sur les notions d’instant et de durée dès ses premières œuvres.
L’ouvrage propose donc de partir à la recherche de la Poétique du temps afin de déterminer comment à travers les œuvres de Bachelard se dessinent les prémisses d’un tel concept rythmant le devenir de la réflexion et permettant de rendre compte de l’unité dialectique de cette oeuvre foisonnante.

Peter Lang, 2000, 162 p., ISBN 3-631-35282-4.
LIBIS, Jean
►17 Bachelard et la mélancolie
LIBIS, Jean. L'ombre de Schopenhauer
dans la philosophie de Gaston Bachelard
.
Presses Universitaires du Septentrion, 2000, 342 p., ISBN 2-284-01482-8..

Introduction : D'une dualité à l'autre ou les envers de la sagesse
- Chap I : Questions
- Chap II : Références schopenhaueriennes
- Chap III : Proximités et différences
- Chap IV : Esquisse cartographique d'un "pessimisme" bachelardien
- Chap V : Géographie approfondie : du filigrane de la mort à la métaphysique de la chute
- Chap VI : Une introuvalbe ontologie
- Chap VII : Le débat avec la psychanalyse et la thérapeutique bachelardienne
- Chap VIII : Les silences bachelardiens
Conclusion : Le volontarisme bachelardien ou la fécondité d'un pessimisme actif
Bibliographie

***
 C Estéticas de la recepción literaria

ISER, W. El acto de leer. Teoría del efecto estético. Madrid. Taurus. 1987.

JAUSS, H. R. Experiencia estética y hermenéutica literaria. Madrid. Taurus. 1986.

D. Estudios del Imaginario

ADDISON, J., Los placeres del imaginario, Madrid, Visor, 1991.

BENJAMIN, Walter. Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV.  Taurus. Madrid. 1991.

BLANCHOT, Maurice, El espacio literario, Barcelona,  Paidós, 1992.

-Ibidem. El libro por venir. Madrid. Trotta. 2005

BARTHES, Roland. El placer del texto, México,  Siglo XXI, 1996.

BÉGUIN, Albert, El alma romántica y el sueño, México, Fondo de Cultura Económica, 1993.

Ibidem. -Creación y Destino. I.  Ensayos de crítica literaria, México,  Fondo de Cultura Económica, 1986.

BRETON,  A.,  Manifiestos del surrealismo,  Barcelona, Labor,  1992.

Bonaparte, Marie. Edgar Poe : sa vie, son oeuvre / étude analytique par Marie Bonaparte; avant-propos de Sigmund Freud. Paris. Presses Universitaires de France. 1958. (sin traducción al castellano)

Bono, Edward de. El pensamiento lateral: manual de creatividad. Barcelona. Paidós. 1998.

Bono, Edward de. Manual de la sabiduría: nuevos hábitos de pensamiento para agilizar la mente y potenciar la creatividad. Barcelona.  Paidós. 1994

BURGOS, Jean,   Pour une poétique de l'imaginaire,  Paris,   Seuil, 1991.

CALVINO, Italo. Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid. Siruela.  1997.

CAMPBELL, Joseph, El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito, México, Fondo de Cultura Económica, 2010.

Ibidem. Las máscaras de Dios: Mitología creadora,  Madrid, Alianza Editorial. 1999.

CHATEU, J. Las Fuentes de lo Imaginario, México, Fondo de Cultura Económica, 1976.

DESOILLE, Robert.  Lecciones sobre ensueño dirigido en psicoterapia. Buenos Aires. Amorrortu, 1975.

DUFRENNE, Michel. Fenomenología de la experiencia estética. Vol I, El objeto estético, Vol II, La percepción estética. Valencia. Fernando Torres Ed. 1983.

DURAND, Gilbert, Estructuras antropológicas del imaginario, Madrid,  Fondo de Cultura Económica, 2005.

-Ibidem. El imaginario, Barcelona. Ediciones del bronce, 2000.

-Ibidem. La imaginación simbólica,  Argentina, Amorrotu, 1971.

ELIADE, Mircea, Imágenes y símbolos, Madrid, Taurus, 1989.

-El vuelo mágico

FRAZER. James. G.  Mitos sobre el origen del fuego. Barcelona. Altafulla. 1986.

Hannah, Barbara. Encuentros con el alma: la imaginación activa como C. G. Jung la desarrolló-.  México. Fata  morgana. 2009.

HILLMAN,  James, Re-imaginar la psicología, Madrid, Siruela,

-Ibidem. El sueño y el inframundo, Barcelona, Paidós, 2004.

JEAN, Georges. Bachelard,  la infancia y la pedagogía. México. Fondo de Cultura Económica. 1989.

-Ibidem.   Los senderos de la imaginación infantil,  México. Fondo de Cultura Económica, 1988. 

Jung, C.G.,   Símbolos de transformación,  Barcelona, Paidós, 1993. [edición revisada y aumentada de Transformaciones y símbolos de la líbido]
Jung, C. G. Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 14: Mysterium coniunctionis: investigación sobre la separación y la unión de los opuestos anímicos en la alquimia (1955-56). Madrid. Editorial Trotta.  2002 
-Ibidem. Los complejos y el inconsciente. Madrid. Alianza. 2001.

-Ibidem. Paracélsica, Barcelona, Kairós, 2003.

-Ibidem. Psicología y alquimia, Obra completa,  XII, Madrid,  Editorial Trotta.

LAUNAY, Jacques,  El Ensueño dirigido y el inconsciente, Buenos Aires, Barcelona. Paidós, 1982.

LÉVI-STRAUSS,  Claude, El pensamiento salvaje,  México,  Fondo Cultura Económica.  1992.

MALRIEU, Ph., La construcción de lo imaginario,  Madrid,  Guadarrama, 1971.

MINKOVSKI, Eugéne, Vers  une cosmologie, Paris,  Payot & Rivages, 1999.

NOEL- LAPOUJADE, M.,  Filosofía de la imaginación,  México, Siglo XXI, 1988.

Picard, Max. Le monde du silence / par Max Picard ; traduit de l'allemand par J.J. Anstett ; préface de Gabriel Marcel. Paris.Presses universitaires de France. 1954.

PROPP, V., Morfología del cuento, Madrid, Editorial Fundamentos, 1986.

KOGAN, J., Filosofía de la imaginación, Función de la imaginación en el Arte, la Religión y la Filosofía, Buenos Aires, Paidós, 1986.

RIVAS SAINZ, Arturo, Fenomenología de lo poético,  México, Tezontle, 1950.

RODARI, Gianni,  Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias, Barcelona, Ediciones del Bronce,  2006.

SARTRE, Jean-Paul, Lo  imaginario:psicología fenomenológica de la imaginación, Buenos Aires, Losada, 2005.

SCHNEIDER, Marius, El origen de los animales-símbolos en la mitología y la escultura antiguas: ensayo histórico-etnográfico sobre la subestructura totemística y megalítica de las altas culturas y su supervivencia en el folklore español, Madrid,  Siruela, 2001.

Schultz, J.H. El entrenamiento Autógeno. Editorial Científico-Médica, Barcelona 1969.

SORIAU, Étienne, La correspondencia de las artes,  México, Fondo de Cultura económica, 1998.

VIGOTSKY, L. S., La imaginación y el arte en la infancia, Madrid, Akal, 2009.

WARNOCK, Mary, La imaginación,  México, Fondo de Cultura económica, 1981.

ZWEIG, Stefan. El misterio de la creación artística, Madrid, Sequitur. 2010.






































Tesis doctoral (inconclusa)

Investigador: José Bravo Armada

Título: Una aproximación a la obra dramática de William Shakespeare desde las dramaturgias del imaginario y las poéticas del espacio sensorial.

Subtítulo:  Estudio de  Midnight Summer´s dream (1595-1596), Hamlet  (1600-1601) , Macbeth (1606) y The  Tempest (1613)  de  William Shakespeare  a la luz de  la fenomenología de la  imaginación creadora  de Gaston Bachelard 

Departamento: Filología Catalana. Facultat de Filolosofía y Lletres.  Universitat Autónoma de Barcelona. Programa de doctorado en Artes Escénicas

Director de la tesis: Dr. Camilo Fernández González Valdehorras.  Departament de Romàniques. Facultat de Filologia. Universitat de Barcelona.

Tutoría: Dra. Mercé  Saumell .  Departament de Teoría e Historia del Institut del Teatre. Diputació de Barcelona.

Fecha de inscripción del proyecto: 5 de Mayo del  2008









SINOPSIS ACERCA DEL PROYECTO ACERCA DEL PASADO PROYECTO DE TESIS DOCTORAL

       Realizando una exégesis  profunda de la obra de Gaston Bachelard, extrayendo de su fascinante estética literaria una cosmología de valores presentes en la creación poética occidental,  intentaremos Aproximarnos con estas herramientas  denominadas como  fenomenología del imaginario en una original comprensión del texto dramático. Si  el “método” bachelardiano fue volcado  principalmente  en la lectura activa de los poetas rehuyendo   los imaginarios narrativos y dramáticos, partimos de la idea  por la cual el texto dramático posee  también unas cualidades poéticas de excepción.  Visto de este modo, la dramaturgia es como un collar-joya  donde se engarzan las imágenes poéticas en dos órdenes temporales paralelos: uno que corresponde a la trama o tiempo horizontal, y otro que corresponde a una serie de instantes  poéticos. Esto nos llevará a un método sagaz por el cual el destino de toda lectura no es el análisis crítico en una cesión del significado, sino como esta cesión que nos hace el poeta puede dilatarse en nuestra mente, pues  defenderemos que toda lectura ya es un acto de creación que nos dispone a crear  y suscitar invenciones.  La fenomenología  del imaginario  cumple el papel de suscitadora  que orienta los impulsos de la imaginación  encarándo sus principales tendencias o fuerzas.  Método que puede llegar a parecer imprudente pero que más bien nos ayuda a leer mejor  las imprudencias del lenguaje de los poetas atendiendo a la sutileza de cada fenómeno-imagen en su naturaleza concreta y singular. La imaginación, tendente más a la paradoja y  a la ambigüedad,  que a la aserción y a la dialéctica,  evasiva ante todo sistema que perpetre su ordenamiento, posee sin embargo  unas leyes que la fundamentan siempre  en la libertad del acto de imaginar.

        A la vez que realizamos la labor fenomenológica,  nos serviremos paralelamente de una hermenéutica vigilante del texto dramático,  fundamentalmente como un mundo entramado en la acción. Nuestra hermenéutica denominada Dramatología atiende  a comprender  el  texto dramático  enmarcando las acciones  desde la psicología del personaje, la cosmovisión de una época y el entramado simbólico que la constituye en una serie de arquetipos.  Definiremos a grandes trazos la Dramatología como una hermenéutica  especializada en el texto dramático que nos ayudará a ordenar y jerarquizar las  diversos estratos de sentido  de una obra coordinándols con el único fin de conocer  mejor  todos los niveles de significado de un objeto, no lo olvidemos  literario, sin  traicionar  una  de sus características esenciales: ser un entramado de  conflictos  desplegados en acciones.(dramos).

         Como nuestro interés se centra predominantemente en el acto de la imaginación  nos serviremos de quién ha sido uno de los  filósofos de la imaginación, Gaston Bachelard, y una literatura de la más pura y alta  imaginación, la obra de William Shakespeare, tomando   cuatro de las obras canónicas  más conocidas de su repertorio. Estas obras representan a nuestro entender cuatro puntos cardinales desde el cual podemos  organizar  las diferentes trayectorias  de viaje y ahondamiento al imaginario shakespeariano.

         Este método dual  y bifronte que se basa en comprender para jugar, leer para conocer y leer para ensoñar (lectura-rêverie),   hará desembocar nuestro estudio hacia unas conclusiones y un objetivo principal:

          El texto literario dramático clásico, o mejor definido la literatura dramática surgida en una genuina época teatral, es aquello que debe descubrirse por una multiplicidad de estrategias de lectura y de juego que necesitan coordinarse y encontrar un área de complicidad poco común. Interpretar, descubrir  y jugar serán  acciones cómplices pero diferentes en sus fines.  La primera, una hermenéutica, y la segunda, una heurística. No será  entonces difícil,  sino también oportuno, aunar una estética literaria con una estética de los pintores, de los músicos, de los escultores, de los creadores de espacios. De este modo el método fenomenológico  se nos descubre como una heurística que planea estrategias de descubrimiento y podrá definir  posteriormente un área de juego  futura que nos puede hacer descubrir correspondencias  entre el orden lingüístico con   los sonidos, los colores, los tactos, las luces, las materias, en un contexto empírico de máximo valor  para una escenología contemporánea y del futuro. Necesitamos así formular una ciencia de la puesta en escena tomando las herramientas que nos aportan las ciencias del imaginario y todo lo que pueda decirnos una filosofía de la imaginación. 

         La obra dramática , tal como nos  hemos propuesto entenderla en esta tesis, no es aquello que puede trasvasarse  entre  un ámbito sígnico a otro de distinta naturaleza, cuyo paso  diremos es,  de lo lingüístico a lo material escénico, sino que  las palabras son más bien un estímulo que nos induce a crear y descubrir, si las  volvemos a  experimentar en el orden de  la vivencia. Vivencia que trasciende la vida  y la expande en vida imaginada, soñada, utópica, idealista, por lo  que evitaremos acendrarla en los límites de lo psicológico, la pulsión psicoanalítica y cualquier reducción racional.   La fenomenología del imaginario se revela  entonces como ese  puente dorado  que vincula el orden lingüístico y eidético  con el orden de los sentidos valorizados por una contemplación estetizante que no solo se plasma en palabras sino que también puede plasmarse en el orden  de todos nuestros sentidos sublimados por la ensoñación poética. Ni el texto dramático solo es objeto de una hermenéutica ni el mundo de la escena puede reducirse a un mero sistema de signos, o en una gestalt de la percepción.  Por la sencilla razón de que no existe una analogía directa entre lo significado y lo valorizado, como tampoco hay  analogía  directa entre lo percibido y lo contemplado. 

     La fenomenología del  imaginario parece enseñarnos desde un secreto ángulo la dimensión oculta, fugitiva y evasiva que no impone su ángulo con una lectura unívoca  del texto dramático sino abierto a la diversidad de los movimientos de la imaginación que la completan en la actualidad de cada instante. Para imaginar  primero debemos  sentirnos atraídos por nuestra curiosidad y la dramaturgia  será el orden de composición y decodificación  polifónica que organiza una curiosidad que debe impulsarse nuevamente como si estuviésemos en un laberinto.  Entonces siempre hay un más allá donde seguir recomenzando de nuevo, siempre  impulsados por el dinamismo de la imaginación, pues nunca se terminan de representar  del todo  los enigmas que  una obra dramática guarda pues  la puesta en escena vuelve a hacer incesantemente  inédito lo mismo. Completar la imagen significa interrumpir el dinamismo de la imaginación. Nosotros, lectores, no ampliamos el sentido de la obra: diremos que la obra es la que nos completa a nosotros aportándonos   una expansión de nuestro mundo imaginario. La modestia del fenomenólogo supera el orgullo del hermeneuta pues su fin huye de la erudición y el análisis por  un retorno a la infancia del lector recuperada  desde la autoconciencia, que sólo desea jugar. La lectura siempre debe recobrar su atmósfera en que fue secreto, juego y misterio.

         Es de este modo como podemos anticipar  un trabajo que puede servir a una nueva forma de enseñar y estudiar la literatura dramática con metodologías hermenéuticas especializadas,  y una  forma de entender  la praxis imaginaria del texto dramático en el trabajo teatral como una  tenaz  orfebrería de las imágenes poéticas. Porque, ¿no será  que  imaginar  la literatura es ya representarla pasando del eidetismo   de un teatro de la mente  a la exploración de una polifonía sensorial que nos gustaría recrear con se pleno sensualismo  con espacios, colores, perfumes, luces y sombras,  caricias y heridas, murmullos y gritos?

         Con este propósito  veremos consolidarse  una dramaturgia del imaginario donde ya  no trataremos de crear o recrear imágenes sino de pensar y constituir el acto imaginante. Llegado a este nivel anunciaremos como la imaginación no es la facultad de crear   o recrear imágenes sino vivir el dinamismo que las transforma, las evade y las  ausenta.  Solo así entenderemos la necesidad de una cultura de la imaginación que se aparta, humildemente y en silencio, de una cultura  que padece una hipertrofia de las metáforas visuales, un complejo de Tiresias. Necesitamos no tener imágenes para poder contemplar nuevas imágenes por venir. Para habitar en  los valores de la imaginación tendremos que partir de un grado cero y hacer ejercicio de una reducción, desbastando si cabe aquello que no se compromete con esta acción de la parquedad. Por esto volveremos al silencio, a la oscuridad, al vacío, a la penumbra, para aprender a valorar  cada pobre objeto y hacer de lo ordinario algo extraordinario. Creer  en  el atisbo de que en un humilde acontecimiento se encarnan mitos del universo. Ejemplo  más que evidenciado por la escenología moderna.

    Una dramaturgia del imaginario  conformará una corola de iniciativas y tentativas de la escena, que son tentativas de la creatividad y el juego,  por lo que no existirá  solo una dramaturgia del imaginar  sino  muchas dramaturgias de la imaginación, cada una encarnándose en un vasto repertorio de obras dramáticas y cada una definiendo y restableciendo  valores temporales. La literatura dramática es, a fin de cuentas,   la mayor tentación que nos lleva a  “jugar” con la lengua. El teatro, de pronto,  es ese vocablo que debería olvidarse para  así  olvidar  todo lo que tiene de muerto y de convencional, de instituido y de deificado. Todo ello con el fin  de acoger  un sin fin de formas plurales de expresión de la escena que, en definitiva, son áreas de juego  de  la imaginación siempre en el margen oculto de la  más rigurosa indisciplina: la anarquía coherente de la imaginación.

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Investigación doctoral

Trabajo de investigación: Dramaturgia del imaginario y poética de los sentidos en The Tempest de William Shakespeare.

Tutor: Dr. Camilo Fernández González Valdehorras. Departament de Romániques. Facultat de Filologia. Universitat de Barcelona.

Investigación presentada por el doctorando José Bravo en el Departament de Filologia catalana de la  Universitat Autónoma de Barcelona para la obtención del DEA en el doctorado de Artes escénicas.

Fecha de depósito: agosto del 2007
Fecha de lectura:  septiembre del 2007

Tribunal del trabajo de investigación: Dr. Francesc Massip Bonet, Dr.  Joan Abellán Mula, Dr. Camilo Fernández  González Valdehorras.
                                     
Calificación: sobresaliente


SINOPSIS  ACERCA  DEL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

        En este novel trabajo de investigación de formalidad académica hemos defendido la importancia de una lectura sensorial  de la obra The Tempest de William Shakespeare. En  otras peripecias futuras quizá The Tempest sea un libro de los sentidos, un libro de juegos, o un cuento sonoro. Hasta ahora para mí, además de este trabajo, sólo ha sido objeto de  pequeñas escenificaciones sensoriales en la penumbra de las habitaciones de mi casa: Ariel es una hebra de hilo que cosquillea en la oreja, Calibán el tacto y el olor de la tierra húmeda, Miranda un retal de seda en los dedos, la tormenta un desierto de azúcar. La isla de Próspero, territorio de la ensoñación poética, está tejido de  misteriosas músicas, sonidos ignotos y curiosas fantasías sensoriales. Próspero enlaza la materia y el  alma con el poder de una magia alquímica. En el athanor alquímico los sentidos son los caminos del alma y la sublimación.

     No sólo The Tempest es una obra de los sentidos y de la ensoñación. En este trabajo  esbozamos, y pretendemos defender,  como la obra de William Shakespeare  es una gran constelación sensorial donde podremos encontrar tinieblas, colores, músicas, perfumes, etc. lo que nos permitirá adentrarnos en varias poéticas del imaginario  que conformarán distintos territorios, cada uno con su especial idiosincrasia: poética del color, poética de la oscuridad, poética del espacio, poética del silencio, poética de la línea. Algunas de estas poéticas tratadas por los sugerentes trabajos  sobre el imaginario  de Gaston Bachelard.

     En este trabajo  esbozamos  caminos de estudio donde quedan todavía tenuemente esbozadas nociones fundamentales para siguientes trabajos. Avanzamos lo que para nosotros  se revela como un interesante ámbito de estudios de lo dramático y lo escénico, la dramaturgia del imaginario.  Para comenzar  nuestra andadura definiremos las herramientas hermenéuticas  con las que  asaltaremos el texto dramático.

     Para emprender este trabajo hemos seguido varios pasos y en orden, haciendo una lectura en escalpelo: primero, un estudio de la forma o análisis dramatúrgico. En segundo lugar, un estudio dramatológico, que a diferencia  del anterior, trata de investigar los contenidos latentes y patentes de la obra. Para entender  esta noción metódica con una metáfora diremos que la dramatología es el estudio de lo que está inmanente, sugerido,, implícito, bajo la trama,  en cierto modo, como aquellas esculturas antiguas que el tiempo ha sesgado sus miembros pero que, sin embargo, siguen expresando un dinamismo, proyectándose  más allá de la línea de la forma. El texto dramático  es un todo, y todo remite siempre a él, por lo que cabe preguntarse por  aquello que esconde y omite, por aquello que está ausente pero que sin embargo sigue estando ahí.  El texto dramático es un tejido  lingüístico y metalingüístico de silencios.


     Después de indagar en  nuestra obra en el plano hermenéutico, nos hemos trazado un plan algo exhaustivo elaborando un estricto censo  de las sensaciones  descritas por sus índices  textuales y componiendo un catálogo de los cinco sentidos. ¿Por qué  lo hemos hecho? Para demostrar que  The Tempest es una obra sensorial,  pues  está tejida de  percepciones valorizadas por  la contemplación  ensoñadora.  En este sentido  no pudimos adentrarnos en todas las imágenes sensoriales. No pudimos explicar todas las ensoñaciones  de acuerdo  con el modelo  que  nos presenta la atractiva  propuesta bachelardiana  de una cosmología de los cuatro elementos. Así que finalmente nos hemos concentrado en un personaje, Ariel y su  función fenomenológica como dinamismo de la imaginación, trayendo a nuestro estudio las imágenes de “El aire y los sueños” de Gaston Bachelard.  Y  hemos estudiado los sonidos, las músicas, todas aquellas sensaciones que llamaremos acusmáticas y  descubrir como el oído es el sentido místico, el sentido capaz de captar una realidad superior.

      Ariel es el pajarito de la tormenta, el andrógino  alquímico, mitad  daemon y  ángel celeste,  aúna lo demoníaco y lo angelical,  la metáfora  en su acción pura,  el instrumento de una sublimación, y al fin, el aliento del talento (alma poética)  en su proceso de  alcanzar la cima donde  se desvanece  fuera de los límites del espacio y el tiempo para ser liberado.  No regresará   hasta que Goethe lo reclame  en el Fausto, y esta vez será  ya  el agente mefistofélico.




[1] El fuego imaginado  ocupa  el referente central en tres libros:
BACHELARD, Gaston. Psicoanálisis del fuego. Madrid. Alianza. 1966, Ibidem. La llama de una vela. Caracas. Monte Ávila. 1992, Ibidem.  Fragmentos de una poética del fuego. Buenos Aires Paidós. 1992.
[2] Este es un hecho del que también nos advierte Walter Benjamín en su precioso ensayo sobre el narrador. Ya no asistimos solamente al hecho de la desaparición del arte de contar historias sino algo mucho más grave, la  eclosión  de lo virtual  y el cese de las facultades de la imaginación, véase BENJAMIN, Walter. Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV.  Taurus. Madrid. 1991. Cap. “El narrador” pp. 111-135.

[3] Véase el elogio bachelardiano por la lentitud,  el reposo, la distensión y  la calma, BACHELARD, Gaston. La dialéctica de la duración. Madrid. Villamar.  1978, libro que  se define  como  “propedéutica para una filosofía del reposo” (9);  donde  pretende “organizar la inacción” (10); “La conciencia pura se nos parecerá como una fuerza de espera y de acecho”.(10) Véase en La poética de la Ensoñación,  BACHELARD, Op. cit.  2002  p. 260: “La tranquilidad es el ser mismo del mundo y de su soñador. El filósofo conoce en su ensoñación de ensoñaciones una ontología de la tranquilidad. En semejante paz  se establece una psicología de las mayúsculas. Solo se puede profundizar en la ensoñación soñando en un mundo tranquilo”;   Ibidem, Op. cit.  2002  p. 38: “En la ensoñación podemos encontrar los elementos fundamentales de una filosofía del reposo”.

Véase también las referencias al  silencio y el reposo verbal, BACHELARD, Op. cit.  2003 a.  p.39: “El sueño  más profundo es esencialmente un fenómeno del reposo óptico y del reposo verbal. Hay dos clases de insomnio: el insomnio óptico y el insomnio verbal. La noche y el silencio son los dos guardianes del sueño: para dormir es  preciso no hablar y no ver”.

[4] BLANCHOT, Maurice. El espacio literario. Barcelona Paidós. 1992.  “Una meditación sobre la conducta creadora como descenso a las profundidades. El artista, como Orfeo, debe descender  hacia ese punto en el cual parece tender, el arte, el deseo, el espacio y la noche”

[5] HILLMAN,  James, Re-imaginar la psicología, Madrid, Siruela, 1999. Léase Cap. “Una incursión entre las diferencias entre alma y espíritu” pp.  167-171.
-Ibidem. El sueño y el inframundo, Barcelona, Paidós, 2004.

[6] JUNG, C.G.Paracélsica, Barcelona, Kairós, 2003.

[7] CAMPBELL, Joseph, El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito, México, Fondo de Cultura Económica, 2010.
- Ibidem. Las máscaras de Dios: Mitología creadora.  Madrid, Alianza Editorial. 1999.

[8] Una buena introducción al concepto filosófico de fenomenología fundado por Edmund Hurssel y su repercusión en la crítica literaria posterior  nos la ofrece EAGLETON, Terry. Una introducción a la teoría literaria. México. Fondo de Cultura Económica. 2004. Cáp. II “fenomenología, Hermenéutica, Teoría de la recepción”. Pp. 73-83.

[9]Hay que decir que Gaston Bachelard no elaboró una teoría pedagógica concreta  aunque si  su vida intelectual quedo marcada por su larga profesión de docente. Véase esta obra, JEAN, Georges. Bachelard,  la infancia y la pedagogía. México. Fondo de Cultura
[10] Véase,  BACHELARD, Gaston.  La poética de la ensoñación. México. Fondo de cultura económica.  2011. p: 151    “Hay una tarea abierta a un poético-análisis que podría ayudarnos a reconstruir en nosotros el ser de las soledades liberadoras. El poético-análisis debe devolvernos todos lo privilegios de la imaginación”.

[11] Velasco Gómez, Ambrosio. (coord.). El concepto de heurística en las ciencias y las humanidades. México. Siglo XXI: Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. 2000.

[12] BACHELARD, Gaston. La poética del espacio. México. Fondo de Cultura Económica.  2006, p.9: “Para iluminar filosóficamente el problema de la imagen poética es preciso llegar a una fenomenología de la imaginación. Entendamos por esto un estudio del fenómeno de la imagen poética cuando la imagen surge en la conciencia como un producto directo del corazón, del alma, del ser del hombre captado en su actualidad”.

[13] RODARI, Gianni,  Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias, Barcelona, Ediciones del Bronce,  2006. “Tenemos  muchas e inteligentes teorías del juego pero no tenemos una fenomenología de la imaginación que le da vida”. p. 227

[14] En  La obra bachelardiana  son abundantes las denominaciones de su doctrina como una psicología: “una psicología de las emociones estéticas” (AGS: 12); “Psicofísica y psicoquímica de los sueños” (AGS: 12); “una psicología de la ensoñación literaria” (AGS: 37); “una filosofía de la psicología de lo femenino profundo” (AGS: 105); “una psicología proyectante –de la imaginación” (AGS: 221); “una contribución a la psicología de la creación literaria” (AGS: 242); “psicología de lo imaginante” (TER: 21); “valores del  inconsciente absoluto” (TER: 16);  “doctrina del inconsciente constituido” (TER: 232); “ensayos de psicosíntesis imaginarias” (TER: 334);  “una poética de la psiquis en la cual se armonizan todas las fuerzas  psíquicas” (PES: 33); “poética psicológica” (PES: 33);  “una psicología de la imaginación creadora” (PES: 39); “mundo de valores psicológicos” (PES: 274);  “Una psicología directa de las imágenes escritas” (FPF: 37); “hipótesis de una poética psicológicamente activa” (FPF: 42), “Estética psíquica” (FPF: 128);   “valores de una poética del psiquismo” (FPF: 141),  “tendencias psicológicas”. (FP: 151)

[15] BACHELARD, Gaston.  La poética de la ensoñación. México. Fondo de cultura económica.  2011. p. 10-11: “Por qué –dirá por su parte el fenomenólogo de oficio-elegir una materia tan elusiva como las imágenes para exponer principios fenomenológicos? ¿Sería acaso más simple, si siguiéramos los buenos métodos del psicólogo que describe lo que observa, que mide niveles, que clasifica tipos, que ve nacer la imaginación en los niños, sin examinar jamás, a decir verdad, cómo muere en el común de los hombres?

[16] VIGOTSKY, L. S., La imaginación y el arte en la infancia, Madrid, Akal, 2009.
[17] BACHELARD, Gaston. Fragmentos de una poética del fuego. Buenos Aires Paidós. 1992. p. 61: “Al soñar entre abundantes imágenes poéticas, el fenomenólogo puede suplantar al psicoanalista. Es posible incluso un doble método que enlace dos métodos contrarios, uno que vuelva hacia atrás y otro que asuma las imprudencias de un lenguaje no controlado, uno dirigido hacia la profundidad y otro dirigido hacia las alturas, produjera oscilaciones útiles y permitiera hallar el punto de unión entre las pulsiones y la inspiración, entre lo que empuja y lo que aspira”. (el subrayado es nuestro)

[18] La influencia de la obra de Carl Gustav Jung en Gaston Bachelard fue enorme. Véase su técnica de la imaginación activa en Jung, C. G. Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 14: Mysterium coniunctionis: investigación sobre la separación y la unión de los opuestos anímicos en la alquimia (1955-56). Madrid. Editorial Trotta.  2002   Una obra introductoria es, Hannah, Barbara. Encuentros con el alma: la imaginación activa como C. G. Jung la desarrolló-.  México. Fata  morgana. 2009.

[19] La impronta de la fenomenología hursseliana  es fundamental para entender  la psiquiatría  de principios de siglo. Especialmente  hay una  influencia de las tesis de la psiquiatría fenomenológica en Gaston  Bachelard en la obra de Eugéne Minkowski  (1885-1972) psiquiatra francés;  y Ludwig Binswanger  (1881-1966) psiquiatra suizo.

[20] Es el caso  de la  crítica psicoanalítica  de Edgar Allan Poe por Marie Bonaparte( 1882 - 1962), véase Bonaparte, Marie. Edgar Poe : sa vie, son oeuvre / étude analytique par Marie Bonaparte; avant-propos de Sigmund Freud. Paris. Presses Universitaires de France. 1958. (sin traducción al castellano); y  de C. A. Hackett sobre la poesía de Rimabaud.
[21] Las terapias de liberación del francés Robert DESOILLE (1890,1966)  fundador del método psicoterapéutico denominado: Sueño Despierto Dirigido.  véase, DESOILLE, Robert.  Lecciones sobre ensueño dirigido en psicoterapia. Buenos Aires. Amorrortu, 1975;  y  Le training autogéne del  médico alemán J.H. SCHULTZ (1884-1970), véase este libro, Schultz, J.H. El entrenamiento Autógeno. Editorial Científico-Médica, Barcelona 1969.
[22] DESOILLE, Robert.  Lecciones sobre ensueño dirigido en psicoterapia. Buenos Aires. Amorrortu, 1975.

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