Doctorando: José Bravo Armada
Título: La Poética
del imaginar de Gaston Bachelard: una propaidéutica
de la ensoñación literaria
Subtítulo: La lectura ensoñación (le lecture- revêrie) en su
destino de escritura y meditación como formación del fenomenólogo de la imagen.
Director de tesis:
Dr. Camilo Fernández González Valdehorras. Departament de
Filologia Románica. Facultat de
Filologia. Universitat de Barcelona.
Tutoría: (un profesor de filosofía o de psicología, aún sin determinar)
Departament: Departament de Filologia Romànica de la Universitat
de Barcelona.
Programa de doctorado: Doctorat EEES: H0X04
Llengües i literatures comparades a l´àmbit romànic.
Fecha de inscripción: Septiembre del 2012.
Web-blog de la tesis doctoral: elestabloylasestrellas-tesisdoctoral.blogspot.com
Web-blog sobre estudio y praxis de la imaginación creadora. Centro de recursos
del imaginario: elestabloylasetsellas.blogspot.com
***
Palabras
clave:
Gaston
Bachelard, imaginario, imaginación creadora, fenomenología del imaginario,
ensoñación, poética de los sentidos,
heurística de la literatura, pedagogía
de la imaginación, estética comparada.
1
Sinopsis tesis:
La “Poética
del imaginar” de Gaston Bachelard, partiendo de su hondo debate con las ciencias psicológicas
de su tiempo hasta su trayecto final
hacia una forma muy personal y especial
de hacer fenomenología, supone para quien se atreva a recorrer todas las sinuosidades de su “estética literaria” en sus “ tormentos de método” un aprendizaje apasionado de la profesión de “fenomenólogo
de la imagen”. De este modo, la meditación
bachelardiana es fructífera, plena de
sentido y valor al revelarnos con unas estrategias de carácter heurístico la dimensión onírica del lenguaje –aquella
que solo podemos “intuir y acechar” más que demostrar con razones y métodos-,
hecho que nos dirige a ahondar en las
regiones remotas donde se encuentra la “ontología del ser parlante” y el “primer
impulso verbal”.
Nuestra tesis
ahonda así en tres cuestiones
fundamentales de la “estética literaria” bachelardiana que son, a nuestro entender, la ensoñación literaria, la
lectura-ensoñación y la escritura fenomenológica. La lectura y la
escritura serán el doble impulso de
un “poeticonálisis” que no cesa con el
estudio profundo de la obra bachelardiana y su exégesis, y que tampoco se determina
en el acto mismo de la admiración de la
imagen literaria, sino que invita a cada subjetividad a proseguir en la “androginia” de su ser la llamada de su propio “animus” y “anima” y descubrir por sí mismo el “hombre poético”
que en su interioridad esconde.
Doble movimiento
que encarna, uno, la vida del “anima”
en una lectura vertical que trata de
deshojar la imagen literaria de todo el peso del saber y la interpretación para
captarla en la actualidad de una
inocencia primera en su reverberación
como tiempo epifánico constituido
por tres instantes: el de novedad y originalidad, el de resonancia de un instante de nuestra infancia, y en el
de profundidad de un arquetipo que resurgita sin ser él mismo la causa directa de
la imagen; segundo, en el de una vida del “animus” que medita y transcribe la vivencia
fenomenológica para afinar progresivamente su lupa
inspectora y acrecentar la finura
de su alma.
Tanto el “animus” y el “anima”, como doble
perspectiva del ser, suma de la inteligencia y la sensibilidad, llevarán a cabo su obra en el Mysterium Coniunctionis del libro
por venir pues la fenomenología del imaginario
no es más que una “ur-literatura” y una expansión poética
del ser lingüístico. Después de dejar que el “anima” recoja sus dones, y que el
“animus” medite sobre su ensoñación, el libro de fenomenologías será el destino de una escritura que dirige
el ensueño literario como enseñanza de una imaginación activa.
Como conclusión
a nuestra tesis haremos una lectura comparada de”La lámpara maravillosa” (1922)
de Ramón María del Valle-Inclán a la luz
de La estética literaria de Gaston Bachelard pues ambas guardan una
semejanza de sus postulados. Por último,
realizaremos una aplicación del “método” fenomenológico de los poemas de Otero Pedrayo recogidos en su
obra “Bocarribeira” (1958) para destacar
una idea: ¿como unha fenomenoloxía do imaxinario pode salvar unha lingua románica
esquecida como o galego ao enraizarnos nas lembranzas
das súas palabras e facer que estas mesmas palabras eclosionen
nunha orixinalidade que fai renacer unha estética do fala en cada
pronunciación?
Siglas obras
de Gaston Bachelard
II La intuición del instante. (1932)
DD La dialéctica de la duración. (1936)
FEC La formación del espíritu científico (1938)
PF El Psicoanálisis del fuego (1938)
L Lautréamont (1939)
FN La Filosofía del no (1940)
AGS El agua y los sueños. Ensayo sobre la
imaginación de la materia (1941)
AS El aire y los sueños. Ensayo sobre la imaginación
del movimiento (1943)
TRV La tierra y las
ensoñaciones de la voluntad (1948)
TER La Tierra y
las ensoñaciones del reposo (1948)
RA El racionalismo aplicado (1949)
MR El materialismo racional (1953)
PE La poética del espacio (1957)
PES La poética de la
ensoñación. (1960)
V La llama de una vela (1961)
DS El derecho a soñar (1970)
E Estudios. (1970)
CR El compromiso racionalista (1972)
FPF Fragmentos de una poética del
fuego (1988)
EP Epistemología
(1989)
De
la hoguera primigenia hasta su extinción en la última pavesa el fuego encarna mejor que ningún otro
fenómeno la vida del lenguaje que pulsa sobre la mudez y el silencio. El habla, la escritura y la lectura
son actos de protección de una llama lejana, pertenecen a la
misma memoria del tiempo, y ambas nos devuelven la presencia no solo del primer narrador sino también de la primera intencionalidad de la expresión lingüística. La vela
acompaña la meditación filosófica y la
actividad literaria pues el pasado de las luminarias es el pasado de la
escritura y cada libro de nuestra herencia literaria nos remite al carácter propio de la llama o el fuego que lo ha
iluminado: ya sea una vela, un candil,
un candelabro, una lámpara de petróleo, un fanal, la lumbre de la cocina
o la lamparilla eléctrica.
Preparar
y prender la mecha de una antigua
luminaria es hoy un acto cuya nostalgia
no nos pertenece pero que convoca una
especial fascinación y sortilegio. La llama endeble nos parece tan remota en el tiempo y tan familiar que
junto al pabilo y su aura dorada se agolpan las sombras de recuerdos que no son
nuestros y de los que tomamos una
posesión creadora, un orgullo de cámara. Aún hoy, con la luz de la
lamparilla en una estancia en penumbra
recobramos el eco de nuestras palabras queridas, el tenue resplandor dorado
de nuestros objetos más próximos, nos acurrucamos en la soledad dulce de nuestra intimidad y
apego a un espacio querido. Estas sombras cimbreantes nos transportan a las
primeras cavernas del ser cuando los hombres pronunciaron las primeras
palabras y pintaron en las rocas los animales mágicos que ansiaban cazar.
Si abrimos un libro o tomamos una cuartilla
de papel en blanco bajo el aura de la llama creemos ver conjurarse el fantasma del lector
y del escritor. De este modo
la presencia de la llama ardiente y ascendente, en su máxima simplicidad y
ascetismo, es un inductor desbordante de
imágenes sin límite que la hacen ser de
nuevo compañera que ilumina el impulso
de la expresión literaria naciente. La vela, la luminaria, debe ser tomada como el suceso más paradigmático de la fenomenología bachelardiana[1]
cuya principal tesis es adentrarnos en la ensoñación literaria, en
un despojamiento gradual de pensamiento
o de concepto, embarcarnos en una incesante movilidad de imagen,
en un proceso de decantación en
su aparato filosófico. La imagen poética
debe ser tomada como un “deshojamiento”
de sus capas connotativas, metafóricas y simbólicas para remontarnos hacia su esencia como fenómeno puro de la imaginación. En
esta máxima adhesión del ser y la imagen literaria habrá
una correspondencia muda entre el aliento y la llama, entre el verbo
imaginado y el fuego.
La
meditación bachelardina supone aún
hoy una defensa necesaria de la imaginación literaria en el
núcleo de la cuestión que nos atañe: ¿qué es la imagen? Estamos acostumbrados a
que las imágenes lo designen todo
que hemos perdido su sentido primero, el de ser imágenes imaginadas –de
ahí el rescatar su preciado valor ontológico-. Esta meditación introductoria, muy general, nos lleva
así a una confrontación en dos sentidos: uno, el de
crítica ante lo que denominamos el “ocaso de la imaginación” en nuestra época
y la obturación de nuestro “ojo psicológico”.
Esta decadencia puede ser simbolizado por el desvanecimiento de la
llama donde es preciso invocar una defensa de la imaginación que añora las
palabras y vuelve a descubrir el fuego interior que las anima pues la imagen
literaria es nostalgia de la primera
imaginación ante la llama. Y segundo, en el de restauración del alma poética, lo cual
nos lleva a criticar el exacerbado materialismo y pragmatismo de las
ciencias humanas, y resituarnos en una
amplia tradición animista que se remonta
al pasado de la alquimia, donde las teodiceas, las cosmologías de la
antigüedad, el politeísmo, la
especulación simbólica, eran primitivas praxis de la ensoñación poética y amplias
cartografías del “anima mundi”. Aquello que nuestra lengua común define como
“alma” de las cosas, de las palabras, de los seres, de los espacios, se ve
seriamente amenazada por un determinado zeitgeist de nuestra época que arranca como proceso histórico con el desarrollo de la técnica y de las ciencias en los albores del siglo XIX.
Con esta evocación de la luminaria solo querríamos incidir en un hecho
general por histórico al que nos hemos precipitado
desde aquella remota imaginación oral
frente a las llamas hasta las fantasmagorías del humo proyectado de una
lumbre que se apaga con el nacimiento
del cinematógrafo a principios del siglo
XX,.Quizá el tono sea muy grave si enunciamos
un ocaso de la imaginación[2]
y la necesidad de regresar a las imágenes
no icónicas, a imágenes que
provienen precisamente del cese de toda visión.
Este ocaso se manifiesta en nuestra cultura por la
devastadora impronta psíquica de las
imágenes visuales y los continuos estímulos virtuales que hacen de la vista un “ojo muerto”, un
“ojo anestesiado”, un “sensorium empobrecido”, y que refleja cada vez más una imaginación banal,
descriptiva y literal (1). Es justamente esta invasión de “imágenes
externas”, su pregnancia subliminal, su onirismo simulado, su decadencia
mítica, las que ciegan
paulatinamente nuestra visión
interior y la capacidad de ahondar
en las profundidades de nuestro propio sueño. Estamos tan saturados de imágenes y de informaciones, nuestra cognición es tan apresurada, fragmentada, nerviosa y
agitada, estamos tan embrutecidos y
asaltados por el ruido externo, nos sentimos
tan avasallados en nuestra
sensibilidad natural, que somos sumamente
pobres en experimentar nuestras propias imágenes, que, raramente, nos
dejan imaginarlas en silencio; y
por último, hemos perdido nuestra íntima comunicación y transferencia activa con el mundo de los sueños. Un hecho que era simple para el hombre de la
antigüedad ahora nos es cada vez más
complicado.
Del mismo
modo que cada día desaparecen los
bosques y se extinguen especies
de animales, al igual que intentamos preservar la naturaleza de la
explotación y la agresión, no está de más recordar que la imaginación y sus geografías de la ensoñación reclaman
nuestros cuidado y también su
preservación. Asistimos en cambio en
nuestro tiempo a un hecho que parece no tener huella
manifiesta en nuestra realidad material;
a lo más, somos asaltados por una añoranza
de un pequeño detalle del mundo
que súbitamente se nos hace evocador
por haber desaparecido para siempre
llevándose tras de sí una estela de imágenes queridas. Nuestro mundo corre y
progresa tan deprisa que no podemos cristalizar una evocación en un detalle
insospechado de nuestra realidad, sea éste un objeto, una palabra o un espacio.
Olvidamos que un detalle insignificante
del mundo al ser valorizado por
un candor evocador se convierte en el
“portal de entrada al reino de las imágenes”.
Asimismo todas las acciones que denoten
un “despojamiento” de la mente serán acciones iluminadoras y visionarias.
Todas las iniciativas que
conlleven un ahondamiento, una
introspección, serán decisivas como resistencia al zeirgeist de nuestra época
al cegarnos la última posibilidad de
libertad: la libertad de imaginar. Solo un sencillo experimento puede demostrar
al paso esta tesis: escoger un lugar apartado, desinteresarse de los
espectáculos del mundo, y pasado un tiempo
será comprobable como los propios sueños toman matices nuevos y
originales, se sentirá como las imágenes mentales serán mucho más nítidas y más
nuestras. Los sueños cuando se propicia una lentitud y un reposo natural[3] de pronto se posan en sus verdaderos esquemas
en los que poco a poco late el poder de
un eco remoto y vivido. Esta es una experiencia
de la que pueden hablarnos algunas personas que viven apartadas y
solitarias. La inspección de
nuestros propios sueños, la observancia
delicada de las imágenes mentales que
nos asaltan, son las mejores pruebas de la autenticidad onírica de nuestras
imágenes. Por que ya no se trata de imaginar como un acto positivo del
psiquismo hacia la constitución de imágenes
sino de una “vía dialéctica y negativa”: qué es lo que nos resta, qué
imagen falsa se interfiere y
detiene nuestra imaginación, qué es lo que se interfiere entre nuestro
ser y el alma secreta de las cosas. Esta
vía de impulso dialéctico hacia una
imaginación pura adviene así en
el silencio recobrado y en la mudez, en
el cese de toda prisa, en el de trascendencia de toda representación.
Las disciplinas filosóficas, y por fuerza,
las ciencias psicológicas, en su pragmatismo,
se suman a este decurso histórico cuando son habitualmente sordas al die
Seele como si fuera éste un concepto que pertenece más bien a una filosofía
de los valores religiosos, una elucubración
intangible, ineluctable y cuanto menos esotérica sin
impronta en el pensamiento y la sensibilidad. Parece que el pensamiento
avasalla y niega las facultades del alma como aceptación nihilista de todo
cuanto hay de trascendente en el ser.
Pero siempre en el alma, y por ende, en
todo lo que comprende nuestra vida inconsciente, se encuentra lo psíquicamente
turbador y temible, la otredad innombrable y el tabú, lo extraño y la
sospecha, el extranjero y lo errante,
aquello que nos atrae pero que nos produce temor y temblor. Se desea descender
al mundo de las sombras, saquear los tesoros, desenmascarar lo inconfesable, descubrir
las causas del alma enferma y la patología,
y regresar indemne a la luz
diurna, pero jamás permanecer allí en el
ámbito de la oscuridad como así lo expresan numerosos mitos griegos del hades y
de la noche. Del mismo modo, el psicoanálisis es a todas luces un mito del
regreso y del alba, una victoria del ego sobre la imagen sintomatizada por la
mente despierta. Queremos aferrarnos a
la lucidez cuando accedemos al inconsciente sin darnos cuenta que la norma diurna es un estorbo, es una falsa
luz. Así que cuando concretamente cerramos el acceso
telúrico de nuestro inconsciente, a la
gran sima del anima universal, estamos cercenando la decisión imprudente de Orfeo[4]. Esta
censura no solo se da en una mente sino que embarca también a toda una colectividad o marca la cosmovisión
de una época definiendo unos ciclos. Como nos advierte cierta antropología del
mundo griego al describirnos la Atenas
del sigloV y como son tapiadas las fuentes y los accesos a las cuevas con templos y oráculos: cerrar el acceso al
mundo subterráneo, delimitar los cultos
de la religión primitiva unida a los ritos ctónicos primitivos, y establecer
una religión ordenada, cívica, olímpica, luminosa. Este hecho histórico se
repite cíclicamente durante la historia de occidente en como ha desdeñado la facultad de la imaginación y como ha mantenido en cuarentena las vías de acceso al alma inconsciente
considerándola una tradición herética y politeísta.
Es entonces cuando una filosofía de la imaginación que asuma el
fenómeno psíquico de la imaginación creadora
en su completud debe ser tomado
como un gran proyecto del alma –hacer alma, crear alma,
recobrar el alma-,. Sobre este proyecto del alma late sin duda la efigie del alquimista
y su obra infatigable por enlazar todos los planos del ser pues en él se aúnan el artista, el psicólogo de las profundidades, el lector
erudito, el primitivo científico, el inventor de palabras, el teólogo, el
filósofo. Jamás encontraremos un poder mayor de integración y unidad de lo
imaginario que en el opus
magna de los antiguos alquimistas. La figura del alquimista es el arcano
inmanente que resuena en todos los intentos de plasmar en un pensamiento
proyectivo los poderes de lo imaginario en su búsqueda del el oro psíquico.
Los estudios poéticos de Gaston Bachelard se inscriben en toda una tradición restauradora del alma donde podemos inscribir
a otros pensadores, como James Hillman
y como entiende el Renacimiento en la
figura de Ficino[5] como un renacimiento del alma y proyecta una
psicología imaginal para nuestra época; en
como Carl Gust Jung
entiende la compleja personalidad
espiritual de Paracelso[6],
medita sobre el significado del alma en
la cosmología alquímica, y proyecta un substratum universalis de la cultura; también en la obra de algunos grandes
mitólogos cuando rebasan siempre la
propia arqueología del mito y nos hablan de una posible mitología creativa, es
el caso de Joseph Campbell[7].
Estos pensadores, a los que habría que
añadir otros muchos, pueden representar
a nuestro juicio la sospecha
de que la vida inconsciente no comienza y terminar con el sueño, que
realmente no existe una frontera clara
entre la vigilia lúcida y el
sueño profundo, sino que debemos aprender
a convivir psíquicamente con la
zona de sombra pues el inconsciente abarca
toda la vida psíquica y es predecesora a toda cognición. Como muy bien
lo expresó C. G. JUNG en Los complejos y el inconsciente no comprendemos que “la conciencia es, por
naturaleza, una especie de capa superficial, de epidermis flotante sobre
el inconsciente, que se extiende en las profundidades, como un vasto océano de
una continuidad perfecta” (JUNG, 2001: 72),
“la conciencia es un brote tardío
del alma inconsciente” (Ibidem: 24). Y segundo, entender nuestra vida
inconsciente como la inmanencia de
una fuerza benefactora y creadora
Si puede existir una paradojal y
advenediza filosofía de la
imaginación creadora – o generatriz- que
no sea una revisión de aquellos
filósofos que durante la historia
de las humanidades han pensado y escrito sobre la imaginación o la
fantástica, tarea procelosa y enciclopédica que comprendería un amplio estudio de las diversas teorías sobre
el imaginario desde Platón a la Edad
moderna y deja de ser nuestro objetivo aquí,
es la de ser justamente la antítesis misma del ideal epistemológico del
raciocinio científico y poner en franco vértigo cualquier metodología que se
precie de valor experimental para las
ciencias, incluida la misma filosofía. Nociones comunes para cualquiera de las disciplinas científicas, entre ellas se
incluyen las filológicas, como son “estructura”, “sistema”, “categoría”, “objeto”
y “método”, serían aquí ruinosas, impotentes y finalmente claudicantes. Principios de base obvios hasta para la iniciación deductiva como son el de
“objetividad” “racionalidad”, “exactitud”, “causalidad” y “certidumbre”
designarán principios de censura,
prejuicio, inhibición, debilitamiento y finalmente crítica y negación. Cualquier
afán erudito clasificatorio, enciclopédico o taxonómico sería una empresa ineficaz
y se nos revelaría como un esquematismo reductivo, simplificador y
finalmente esclerotizante. Los datos
bien ordenados, los esquemas cerrados y
las clasificaciones nos ayudarán a definir la imaginación del pasado, la
imaginación fijada por las representaciones de nuestra tradición cultural y la historia de las
ideas estéticas, pero no nos ayudarán, sin embargo, a vislumbrar quizá el fenómeno psíquico y cognoscente más modesto, más móvil, más
libre: cómo una imagen inaudita y original se ilumina
en una conciencia individual y genera una expresión que renueva el ser
mismo de la expresión; cómo pueden
llegar a coordinarse en una filosofía “acechante” estos instantes de
creación separados por la soledad de su ensoñación para dilucidar en ellos unos principios de la evocación, constituir poco a poco una estética proactiva destinada
a motivar la originalidad de la expresión artística..
La labor filosófica de Gaston Bachelard
se caracteriza tanto en el ámbito de la Filosofía de las
ciencias como en el ámbito de las Poéticas
del imaginario, como un acto de vivaz reconquista dialéctica, con un ánimo de crítica permanente y de ruptura
con los hábitos que encierran a ambas en el inmovilismo, la
aceptación fácil y la pereza. Una filosofía posicionada como un continuo asalto
a los parámetros y sistemas anclados en la tradición que encarcelan la intuición y la inteligencia,
con el fin de ensanchar su futuro en el
que se multipliquen las razones para pensar y las imágenes para soñar. En un orden y
otro, antitéticos en la polaridad de su acción, se trata siempre de “quintaesenciar” bien el concepto o bien la imagen para que se realicen plenamente
en el orden ideal que a cada una las
compete. La filosofía bifronte emprende de este modo en los dos extremos de su quehacer un ideal trascendental, para la
ciencia y la imaginación poética, como dos mundos autógenos que se desenlazan en un empirismo suprasensible, desligadas de las ataduras de lo cognoscente-percibido. Las
matemáticas plenamente abstractivas y la
poesía pura e innata, en el orden
respectivo del “supra-racionalismo”
y de la “super-imaginación” suponen una apertura de la conciencia hacia lo inaprensible y lo inefable.
La forma como Gaston Bachelard se aproxima a la literatura, y más concretamente a la imagen literaria y las
cuestiones de su recepción y expresión, se inicia como consecuencia de un decurso metódico a
todas luces indirecto y en sus comienzos como
la “liberación de una vocación” aletargada hasta su primera
madurez. Los métodos que aplica en su epistemología para denunciar, exorcizar y censurar
cualquier atisbo de seducción de la
ensoñación en la razón científica irán desprendiendo unos documentos y un conjunto de reflexiones que si para la epistemología son
detritus del falso saber, comprobaciones de una ciencia en un estadio mítico y arquetípico, serán valiosos
para la comprensión de la
actividad divagante de la imaginación
hasta tal punto que dibujan una “axiomática”. Desde esta perspectiva de “inmanencia” y también
de “conversión” en que una obra está incubándose dentro de la otra,
podría comprenderse toda su obra intelectual –parte de la dedicada a la epistemología como a los
estudios literarios- como una gran red de
imágenes de la ensoñación.
Se trate bien de censurar y de denunciar la
ensoñación o bien de admirar las
imágenes adentrándose en la propia
ensoñación el pensamiento bachelardiano siempre encuentra
en su umbral la fenomenología –psicológica-
de sus comprobaciones. Gaston Bachelard al estudiar como
psicoanalista la razón científica para
vigilar que no ensueñe le lleva a
acechar los mismos ensueños y las razones que impiden ensoñar. Cuanto
más censura las imágenes inconscientes e
irracionales que sustentan los conceptos más elementales de la ciencia más se siente hechizado sin embargo por ellas
dándose un intenso giro vital e intelectual
en su pensamiento a partir de
1938, justo cuando escribe La formation de L´esprit scientifique.
Contribution á une psychanalyse de la conaissance objective, fecha desde la
cual observamos una determinante conversión
del filósofo de la ciencia hacia el imaginario. Uno de los capítulos
proyectados para el libro mencionado anteriormente cobra de pronto vida autónoma y puede ser ya considerado el ensayo obertura del
extenso curso de su Poética: La
psychanalyse du feu 1938. Anteriormente Gaston Bachelard ya había
escrito el ensayo L´ intuition de l´instant. Étude sur la
Silöe de Gaston Roupnel. 1932 y el artículo “Le monde comme caprice et
miniatura” 1933-1934, obras ciertamente inaugurales de su pensamiento poético,
pero es en La psychanalyse du feu donde el filósofo de Dijon comienza
a postular ya una filosofía desinhibida y afanada en afinarse progresivamente con aspiraciones de ser una
forma muy especial de estética literaria.
Pero Gaston Bachelard no puede romper de un salto los hábitos de método y análisis como epistemólogo cuando aborda
filosóficamente las cuestiones de
la imaginación y se dará un peculiar
diálogo dialéctico con estos
mismos hábitos metodológicos del pasado,
sobre todo con el psicoanálisis que tan fructífero había sido en su labor como
epistemólogo, que desembocarán en su etapa fenomenológica[8] con La
poétique de l´espace 1957 y La poétique de la rêverie 1960 en una filosofía que admite su propia controversia y ha
adentrarse en dos sentidos premienentes:
en el de la ontología de la imagen y en el de la cuestión de su originalidad. En su
última obra Fragments d´une poétique
du feu, póstuma y publicada en 1988 juzgará,
haciendo revisión de su obra
poética, con una sabia resignación. Es en su fracaso
epistemológico, en sus dramas por hallar un método, en esta
confrontación entre razón e intuición,
donde se halla quizá la lucidez de sus aciertos.
Gaston Bachelard representa a nuestro modo
de ver una sensibilidad y una
audacia intelectual que no hemos encontrado
en ningún otro pensador o en otras
postulaciones del imaginario más recientes o coetáneas, cuyo principal valor
es no cercenar con su pensamiento el
acto mismo de imaginar, ni confinar la imaginación en un discurso o en un conjunto de categorías
estáticas, sino que su fin expreso y
generoso es siempre alentar, evocar y
suscitar: una especie de discurso-puente entre lo creado y el porvenir de la
creación, entre la recepción lectora y la expresión literaria naciente, con el
fin expreso de renovar la sensibilidad del lenguaje. Una “filosofía del
imaginar” que debe de ser ante todo y
por encima de todo, antes que una ciencia de lo imaginario, una filosofía inspiradora, proyectiva y actuante.
La destreza de la “filosofía de la imaginar”
bachelardiana trata así de
evidenciar los esquemas de fuerzas o
dinamismos latentes de lo imaginario sin coartar la libertad poética. De este
modo siguiendo la inspiración bachelardiana deberá ser una filosofía nada coercitiva o imperativa,
lo suficientemente dúctil, abierta a la incertidumbre, como para ejercer una
influencia en el lector, y hacer despegar su pensamiento y adentrarse en la dimensión de las imágenes
libres. Una filosofía entendida como
destino de expresión que se sumerge en
las ensoñaciones literarias de
otros ahondando en la propia ensoñación
creadora.
Hemos decidido denominarla así por varias razones: una, por la gran cantidad de denominaciones que el propio Gaston Bachelard hace de su hipotética disciplina y que evidencian
su difícil acomodo en una
doctrina concreta de las ciencias (2). Segundo,
el vocablo “imaginar” es la traducción más fiel al sentido de la palabra francesa “l´imaginaire”
(el imaginario) cuya pronunciación evoca
ya un sentido de apertura y de aspiración.
Tercero,
al referirnos a una “filosofía
del imaginar” estamos remarcando su activismo
en tres movimientos que creemos se ajustan al recorrido de su larga meditación:
·
imaginación “dialéctica o del contra”: Como
meditación que debe ayudarnos a frontear
los límites y las fijaciones que operan en nosotros como obstáculos e
irrumpen el dinamismo evasivo de la imaginación del lenguaje.
·
imaginación de las “profundidades” o “ontológica”. Como adentramiento en el
inconsciente y las raíces antroposimbólicas del lenguaje
·
imaginación
en el sentido de “originalidad”. Como
liberación de lo imprevisible y
de lo inaudito en la lengua.
El plan que nos hemos trazado en esta tesis doctoral es
demostrar que la “filosofía del
imaginar” bachelardiana tiene
un valor inestimable y aún por
descubrir por las mismas “estrategias
propaidéuticas” que emplea. Estamos
plenamente seguros que afirmándonos en esta dimensión propaidéutica[9] podremos extraer unas herramientas precisas y determinantes –en un sentido de estrategia
más que de método- para una nueva
aptitud de observancia de los hábitos comunes tanto de la
pedagogía como de la propia
cultura y fundar una enseñanza original
donde la imaginación es puesta en su lugar como facultad eminente del
psiquismo, y como un primer y pequeño
paso a una empresa mucho más extensa y ambiciosa, la formación del alma poética. Proyecto este último que anima
de forma obsesionante y latente
el empeño bachelardiano.
Es muy interesante advertir constantemente como
el “discurso filosófico-literario” bachelardiano
confeccionado por un sistema de teselas, rizomas, bucles, entramados
zigzageantes, como una multi-textualidad que genera en lectores de diverso origen disciplinar
sugestiones que fomentan
su inquietud, su curiosidad y su inventiva; en cuanto les seduce a
proseguir proyectos solamente
esbozados, pues como dice el filósofo de Dijon “Llegamos así a una filosofía del proyecto que abre verdaderamente la
imaginación” (L: 139); en como
la reflexión bachelardiana
“tantalizada” por las imágenes
literarias que admira ejerce con la trascripción
de sus progresivos acercamientos y afinamientos de lector detallista –la “lupa
fenomenológica”- una influencia reformadora de nuestro estatus como lectores
y llega a postular un lector creador. Como muy bien nos advierte el Dr. Puelles Romero en su tesis doctoral La Estética de Gaston Bachelard: una
filosofía de la imaginación creadora de 1996, el cual puede ser un buen estudio de referencia y de base a nuestra
tesis:
“En este sentido es menester destacar el
profundo cuestionamiento que recibe el concepto tradicional del texto
filosófico como portador del sentido. Bachelard en su práctica
literario-filosófica, se aleja de la intención de imponer la univocidad del
sentido. Asistimos ahora a la subversión del esquema canónico: el texto
deja de ser depósito del sentido (que está dentro de él)
para pasar a ser un dispositivo orientado hacia la suscitación de sentidos múltiples.
Suscitaciones o sugerencias. El texto se vuelve pretexto para el lector,
para el horizonte de sentidos específico de cada lector. Bachelard ha
querido hacer un texto mínimo (que es un texto abierto, en el sentido que da U.
Eco a este adjetivo en Obra abierta) erigido a través de un sinfín de vías
inconclusas, proyectos irrealizados (¿irrealizables?), posibilidades diversas
de acceso a lo poético, sugerencias que no pueden ser más que sugerencias.
Pero es necesario entender que lo destacable de lo que se está diciendo no es
que el lector sea liberado hacia su personal constitución del sentido (lo que
mantendría en el postulado general de las hermenéuticas modernas), sino que es
liberado desde el texto de Bachelard.
Es el texto mismo el que se dispone como un multitexto construido,
confeccionado en base a la suscitación de sugerencias, orientado hacia la
profusión del sentido. Frente a la convicción tradicional de un texto que porta
un sentido de fondo (que sería el sentido verdadero, Bachelard nos propone un
texto abierto a las posibilidades diversas de su recepción”. (PUELLES,
1996: 18, el subrayado es nuestro)
En este sentido defendemos la
dimensión propaidéutica (3)
como una “ur-literatura”o una
“ur-poética”, ante otras posturas exegéticas exigentes que puedan presuponer con cierta ingenuidad la obra
bachelardiana como “esa otra posibilidad
de hacer hermenéutica” (4) o
afincarla al menos en una estética literaria concreta, funciones que tomadas de una forma exacta, rigurosa y literal
desactivan a nuestro entender las cualidades de la reflexión bachelardiana.
No es en un “valor de uso o de utilidad” crítica o hermenéutica donde parece que
seamos fieles a la intención latente de
Gaston Bachelard ni tampoco se
nos pide profundizar en sus constantes
ambigüedades y rechazos. Tampoco estamos
ante una filosofía que se postula sobre acciones descoordinadas y arbitrarias
donde se nos enseña tan solo a admirar lo imaginado haciendo del lector un coleccionista de fragmentos-fetiches – una especie de
anticuario de ensoñaciones escritas, lo
cual sería tomar la obra bachelardina
como una “literatura palimpsesto” urdida
con imágenes que ejercen hechizos y
ordenadas por una especie de capricho del
gusto y del prejuicio.
Es muy
importante entender que las imágenes literarias no son nunca entendidas por el filósofo francés como objetos precisos sino como medios de
comprobación de una valoración inconsciente que nos
induce a proseguir un impulso imaginante. La imágenes siempre serán
distintas, diversas, múltiples, metamorfoseantes,
en la subjetividad de cada lector y de
cada escritor, pero nos muestran en cambio
algo común y universal en
como brotan siempre
siguiendo unas líneas o vectores de valoración onírica. La “filosofía
del imaginar” bachelardiana está
posicionada en una dimensión ciertamente controvertida y extremadamente delicada en cuanto sus reflexiones toman un cariz
metafísico y meta -poético.
Para
dilucidar un “método” (5)
de la obra bachelardiana es necesario no extraviarnos demasiado en el “juego”filosófico –un
funambulismo entre los teoremas y los poemas. Hemos comprobado que no podemos
obsesionarnos con trazar un cerco
semántico estricto en los posibles conceptos metodológicos como si ahí tuviéramos la
respuesta a la pregunta -¿hay aquí un “método”
de análisis de las imágenes? No podemos perdernos en las apariencias doctrinales manifiestas abundantemente en sus escritos ni
ser seducidos por las abundantes metáforas epistemológicas como para entender en ellas el cuerpo de una episteme. Tampoco considerar in stricto senso un método dialéctico aplicable en
las “evasiones” a las que somete las distintas metodologías implicadas
en el discurso. La coordinación y
convergencia de las distintas
disciplinas de las que se sirve
Gaston Bachelard son siempre posturas transitorias y cuestionadoras, apropiaciones muy
personales, jerarquizadas,
resemantizadas, en cuanto nos aproximan
progresivamente al “innatismo” y el “ingenuismo” de la imagen. La crítica de cada modelo metodológico sucesivo
es paradójicamente una apertura o una
matización que dilucida su propio modo de obrar. Nos parece que sus
ensayos de la imaginación cumplen todo aquello que Gaston Bachelard censura en
el ideal discursivo en la Filosofía de las ciencias, por lo que deberemos tomar
un “distanciamiento” sobre la textualidad y estudiarla con una cierta “ironía
epistemológica”. Finalmente, en un esbozo muy simple el “método” bachelardiano
es un proceso de “desmaduración” y “desaprendizaje”
desde el conocimiento a la ingenuidad reconquistada y este salto es lo que la
aspiración del método fenomenológico quiere abrir.
Pero quizá donde el vértigo a una posible
metodología se manifieste más exacerbadamente es en considerar la fenomenología
del imaginario como una fenomenología elemental, de base, que se libera de
cualquier responsabilidad de sentido o
preestablecer una ley a priori: modo de operar que deja que las imágenes heteróclitas, aisladas y dispersas, extraídas del contexto
de procedencia revelen por sí mismas una ley o constante del imaginario al
agruparse. Finalmente es evidente que no
existe una estructura del método fenomenológico para la imaginación y las
disciplinas coordinadas que puedan articular dichas estructuras de método
son solamente medios de crítica
dialéctica hacia esas mismas estructuras
y sus categorías.
Cuando se estudia en profundidad la “filosofía
del imaginar” bachelardiana, como la que
nosotros hemos emprendido estos años, la enseñanza que nos
inculca su discurso
filosófico-literario es claro y elocuente porque al seguir el largo curso “elíptico” de su meditación
filosófica nos damos cuenta que la orientación propaidéutica ha sido ejercida antes sobre si mismo: hay
que observarse a uno mismo al soñar y emprender una “instrucción”personal y vivida de la ensoñación para sentir su poder de enlazamiento con ese inmenso registro de ensoñaciones escritas
que es la literatura. Sólo al dar el
salto hacia una preparación instrospectora
de nuestra propia subjetividad
volcada hacia las profundidades del ser –idea fundamental que
explicaremos después- nuestra meditación
será valiosa para los otros.
Es tomando así a Gaston Bachelard como nuestro “maestro del
ensueño” donde los descubrimientos reemplacen las lecciones –al contrario que
en la epistemología donde “los profesores
reemplazan los descubrimientos por las lecciones” (FEC: 291), que ejerce
primero en él mismo su peculiar “autoobservación psicológica” y su
propia formación como fenomenólogo de la imagen, como podremos emprender
si cabe nuestra propia aventura, nuestra propia formación autónoma,
individuante, y emancipada, pues como
asevera el filósofo francés “quien es
instruido debe instruir” (FEC: 287), o “confesemos
nuestras tonterías para que nuestro
hermano reconozca las propias, y
reclamemos de él la confesión y el servicio recíprocos” (FEC: 285).
Siguiendo fielmente este
propósito, no tanto aplicativo de las categorías enunciadas por Gaston Bachelard
como acción meditativa externa y distanciada de sus “objetos”, sino
interna en un aprendizaje
de “autopsicoanálisis”, en palabras del filósofo de Dijon como un poético-análisis[10] que podremos continuar, si cabe, nuestra
propia empresa meditativa. De esta
manera nos lo explica Gaston Bachelard póstumamente en Fragments
d´une poétique du feu 1988:
“Una filosofía del lenguaje debería,
pues, unir las enseñanzas del psicoanálisis y de la fenomenología. Sería
entonces menester añadir el psicoanálisis un poético-análisis donde se pondrían
en orden todas las aventuras del lenguaje, donde se daría libre curso a todos
los medios, a todos los talentos de expresión. Para desentrañar en todas sus sutilezas
un poético-análisis de un hombre que se expresa, no hay que contar con los
psicoanalistas. Son escasos los psicoanalistas que leen a los poetas, que
señalan cada día de su vida por el amor por el poema. El poetico-análisis,
debería ser pues una profundización muy íntima de la alegría de imaginar. Cada
uno comenzará entonces, por medio de un poético-análisis, su propio
psicoanálisis. Un autopsicoanálisis es fácil cuando se es viejo. Para un
poético-análisis bueno y fervoroso sería necesario ser joven. Así el largo
relato de mis tormentos de método, cuya historia he querido narrar, no conduce
a una tranquilidad homogénea. Cuanto más trabajo, más me diversifico. Para
encontrar una unidad de ser, sería necesario tener todas las edades a la vez.” (FPF:
62, el subrayado es nuestro)
La propia naturaleza “elíptica” del relato filosófico
no pudiéndose ser clausurado como un orden
cerrado de pensamiento, en cuanto el filósofo francés siente
que debe ser sometido a una
reescritura permanente, -como cuando Gaston Bachelard parafraseando a Goethe “quienquiera que persevere en su
investigación se verá obligado tarde o temprano a cambiar de método” (CR:
39), incita en nosotros
una labor de continuación en un horizonte experiencial y de inquietud que no declina
sino que se ensancha al hacernos participar junto con él en estos mismos “tormentos de método”. Controversia
metodológica que se nos revela,
siguiendo paso a paso en cada uno de sus ensayos su “conversión” y
“deformación”, como el “eje de una verdadera acción instructora y rectificadora”
y que, como toda contradicción que se experimenta,
en las mismas palabras de Gaston Bachelard
[…] “es verdaderamente una necesidad más
que una condescendencia. Porque, el efecto, la contradicción es el camino más
fácil para llegar a la originalidad, y la originalidad es una de las
pretensiones del inconsciente”. (PF: 136).
Y si finalmente no es factible extraer un “método”, si la
controversia no puede resolverse porque es inmanente a la propia “filosofía del
imaginar”, tendrá entonces que formularse como un relato de sucesivos fracasos y forcex , y segundo como un conjunto de
estrategias divergentes de carácter heurístico[11] donde
no se trata de enseñar o demostrar – pues se huye de todo didactismo
expreso, más bien se postula como ejemplar crítica a una pedagogía rezagada- sino de hacer descubrir, de permitir que el
descubrimiento sea posible, de crear una estrategia del asombro; como dice
Gaston Bachelard “para enseñar a los alumnos a inventar, es
bueno darles la sensación de que ellos hubieran podido descubrir”. (FEC, 291).
Siguiendo las dinámicas de la imaginación,
la imagen poética es para el filósofo de Dijon
menos un objeto (6) fijado
que un devenir, con sus propias palabras “un producto fugaz de la conciencia” por
lo cual la estrategia heurística tratará más que de sostener una verdad, captar unas
esencias mentales, de ahí la aceptación final de una psicología fenomenológica.
Diferenciamos así la esencia y la verdad
como dos campos de búsqueda filosófica diferentes, pues como dice Gaston Bachelard “Una intuición no se demuestra, sino que se experimenta. Y se
experimenta multiplicando o incluso modificando las condiciones de su uso”.
(II: 9-10) La esencia es lo que se experimenta y se intuye, la verdad es más bien aquello que se razona y se discute.
Por más ingerente que pueda parecer al análisis claro la heurística aún
no pudiendo poseer un fundamento
epistémico de base, - aunque no puede aspirar a ser un posible
método, creemos que si puede
emprender un conjunto de
estrategias, que como hemos defendido
anteriormente, poseen sin embargo herramientas muy precisas y manera propias de actuar. Un “método”
que puede llegar a ser un cuerpo de ideas o un dispositivo –textual
en el caso de Gaston Bachelard- sumamente sofisticado, perspicaz y aguzado para captar
esa otra “verdad inconsciente de la imaginación” y observar -“la autenticidad
onírica de las imágenes”-, y por último, aspirar a que una fenomenología de la
imaginación se dote de su propio ideal discursivo y empírico
útil a la enseñanza de la imaginación
creadora, como en palabras de Gaston Bachelard
sea “una pedagogía elemental de las
doctrinas fenomenológicas”. (PES: 110).
Se
podrá objetar entonces a la fenomenología
del imaginario[12]
bachelardiana, y no sin razón, de una
sobrecarga de reflexión filosófica, cuando quizá
desde una postura mucho más sencilla y
práctica para la enseñanza sería más factible postular una “teoría
del juego” donde los acertijos,
las adivinanzas, las fábulas, las sugerencias, los pensamientos aporéticos, las
antinomias curiosas, las tautologías, los oxímorones, las
anécdotas, las vivencias y las reminiscencias, las invenciones, etc.
sirvieran como medios subyacentes de un discurso orientado al estímulo y la excitación de la acción inventiva. De alguna manera la
multitextualidad de los ensayos
bachelardianos sobre la imaginación recogen estas formas de suscitación. Desde una postura más humilde pero no exenta
de gran valor pedagógico La gramática de la fantasía[13]
de Gianni Rodari, obra dirigida principalmente a los pedagogos, puede ser
una demostración de la
conveniencia de utilizar herramientas y estrategias de carácter heurístico en la pedagogía infantil expresado en un lenguaje accesible, ameno y que no nos exige tanto esfuerzo de comprensión.
Ahora bien, la genuinidad y valor de la enseñanza que la “filosofía del imaginar” de Gaston
Bachelard nos propone se encuentra en el debate muy fecundo al cual somete las ciencias psicológicas de su tiempo y de
las cuales era un hondo conocedor. El mismo Gaston Bachelard se define a sí mismo en La poética de la ensoñación 1960
a medio camino entre un filósofo y un psicólogo[14] cuando se formula la siguiente
pregunta, “¿Pero puede un filósofo convertirse en psicólogo?” (PES: 11). Este diálogo profundo con las ciencias
psicológicas es tan rico y tan original que
se distancia singularmente, a
nuestro entender, a años luz de gran
parte de las “psicologías de la creatividad[15]”
sean procedentes de la teoría de la Gestlat, del conductivismo, o de la
corriente histórico-cultural[16] y que
aún tienen una enorme influencia en nuestra actualidad.
Su
“poeticoanálisis” le lleva a un
posicionamiento que reformula los
conceptos troncales y clásicos del psicoanálisis (como son complejo, pulsión,
abreación, sublimación, regresión, etc.) reorientándolos como factores
positivos y benefactores, rechazando y enmudeciendo su base freudiana, y
estableciendo una coordinación[17] posible de los dos métodos. El
pensamiento bachelardiano se
entronca con la obra de C. G. Jung en una
valoración creadora y positiva del inconsciente. Se trata de
examinar las imágenes y no de
examinar hombres. De este modo este debate tan intenso se halla en como recoge la influencia de “La psicología de las profundidades la teoría del inconsciente colectivo y los instrumentos de la imaginación activa”de
Carl G. Jung[18],
la psiquiatría fenomenológica[19], algunas corrientes de la hermenéutica psicocrítica[20],
y se hace eco también en una análisis desprejuiciado de determinadas posturas psicoterapéuticas
marginales y heterodoxas[21]
del canon oficial, y como finalmente se
sirve de todas ellas con un “extremado
refinamiento” para hacer, en sus mismas palabras, una “estética de psicología”. (PES: 126).
Su innovación fundamental en el campo de la psicología, y por ende, de
la estética literaria, lo cual nos
compromete aquí, es habernos ofrecido una
distinción psíquica muy definida de la
ensoñación, -hay que decir que hasta entonces muy desatendida por el psicoanálisis que siempre establece un más
que remarcado dualismo entre la actividad de lo consciente y lo inconsciente-, como “una poética de la psiquis en la cual se
armonizan todas las fuerzas psíquicas”. (PES: 33), por la cual sentimos “un crecimiento del poder psíquico”. (PE:
315)
Es inevitable comprender muy bien esta
necesidad bachelardiana, hay que aseverar que es una constante en todos sus
ensayos, por definir la ensoñación y
recorrer el significado de sus muchos atributos (7), como una franja intermedia del psiquismo donde se
emplaza la voluntad expansiva y liberadora de un psiquismo creador. Parece que
la ensoñación en su activismo fuese una
sinonimia de la imaginación, hasta tal punto que en la obra bachelardiana la acción de imaginar no puede dejar de ser
la acción de ensoñar.
La
ensoñación finalmente queda definida por
Gaston Bachelard por ser:
·
Actuante,
creadora: “queremos estudiar, no la
ensoñación que adormece, sino la ensoñación actuante, la ensoñación que prepara
obras”. (PES: 274), “En sus
productos, y en su productor, la ensoñación bien puede recibir el sentido
etimológico del término poético” (PES: 229)
·
Literaria: “La ensoñación poética escrita, guiada hasta producir una
página literaria, va a ser para nosotros, por el contrario, una ensoñación
transmisible, una ensoñación inspiradora, es decir, una inspiración a la medida
de nuestros talentos de lectores” (PES: 18-19).
·
Hablada: “Tomaremos
este teorema poético de un maestro en ensoñaciones poéticas: -todo el ser del
mundo, si sueña, sueña que habla”. (PES: 281)
De tal
modo, una “filosofía del imaginar” establece su empirismo precisamente como un “proyecto de ingreso en el umbral de la
ensoñación”, y como tal, adviene precedida por una “preparación del reposo activo” en tres aspectos
fundamentales que son:
·
La temporalidad
·
El espacio
·
La
proyección interna de los sentidos
en “qualias” psicológicas.
Y
en estos tres aspectos fundamentales
funda un “análisis”
específico que respectivamente son:
·
El ritmoanálisis
o tesis del instante poético
·
El topoanálisis
y el espacio de la imagen poética
·
La Tonalización
o estudio de las correspondencias sensibles
La
Poética de la ensoñación 1969 es a
todas luces un libro cardinal de nuestro estudio y puede
sintetizarse en tres coordenadas
esenciales de dilucidación como son:
·
imaginación , infancia y memoria de lo vivido,
·
imaginación y conciencia,
·
imaginación
y arquetipo.
En cuanto la ensoñación
es entendida como una conciencia vislumbradora, y no como una
depresión hacia la somnolencia o un estado hipnótico, -“Y esta es para nosotros la diferencia
radical entre sueño nocturno y ensoñación, una diferencia que proviene de la
fenomenología: mientras que el soñador del sueño nocturno es una sombra que ha
perdido su yo, el soñador de ensoñación, si es un poco filósofo, puede, en el
centro de su yo soñador, formular un cogito. En otras palabras, la
ensoñación es una actividad onírica en la que
subsiste un resplandor de conciencia. El soñador de ensoñación está
presente en su ensoñación. Incluso cuando ésta da la impresión de una escapada
fuera de lo real, fuera del tiempo y del lugar, el soñador de ensoñación sabe
que es él quien se ausenta, en carne y hueso, quien se convierte en –espíritu-,
un fantasma del pasado o del viaje”. (PES: 227, el subrayado es nuestro) -está
dotada de su propio cogito y su propia
voluntad de ser, ahonda paulatinamente en lo que definimos un “eje de regresión” hacia el “inconsciente de
las profundidades”(8)- en
una región ontológica del ser donde se encuentra “el origen del ser hablante” (PE: 15), el origen de toda expresión
poética, como dice Gaston Bachelard: “Esta última observación define el nivel de
la ontología en la que trabajamos. En tesis general, pensamos que todo lo que
es específicamente humano es logos. No alcanzamos a meditar en una región
que existiría antes que el lenguaje.
Incluso si esta tesis parece rechazar
una profundidad ontológica, nos debe ser concedida, por lo menos, como
hipótesis de trabajo bien adecuada al tipo de investigaciones que perseguimos
sobre la imagen poética”: (PE: 15, el subrayado es nuestro).
Es necesario resaltar que en la obra de
Gaston Bachelard, alma y espíritu, representan una dualidad del ser muy bien
diferenciada. La mejor prueba son los
vínculos y convergencias que creemos
existentes entre la epistemología científica y los ensayos versados sobre la imaginación
poética. Ambas son la actividad
incesantemente conquistadora de un
dinamismo creciente en dos sentidos
inversos y siguiendo un pulso bifronte. Espíritu objetivo y alma poética son
dos ámbitos del ser que convergen en la totalidad de la obra bachelardiana y en
su meditación sobre el imaginario. Antes bien, como esclarece en La Poética del Espacio (1957) ,
una fenomenología del imaginario
es una fenomenología del alma:“Para especificar bien lo que puede ser una
fenomenología de la imagen, para aclarar que la imagen es antes que el
pensamiento, habría que decir que la poesía es, más que una fenomenología del
espíritu, una fenomenología del alma”. (PE 11 el subrayado es nuestro) Dos categorías, alma y espíritu, que se encuentran muy
bien diferenciadas como nos advierte el propio Gaston Bachelard en la lengua filosófica germánica:
“La filosofía en lengua francesa
contemporánea, y a fortiori la psicología, no se sirven apenas de la dualidad
de las palabras alma y espíritu. Son por este hecho, una y otra, un poco sordas
respecto a los temas tan numerosos en la filosofía alemana, en la que la
distinción entre el espíritu y el alma (der Geist y die Seele) es tan clara.
Pero puesto que una filosofía de la poesía debe recibir todos los poderes
del vocabulario, no debe simplificar nada ni endurecer nada. Para dicha
filosofía, espíritu alma no son
sinónimos. Tomándolos en sinonimia, se nos impide traducir textos preciosos, se deforman los
documentos entregados por la arqueología de las imágenes”. (PE: 11, el subrayado es
nuestro)
No se puede emprender un estudio
fenomenológico sin tomar en consideración estas dos categorías, y como tal,
debemos hacerlas nuestras en el presente estudio. Vamos a ver como en los estudios poéticos
esta dualidad no se puede reducir en una simple oposición dualista, pues convergen también en la propia poética de la ensoñación: la
razón objetiva sueña y desvaría, y el alma
poética elabora ensoñaciones del espíritu. Y como tal, uno u otro libro dedicado a la
imaginación poética estarían bajo
este doble signo de la psique. En ambas
categorías descansan los dos grandes
conjuntos que son las ensoñaciones del reposo y la distensión y las ensoñaciones de la voluntad, “La conciencia asociada al alma es más
reposada, menos intencionada que la conciencia asociada a los fenómenos del
espíritu” (PE: 12) Ambas dimensiones del ser son también definidas como lo
maternal y lo paternal, lo femenino y lo masculino, aunque sin duda la denominación más apropiada -evita el filósofo de Dijon no connotar esta dualidad como una ambivalencia
de los géneros- son las categorías establecidas en la psicología de las
profundidades de C. G. Jung como
“animus” y “anima”.
Haciéndonos eco de de esta
doble dimensión del psiquismo en “animus” y “anima” se nos
impone utilizarlas como dos impulsos fundamentales del propio
“método fenomenológico. Al
“animus” le corresponderían los proyectos, las meditaciones y los
pensamientos. Y al “anima” le corresponde la intuición y la sensibilidad hacia la imagen, de tal
modo nos dice el filósofo francés, “Le
corresponde al espíritu la tarea de crear sistemas, de organizar experiencias
diversas para intentar comprender el universo. Al espíritu le conviene la
paciencia de instruirse a lo largo de todo en paseo del saber. ¡El pasado del alma está tan lejos! El alma no vive
siguiendo la corriente del tiempo y encuentra su reposo en los universos que la
ensoñación imagina”. (PES: 30)
La misma construcción literaria es una coordinación de dos impulsos:
“En los poemas se
manifiestan fuerzas que no pasan por los circuitos de un saber. Las dialécticas
de la inspiración y el talento se iluminan si se consideran sus dos polos: el
alma y el espíritu. A nuestro juicio, alma y espíritu son indispensables
para estudiar los fenómenos de la imagen poética en sus diversos matices,
para seguir sobre todo la evolución de las imágenes poéticas desde el ensueño
hasta la ejecución. En particular, estudiaremos en esta obra el ensueño poético
como fenomenología del alma” . [...] Para hacer un poema completo, bien
estructurado, será preciso que el espíritu
lo prefigure en proyecto. Pero para una simple imagen poética, no hay proyecto, no hace
falta más que un movimiento del alma.
En una imagen poética el alma dice su presencia”: (PE: 17-18, el subrayado es nuestro)
Esto nos lleva a
postular como el propio método
fenomenológico no solo procede en la dimensión psíquica del “anima”, sino
que también nos exige un “proyecto del animus”.
Estableceremos así dos ejes de acción
como:
- En el de “anima”, en la “inmersión experimental” por la lectura ensoñación o (le lecture revêrie)
- En el de “animus”, en la “emersión que medita” y que se transcribe en la escritura fenomenológica. o (Le ecriture rêve- éveille)
De este modo, como nos dice el filósofo
francés nos “Proponemos volver a colocar
las imágenes en la doble perspectiva de los sueños y los pensamientos”.
(TER: 149) La fenomenología del imaginario
es entonces un proyecto del
“anima” y del “animus” y como tal está definido por las siguientes acciones
aquí descritas de forma más determinante:
- La lectura ensoñación (le lecture revêrie)
- La trascripción de la imagen literaria o lectoescritura (Le ecriture lecture revêrie)
- La escritura fenomenológica( Le ecriture rêve- éveille)
- El libro de fenomenologías ( Le ecriture rêve- éveille dirigé)
La
lectura ensoñación (le
lecture revêrie)
La inmersión experimental y empírica en la ensoñación
literaria es para Gaston Bachelard la simple y humilde lectura. La lectura es el
ámbito de acción de la propedéutica
bachelardiana: le lecture revêrie/
la lectura ensoñación y la lectura que tiene que transcribir para leer mejor, le
lecture.ecriture revêrie. Una
posición de lectura ingenua no será
inmediata sino que
esta atravesada en su mismo acto de leer de una dualidad de ser del
lector en su “animus” y en su “anima”.
La apertura y la adhesión a la imagen literaria, su recibimiento, solo es posible considerando el lenguaje mismo en su desdoblamiento pues las palabras mismas
han sido creadas dobles, poseen una doble vida en la dimensión
semántica y en la dimensión de los sueños.
El ánimo de Gaston Bachelard en su ensayística sobre
la imaginación es trascender
la lectura como acto de
discernimiento y como ésta nos hace cómplices
entusiastas del acto creador en un salto
entre el lector severo y la lectura como acto de recreación y
participación. El lector que lee un poema es un lector menos racional y más
apasionado, inscribe su voluntad en la apertura de un mundo nuevo e
intersubjetivo que el poeta le ha donado.
En esencia, la fenomenología del imaginario es
para Gaston Bachelard,
y previo a todo, una fenomenología
de la lectura, fundamentalmente de
la poesía, y propone una lectura interiorizada del poema en una
profundidad tan sumergida, en una adhesión tan innata a la fuente de la imagen,
que llega hacernos copartícipes entusiastas en la creación misma de la propia imagen.
La imagen poética es recreada y crece en nuestra imaginación como si nosotros estuviéramos creándola de nuevo y estuviésemos prolongándola como un eco en
nuestra alma. El lector se convierte
en el fantasma del escritor. El escritor
escribe para desdoblarse en un lector.
El rasgo fundamental de esta lectura en
vertical es que el lector se detiene
focalizándose en lo concreto de
cada imagen poética o –la imagen en sí-
, dejando en suspenso una lectura sintáctica o semántica. La suspensión
del decurso semántico ocurre al volver una y otra vez sobre la imagen pues crece la ilusión en nosotros de
querer poseerla. Hay que estar en el
presente absoluto de la imagen. Hay que
acechar el instante en que fulgura la imagen,
suspendiendo todo acto de razón o
juicio que pueda interponer se entre esa
imagen poética y nuestro ser que la
recibe. La imagen poética entonces despierta en nosotros una aureola que “irradia las ondas de la imaginación” (PE: 67) haciendo entrar
nuestras propias imágenes. Siguiendo este
impulso recibido por la imagen
nos dirigiremos hacia una iniciativa creadora. El lector
entonces prosigue la flecha creciente
del exceso, de lo superlativo, exagerando más si cabe la exageración,
acrecentando el valor sugerido. Toda
lectura al ser imaginada ejercita su paroxismo:
“Así, siguiendo un método que nos parece
decisivo para la fenomenología de las imágenes, método que consiste en designar
la imagen como un exceso de la imaginación […] Hemos seguido a la
imaginación en su tarea de crecimiento, hasta un más allá de la realidad.
Para superar bien, primero hay que ensanchar. Hemos visto con qué
libertad de imaginación trabajan el espacio, el tiempo, las fuerzas”.
(PE: 147, el subrayado es nuestro)
Esta introducción es, en un rápido
trazo, la principal tesis del método lector,- ¡drama de método!- que nos
propone una fenomenología del imaginario. En sus mismas palabras nos propone una“utopía de la lectura” (PES: 143). Pero deberemos
recalar en este punto clave de la fenomenología en una
mayor reflexión. Es fácil para nosotros
suponer que sentimos el poema, que seríamos
capaces de poseer aquello que admiramos, tanto, qué podríamos sentir que
lo hemos creado. Afirmación que
sería ingenuo sostener ante un lector medianamente severo o aficionado a la
lectura. Veremos como es precisamente la ingenuidad
la principal virtud de la fenomenología. Ingenuidad
reconquistada. Esta intimidad
sentida gracias a una imagen
poética singular , familiar y a la vez
emisora de reflejos o destellos provenientes de un fondo
remoto primitivo, nos hace percibir esta
imagen con un aura a
la vez de honda regresión –ontológica- y
de novedad inaudita. Hacer fenomenología con la imagen literaria
supone educar una sensibilidad lingüística enormemente detallista después de
haber realizado continuas aproximaciones, de las que luego tendremos que
desprendernos o dejar en suspenso. La
atención lectora de una imagen poética, tal como incide una
fenomenología, es comparable a una lectura en espiral, donde el centro de
la imagen irradia y a la vez se expande hacia otras constelaciones de imágenes. Se expande
haciendo entrar nuestras propias imágenes.
Postulamos entonces que la lectura fenomenológica de un poema es una lectura creativa, destinada a la
creación y no necesariamente a la
interpretación crítica.
Este proceder lector nos acercará al universo de la lectura infantil. El sabio y viejo lector guarda en su alma el primer lector que fue el niño.
Retroceder en el
tiempo en que la lectura fue secreto y juego. Será quizás recurrente
que en ocasiones nos detengamos en esa
feliz circunstancia entre el niño, el
libro, y el espacio en el que se recoge. Siempre la infancia parece ser ese talismán oculto al cual parece abocarnos una fenomenología del imaginario y del cual
hablaremos después entendiendo toda
fenomenología de la lectura como una
recuperación de la infancia. El origen de las imágenes poéticas se encuentra siempre en la infancia de la
humanidad y en la infancia del ser.
Una sensibilidad lectora en su grado de cima,
del mismo modo que sucede en la sensibilidad del escritor, del mismo modo que el acto de leer puede ser una creación tan honda como el acto de
escribir, se puede alcanzar una audición
interior, una audición proyectante, una audición mental, ajena a cualquier sonido exterior o
declamación, como si fuera “nacida en el
silencio y la soledad del ser, desprendida del oído y de la visión, la poesía
nos parece, pues, el primer fenómeno de
la voluntad estética humana”. (AS: 301); “Queremos examinar […] si la
imaginación no nos llama por debajo del umbral, si el poeta ultra atento a la
palabra interior no escucha, en un más allá de lo sensible, haciendo hablar los
colores y las formas” (PE: 211)
En este punto Gaston Bachelard postula el acto de trascripción cuando asevera:
“La audición no permite soñar las imágenes con
profundidad. Yo he pensado siempre que un modesto lector saborea mejor los
poemas copiándolos que recitándolos. Pluma en mano se tiene alguna
oportunidad de borrar el injusto privilegio de las sonoridades, se aprende a
vivir las más vasta de las integraciones, la del sueño y la del significado,
dejando al sueño tiempo de hallar su signo, de formar lentamente su
significación” .(AS: 306, el subrayado es nuestro)
Este
acto de trascripción lo estudiaremos en
tres sentidos:
- En el de posesión de la imagen
- En el de desdoblamiento del lector en escritor
- En el de lentitud
- Como fenómeno de la “aclamación muda”
La
escritura fenomenológica (Le ecriture rêve- éveille)
Es así como la fenomenología aplicada no embarca solo el acto de leer, el
acto de rescribir lo leído, el acto de recolección de las imágenes admiradas
siguiendo una progresivo ahondamiento y adhesión a la imagen literaria. Le lecture.ecriture revêrie en Gaston Bachelard tiene un destino de escritura como acto
de regreso al pensamiento
y a la dilucidación, pues de no hacerlo abandonaríamos el “provecho”
fenomenológico de nuestros descubrimientos. La fenomenología del imaginario es
una “inmersión” en la imagen y también
una “emersión” hacia la lucidez y este
viaje de ida y de regreso es lo que una escritura debe transcribir pues “animus” y “anima” se refuerzan mutuamente:
el “animus” se deja atraer por su anima,
y el anima necesita que su “animus” la guié en su regreso. Como nos dice Gaston Bachelard:
“Hay un recurso, sin embargo,
en plena madurez para recuperar esas posibilidades perdidas. Ese recurso es la literatura. Sólo hace falta
escribir la obra pintada y la estatua. Si queremos ser sinceros […] recuperamos
todos los fundamentos de la juventud, los revivimos con sus alegrías rápidas,
esquemáticas y seguras”. (TRV: 95)
La primera escritura fenomenológica es un juego de enlazar
imágenes aisladas. Es en esta disposición en que las imágenes están aisladas, multiplicando los ejemplos,
abriéndose a la disparidad, que
puedan descubrirnos sus constantes, sus relaciones internas, sus
sincronismos. Aún el “animus” no ha proyectado
el libro, el capítulo, la obra de su ensoñación. Al ser liberados de las
obligaciones de un discurso, y sin una pretensión inicial de objetividad “hay que dejar que las imágenes nos
hablen” en la
espontaneidad y en la sorpresa de sus enlazamientos. Es en
este punto en que el lector asume
con su escritura una posición heurística
al embarcarse en el arte de la composición que deja que las imágenes se reúnan por un “sincretismo
psíquico natural”. (L: 129)
“Pero, cuando se está
escribiendo un libro sobre la
ensoñación, ¿no habrá llegado el omento de dejar correr la pluma, de dejar
hablar a la ensoñación y mejor aún, de soñar la ensoñación en el mismo momento
en que uno cree estarla transcribiendo? (PES: 35)
Finalmente, los ensayos de Gaston Bachelard pueden ser leídos como
ensoñaciones dirigidas, ensoñaciones
acompañadas. Es importante comprender
la influencia de Robert Desoille
y su teoría del ensueño dirigido[22]
en una Le ecriture rêve- éveille dirigé.
“Vemos adónde han conducido las primeras
experiencias. A lo largo de la vida, hacíamos un libro para conservar el hábito
de escribrir, creíamos que, fuera del libro, el pensamiento permanecía libre,
que teníamos otro destino que el de escribir. Pero llega un momento en el que
debemos reconocer que al hacer un libro seguíamos nuestro destino y que poco a
poco no tenemos otro destino que el de nuestros libros”
(FPF: 54)
(1) La crítica a la imagen icónica o visual es constante en los ensayos de G. Bachelard, quien casi siempre nos muestra un desinterés por las disciplinas artísticas
asociadas a la imagen visual e icónica, como por ejemplo, el cine y la fotografía. Solamente la pintura, especialmente la
síntesis del claroscuro en el grabado
merecerá algún estudio paricular
o epígrafe cuando en la
representación pictórica se siente que, “los colores se hacen palabras. Quien ama la
pintura sabe muy bien que la pintura es fuente de palabras, fuente de poemas” (DS:
17-18).
Gilbert Durand
en su ensayo El imaginario explica
esta dialéctica entre la imagen icónica y la imagen literaria en la obra de
Gaston Bachelard, DURAND,
Op. cit. 2000 p. 136:“En
primer lugar, lo que denunciaba ya Bachelard, al preferir la-“imagen literaria-
a cualquier imagen icónica, incluso animada como la película, que dicta
demasiado su sentido al espectador pasivo, porque la imagen -en conserva-
anestesia poco a poco la creatividad individual de la imaginación”. También
Gilbert Durand sigue el pulso de esta crítica a las imágenes visuales que
conllevan Ibidem, Op. cit. 2000 p. 36:“un
consumo pasivo”, hacen de la vista un
“ojo muerto”, una“anestesia de la
creatividad imaginaria”.Véase Cap. Paradoja de lo imaginario en Occidente (46-
49) y Conclusión (135-138) de este mismo libro.
Esta
depreciación del sentido visual como sentido imaginal es habitual en los ensayos
bachelardianos. La vista está cansada, pervertida y representa a una tradición
decadente, donde es preciso Defenderse contra la aportación de las imágenes visuales y acercarse lo
más posible a la experiencia esencial”(AS: 39).
En G. BACHELARD la factura visual de
una imagen literaria es una sospecha de una imagen superficial, una imagen no imaginada o que no
permite imaginar. En Lautréamont: “Todas esas imágenes deben
parecer ficticias y repulsivas a un lector sometido a las poéticas visuales, a
las poéticas panorámicas, a las poéticas estáticas. Sin embargo, tendrían un
valor completamente diferente para el lector que se sorprendiera de las
imágenes de motricidad “(L: 40).
En El agua y los sueños: “Comencemos entonces por la menos sensual
de las sensaciones, por la visión, y veamos como se sensualiza” (AGS: 39). En
El aire y los sueños: “El simbolismo
reclama, pues, fuerzas de enlace más poderosas que los enlaces de las imágenes
visuales [...] Sin duda los movimientos reales captados por la vista contaminan
la imagen dinámica.” (AS: 119); “La
palabra, si se gasta evocando imágenes visuales, pierde una parte de su poder”
(AS: 124), “hay que revisar todos los deseos de abandonar lo que
se ve y lo que se dice a favor de lo que se imagina” (AS: 12)
Para adentrarnos en la imagen hay que cerrar los ojos,
dar cese a la visión como sucede al
hablarnos de las conchas y los nidos en La poética del espacio, “El soñador ha entrado en el dominio donde
se forman las convicciones que nacen más allá de lo que se ve y de lo que se
toca. Si los nidos y las conchas no fueran valores, no sintetizarían tan
fácilmente, tan imprudentemenete, su imagen. Con los ojos cerrados, sin tener
en cuenta las formas y los colores, el soñador queda prendido por las
convicciones del refugio” (PE: 155); Al hablar de la semilla caliente en una imagen de Cyrano de Begerac, “ese calor condensado, ese cálido bienestar,
amado de los hombres, hace pasar la imagen, de la categoría de la imagen que se
ve, a la categoría de la imagen que se vive” (PE: 187). En Ibidem,: “La vista dice demasiadas cosas a la vez. El
ser no se ve. Tal vez se escuche. El ser no se dibuja” (PE: 253). En “La
Tierra y las ensoñaciones del reposo al hablarnos de la gruta: “Para estar bien a
solas, es necesario que no haya demasiada luz. Una actividad subterránea se
beneficia de un maná imaginario. Hay que conservar algo de sombra para tener la
fuerza de hacer nuestra obra”. (TER:
216), “El ojo es tan analítico que obliga
al soñador a limitarse”. (TER: 334)
Siguiendo su
escala y principios de valoración de las
imágenes distingue la imagen formal o externa de la imagen inbterna según
participan de la profundidad
sustancial y el dinamismo de los
elementos. Para que la imaginación se desarrolle la imaginación formal debe
participar de la vida de las materias.
Una imaginación puramente
formal supone una imagen poética de escaso valor poético.
La imagen formal será más literal cuando menos enraizada esté a
un elemento fundamental: agua, tierra,
fuego, aire. La materia se revela
como “sustrato
latente de la figuración” y como “inconsciente
de la forma”. En este sentido Bachelard
nos habla de experimentar las imágenes mentales a través de sentidos
menos avasallados como el tacto, el olfato, o el oído.
En El agua y los sueños encontramos muchas definiciones sobre qué
es la imagen formal, apuntamos aquí un
compendio se ellas: es descriptiva, “cobran vuelo ante la novedad” (AGS:
7), “se
recrean en lo pintoresco” (AGS: 7),
son una “seducción primera” (AGS: 8)
encarnan “pensamientos claros” (AGS:
11), expresan “valores sensibles en vez
de valores sensuales” (AGS: 38), son
”fugitivas y fáciles” (AGS: 22),
donde “lo pintoresco disemina la fuerza
de los sueños” (AGS: 33), “no soñamos
profundamente con objetos” (AGS: 41), “las
formas ya son hábitos” (AGS: 195), “toda nuestra educación literaria se limita a
cultivar la imaginación formal, la
imaginación clara” (p. 197), “pintoresquismo multicolor” (AGS:
247). En El aire y los sueños también
encontramos bien definida esta imaginación
formal, “imágenes
primeras” (AS: 9), “hábito de los
colores y las formas” (AS: 9), “una imagen que abandona su principio
imaginario y se fija en una forma definitiva adquiere poco a poco los
caracteres de la percepción presente” (AS: 10), “una
imagen estable y acabada corta las alas de la imaginación” (AS: 10), “imágenes
claramente tradicionales” (AS: 11), “precisad un poco demasiado una imagen
poética; suscitaréis la risa” (AS:
87).
(2) Veamos aquí un
censo de la diversidad de designaciones que el propio G. BACHELARD hace en sus ensayos sobre la imaginación literaria de una hipotética disciplina Se da el caso que cuanto mayor es
el espectro de las denominaciones
más vago es el encuadre doctrinal de una filosofía de la imaginación
creadora. Esto queda manifestado por
este censo de denominaciones, lo cual nos evidencia el sesgo transdisciplinar, heterodoxo, y a
veces muy personal de las distintas
ciencias que se coordinan en una filosofía de la imaginación: como Poética: Una “metapoética” (L: 50);
“una poética de le ensoñación poética” (PES: 33); “poética de la vida” (FPF: 54). Como Filosofía:; “una filosofía de
la poesía” (PE: 7); “una filosofía elemental de la imaginación
cosmológica” (FPF: 34); “filosofía de
la imagen literaria” (TEV: 15); “una
fisiología de la imaginación” (AS: 17); “metafísica
de la imaginación” (PE: 9); una
“filosofía completa de la imaginación literaria” (FPF: 36); “una
filosofía completa del lenguaje” (FPF: 62); una “ontología poética” (FPF: 45); “una
filosofía del Reino poético” (FPF: 46).
Como Psicología: una “hipótesis de una poética psicológicamente
activa” (FPF: 42), “una poética de la
psiquis en la cual se armonizan todas las fuerzas psíquicas” (PES: 33); “poética psicológica” (PES: 33); “una
psicología de la imaginación creadora” (PES: 39); “una psicología de las emociones estéticas” (AGS: 12); “una filosofía de la psicología de lo
femenino profundo” (AGS: 105 “una
psicología de la ensoñación literaria” (AGS: 37); “Psicofísica y psicoquímica de los sueños” (AGS: 12); “una psicología proyectante –de la
imaginación” (AGS: 221); “una contribución
a la psicología de la creación literaria” (AGS: 242); “Una psicología directa de las imágenes escritas” (FPF: 37); “psicología de lo imaginante” (TER: 21);
“ensayos de psicosíntesis imaginarias” (TER:
334) “valores de una poética del
psiquismo” (FPF: 141), “Estética psíquica” (FPF: 128); “doctrina del inconsciente constituido” (TER:
232); “mundo de valores psicológicos”
(PES: 274); “valores del inconsciente absoluto” (TER: 16); “tendencias psicológicas” (FP: 151).
Como doctrina: “una doctrina de la imaginación creadora” (L: 131); “una doctrina de la imaginación literaria”
(FPF: 42); “una doctrina de la
espontaneidad” (PFP: 35); una “doctrina de la ensoñación” (TER: 61).
Como plan historiográfico o
enciclopédico: “una enciclopedia de
las imágenes” (TEV: 21); “una enciclopedia de las imágenes
cosmológicas” (FPF: 34); una “nemotecnia
de la imaginación” (PES: 170). Como simbólica: una “cosmología imaginaria” (PES: 302). Como Estética: “Estética del
lenguaje” (FPF: 42, 58); “Estética de
lo humano” (FPF: 120). Otras: “ciencia
humana de la palabra poética” (PFP: 34); “estudios positivos de la imaginación
creadora” (PE: 111); una “física de la imaginación” (AGS: 205). Conceptos
que evidencian la búsqueda incesante de una estructura u orden latente
que cabe dilucidar y que pueden
conformar un esquema unitario del imaginario: señala la existencia
de “una multiplicidad ordenada” (PF:
183); “unas tendencias de exaltación”
(FP: 151); de “un sistema de fidelidades poéticas” (AGS: 11); un sistema de “coordenadas metafóricas” (FP: 183) “leyes generales del imaginario” (AS:
106); “diagrama poético” (PF: 182);
“avenidas de los sueños” (TEV: 164); “un determinismo de la imaginación” (TEV: 237); “líneas de fuerza de la imaginación” (L:
130).Desde el campo inverso de la epistemología: “las tinieblas espirituales
poseen una estructura” (FN:
11);.Abundan en los ensayos bachelardianos las metáforas epistemológicas: nos habla de “mosaicos” (PF: 182); “herbario de imágenes” (FPF: 35); imágenes recogidas en “cuatro graneros” (FPF: 35);
“raíces imaginarias” (TER: 109), “injerto” (AGS: 21). La imaginación aún
en las decisiones caprichosas y en sus impulsos anárquicos componen un todo ordenado donde “al hablar de las imágenes singulares y como se refuerzan mutuamente. El
libre juego de la imaginación ya no es una anarquía” (FPF: 91); “la imaginación no es necesariamente una
actividad vagabunda” (TEV: 22).Remarcar una determinada línea de estudio o proyecto cuyo epígrafe o
denominación no deja de ser más que una
suscitación de un estudio parcial del imaginario que queda suspendido en una
incertumbre epistemológica más evocadora a la imaginación de proyectos que a una
verdadera línea de estudio. Una filosofía del imaginario se comporta como una
filosofía de proyectos: “una psicología
de los labios” (AGS: 167); “aprendizaje del arte psicológico de la
dinamogenia” (PES: 311), “filosofía
ontológica de la infancia” (PES: 39); “una
Poética del instante, un gran capítulo de la Poética del Tiempo” (FPF: 77);
una “dinamología de lo humano” (FPF:
118). La designación de un método analítico evocado pero del cual finalmente
y siguiendo el rastro en toda la obra bachelardiana no podremos extraer
las coordenadas de un textoanálisis
preciso.
(3) Tomando la definición de propedéutica: (del griego πρó (pró),
que significa ‘antes’ y παιδευτικóς (paideutikós), ‘referido
a la enseñanza’ (siendo paidós: ‘niño’) es el conjunto de saberes y
disciplinas que hace falta conocer para preparar el estudio de una materia,
ciencia o disciplina. Constituye una etapa previa a la metodología y designa el conocimiento de los
procedimientos y técnicas necesarios para investigar en un área científica, y
en nuestro objeto, la imaginación literaria.
Las evidencias de una propedéutica de la imaginación literaria es sugerida a lo largo de la obra
bachelardiana: en L´ intuition de l´instant. 1932: “1º Acostumbrarse a no referir el tiempo propio al tiempo de los demás;
romper los marcos fenoménicos de la duración.. 2º Acostumbrarse a no referir el tiempo propio al tiempo de las cosas;
romper los marcos fenoménicos de la duración.. 3º Acostumbrarse –difícil ejercicio- a no referir el tiempo propio al
tiempo de la vida: no saber si el corazón late, si la dicha surge; romper los
marcos vitales de la duración.”. (II: 96)En La
psychanalyse du feu. 1938:« Pero
un diagrama poético no es simplemente un dibujo: debe encontrar el medio de
integrar las dudas, las ambigüedades,
que, por si solas, pueden librarnos del realismo y permitirnos soñar; y es
aquí donde la tarea que columbramos alcanza toda su dificultad y todo su
precio. […] En todo caso, y ante todo, es necesario quebrantar los impulsos de
una expresión refleja, psicoanalizar las
imágenes familiares para acceder a las metáforas y, sobre todo, a las metáforas
de las metáforas”. (PF: 182-183)En
Lautreamont. 1939: “Hacer
actuar sin actuar; dejar el tiempo atado por el tiempo libre, el tiempo de la
ejecución por el tiempo de la decisión, el tiempo pesadamente continuado de las
funciones por el tiempo espejeante de instantes de proyectos; reemplazar la
filosofía de la acción, que muy a menudo es una filosofía de la agitación, por
una filosofía del reposo; después por una filosofía de la conciencia
del reposo, de la conciencia de la soledad, de la conciencia de la fuerza en reserva,
tales son las tareas preeliminares para una pedagogía de la imaginación”.
(L: 142, el subrayado es nuestro)En L´air
et les songes. 1943:« Proponemos
a los filósofos, para traducir la génesis del ser meditativo, la filiación
siguiente:. Primero el ensueño-la
admiración. La admiración es un ensueño instantáneo.
Después la contemplación
–extraño poder del alma humana capaz de resucitar las ensoñaciones, de
recomenzar sus sueños, de reconstituir, pese a los accidentes de la vida
sensible, su vida imaginaria. La contemplación une aún más recuerdos que
sensaciones. Es más historia que espectáculo. Cuando se cree contemplar un espectáculo de prodigiosa
riqueza, es que le enriquece con los más diversos recuerdos.. Y, en fin, la
representación. Entonces interviene las tareas de la imaginación de las formas,
con la reflexión de las formas conocidas, con la memoria, esta vez fiel y bien
definida, de las formas acariciadas”. (AS:
209-210)“En tales encuentros una Poética
de la ensoñación toma conciencia de sus tareas: provocar consolidaciones de los
mundos imaginados, desarrollar la audacia de la ensoñación constructora,
afirmarse en una buena conciencia de soñador, coordinar libertades, encontrar
lo verdadero en todas las disciplinas del lenguaje, abrir todas las cárceles
del ser para que lo hermoso tenga todos los devenires posibles. Tareas a menudo
contradictorias entre lo que concentra el ser y lo que lo exalta”. (PES,
239)De este modo las intenciones de Gaston
Bachelard son escribir una poética de la ensoñación poética, lo que
podría expresar en un circunloquio algo enrevesado esta pregunta de una forma
más clara: ¿Cómo vivir en el ensueño,
nuestro ensueño, aquellas ensoñaciones
que han sido creadas por otros y
testimoniadas por el acto literario? Dejaremos que sea el propio G. B. quien nos lo explique: “Querríamos, pues, introducir el poder de coordinación y de armonía
desde el adjetivo hasta el sustantivo, estableciendo una poética de la
ensoñación poética, subrayando así, al repetir la palabra, que el sustantivo
acaba de ganar la tonalidad del ser. Una poética de la ensoñación poética.
Grande, demasiado grande ambición puesto
que implicaría darle a todo lector de poemas una conciencia de poeta”.
(PES: 33)
(·4) La renuncia
constante a las ciencias hermenéuticas
del texto literario y todas sus virtudes y cualidades concominantes, es
constante y explícito en sus escritos la acusación hacia la hermenéutica por
ser retórica aprendida frente a la experimentalidad y
juventud de la la lengua poética“Por otra
parte, no ha sido examinado el problema psicológico de la cultura literaria en
su aspecto lingüístico. De hecho, la clase de retórica es, en el sentido
matemático del término, un punto de retroceso en la evolución expresiva. Es
allí donde el lenguaje debe reformarse, rectificarse, corregirse bajo la burla
olímpica del maestro. Es allí donde se duplica verdaderamente con su etimología
consciente. Por primera vez, la lengua materna es objeto de una extraña
sospecha. Por primera vez, la lengua es vigilada […] Verdaderamente dichoso
quién ha reflexionado sobre su lengua, en la soledad, escuchando los
innumerables libros, sin aceptar el reflejo escolar del hombre corrector, del
hombre elevado por los dos escalones de una cátedra”. (L: 59); por su
sensatez frente a la insensatez y la locura de la poesía “Como se ve, la crítica literaria no se
imagina la complejidad de la locura. Y, curiosa
ignorancia, la crítica literaria no ha penetrado la significación de una
noción indispensable para comprender la función psicológica esencial de la
literatura, a saber, la noción de locura escrita”. (L: 74-75); por ser reflexiva frente a lo
intuitivo “Se puede admirar más o menos,
pero siempre es necesario un impulso sincero, un pequeño impuso de admiración
para recibir el provecho fenomenológico de una imagen poética. La menor
reflexión crítica detiene este impulso, situando el impulso en posición
secundaria, lo cual destruye la primitividad de la imaginación”. (PE: 8);
por ser responsable frente a la imprudencia “La
alegría frente a la imagen nueva que nos ofrece el poeta es muy simple. Pero
por su misma simplicidad, puede ser pura, gozo directo del ser que habla, liberada de repente de las
responsabilidades de la significación” (FPF: 36); por ser censora,
cerrada inhibidora frente a la poesía
que es un fenómeno de la libertad y la anarquía personal“Nunca la crítica intelectualista de la poesía nos llevará al foco en
que se forman las imágenes poéticas”. (PES: 86), “La imagen aprendida en los libros, vigilada y criticada por los
profesores, bloquea la imaginación”. (AS: 22), “Y el lenguaje lleva en sí la dialéctica de lo abierto y lo cerrado.
Por el sentido, encierra, por la expresión poética se abre” (PE: 261). La fenomenología de la imagen poética
pone su acervo en sustraer la experiencia lectora de la lectura semántica, “Una poética debe esforzarse por establecer ese reino –poético-, por
sustraerlo a las obligaciones de coherencia de las ideas, a las servidumbres de
la significación” (FPF: 52); por ser objetiva,
crítica e intelectualista “Soñando
ingenuamente con las imágenes de los poetas, acepté todos los pequeños milagros
de la imaginación. Cuando un valor poético está en juego, sería indelicado
evocar otros valores, como sería también indelicado abordar su estudio con el
más mínimo estudio crítico” (V: 57);“Abordando
el problema por la vía psicológica, no tardaría uno en percibir –insostenible
paradoja –que la primitividad en poesía es tardía. Sin duda eso proviene del
hecho de que, en el reino del lenguaje más que en otra parte, los valores
intelectuales, los valores objetivos, los valores enseñados se vuelven
rápidamente opresivos” (L: 49).
Finalmente G. BACHELARD denuncia
acercarse a la poesía con una mentalidad escolar, académica, como muy bien
psicoanaliza en una de sus primeras obras dedicadas a la imaginación Lautreamont donde la figura del poeta Isodore Ducasse sirve para explicar el complejo
de escarpelo o complejo de castración.
(5) Sobre un posible método fenomenológico la postura de G. Bachelard es ciertamente muy ambigua, sesgada por ineludibles
controversias y abierta a aserciones muy ambivalentes. A veces la prosecución
de un método denota una cierta
impotencia o frustración metódica, en otras la revisión le hace declarar una labor abordada con una ingenuidad inicial. En ocasiones el método es una obertura hacia otro método.
Este empeño de crear un método no cesa de obsesionarle. En L´ intuition de l´instant. 1932:“La
poesía se niega a los preámbulos, a los principios, a los métodos y a las
pruebas”. (II:
93). En la Introducción de L´air et les
songes. Essai sur
l´imagination du mouvement 1943. « Merecemos crédito si afirmamos que
nos damos cuenta de las dificultades del tema. Nos hemos preguntado frecuentemente si –teníamos tema-¿Puede ser
un tema el estudio de las imágenes fugaces? Las imágenes de la imaginación
aérea se evaporan o se cristalizan. Y debemos captarlas entre los dos polos de
esta ambivalencia siempre activa. Por lo tanto, nos vemos reducidos a
presentar la doble derrota de nuestro método: que el lector nos ayude con
su meditación personal, para que reciba en el breve intervalo del sueño y del
pensamiento, de la imagen y de la
palabra, la experiencia dinámica de la palabra que sueña y piensa a la vez”. (AS:
24, el subrayado es nuestro). Al hablar de la imaginación vegetal en el Cap. X “El árbol aéreo” de L´air et les songes. Essai sur l´imagination du mouvement asevera: “Mientras
no se haya emprendido un estudio sistemático de estas imágenes
fundamentales, la psicología de la imaginación literaria carecerá de elementos
para constituirse en doctrina”. (AS: 251, el subrayado es nuestro). En La terre et les rêveries du repos.. 1948.
« Para nosotros, los –casos- son
imágenes pequeñísimas halladas en el rincón de una página, en el aislamiento de
una frase inesperada, fuera del impulso de las descripciones de lo real. Y sin
embargo, a pesar de la escasez de sus éxitos, nuestro método tiene una
ventaja, la de ponernos ante el solo problema de la expresión”. (TER:
93) En La
poétique de l´espace 1957:« La
sublimación pura tal como la planteamos implica un drama de método”.
(PE: 22, el subrayado es nuestro); “Nada
general ni coordinado tampoco puede servir de base a una filosofía de la
poesía. La noción de principio, la noción de –base- , sería aquí ruinosa.
Bloquearía la actualidad esencial, la
novedad psíquica esencial del poema”. (PE: 7)La cita introductoria en La poétique de la rêverie. 1960 de Jules
Laforgue es significativa:, « Méthode,
Méthode, que me veux-tu? Tu
sais bien que j ´ai mangé du fruit de l´inconscient ».
(PES : 9)En
Fragments d´une poétique du feu 1988 : « Se abre para nosotros, frente a objeto poético, el método de
una objetividad que guarda viva una curiosidad jamás fatigada, jamás
satisfecha”. (FPF: 38, el subrayado es nuestro)
(6) Esta resistencia bachelardiana a tratar la
imagen como un objeto es evidente cuando
su estatuto es precisamente evadir todo
lo que pueda suponer su fijación en Concepto: Véase, BACHELARD,
Op. cit. 2006 b. p. 13: “Las imágenes
no son conceptos. No se aíslan en su significación. Precisamente tienden a
rebasar su significación”. Percepto o sensación: Véase BACHELARD, Op.
cit. 2003 a. p. 12: “Percibir e
imaginar son tan antitéticos como presencia y ausencia. Imaginar es ausentarse,
es lanzarse hacia una nueva vida”.
Para comprender esta distinción es necesario comprender
la distinción que hace la filosofía
fenomenológica ente sensación y qualia. Qualia
[singular: quale, en latín y español]. Término filosófico que define las
cualidades subjetivas de las experiencias mentales provocadas por una
sensación. Por ejemplo, la rojez de lo rojo. Los qualia representan ese salto
explicativo que hay entre las cualidades subjetivas de nuestra percepción y el
sistema físico que llamamos cerebro y su respuesta a los estímulos sensoriales
externos. Las propiedades de las experiencias sensoriales son, por definición,
epistemológicamente no cognoscibles en la ausencia de la experiencia directa de
ellas. La existencia o ausencia de estas propiedades es un tópico calurosamente
debatido en la filosofía de la mente contemporánea. La fenomenología de Hurssel tratará de diferenciar el objeto
y lo que ese mismo objeto estimula en la conciencia del sujeto como fenómeno. Alegoría: Una clara referencia
para comprender la diferencia que existe
para Gaston Bachelard entre la imagen
poética y la imagen alegórica,
véase BACHELARD, Op. cit. 2003 a. Cap. I “El sueño del vuelo” y Cap.
II “La poética de las alas” pp. 30-85. Metáfora: Véase, BACHELARD,
Op. cit. 2006 a. p. 110: “La metáfora
es una falsa imagen, puesto que no tiene la virtud directa de una imagen
productora de expresión, formada en el ensueño hablado”; Ibidem, pp. 107-108: “Exagerando luego nuestra comparación entre la metáfora y la imagen, comprenderemos que la metáfora no es
susceptible de un estudio fenomenológico. No vale la pena. No tiene valor
fenomenológico. Es todo lo más, una imagen fabricada, sin raíces profundas,
verdadera, reales. Es una expresión efímera, o que debería serlo, empleada una
vez al pasar. Hay que tener cuidado de no pensarla en exceso. Hay que teme que
los que la leen la piensen”; BACHELARD,
Op. cit. 1992 a. p. X: “Mientras las
metáforas no son a menudo sino un desplazamiento de pensamientos, por un afán
de decir mejor; de decir de otra manera, la imagen, en cambio, la verdadera
imagen, cuando es vida primera en imaginación, deja el mundo real por el mundo
imaginado, imaginario”. Comparación
o símil: Véase, BACHELARD, Op. cit.
1992 a. p. 43: “Antes de consignar las hazañas de la imaginación poética, tal vez
convenga repetir que una comparación no es una imagen”. Símbolo: Véase BACHELARD, Op.
cit. 2003 a. p. 129: “La noción de
símbolo es demasiado intelectual”; BACHELARD, Op. cit. 1992 a. p. 10: “El fenómeno
ingenuamente contemplado no está como el símbolo, cargado de historia. El
símbolo es una conjunción de tradiciones de diversos orígenes. El presente es
más fuerte que el pasado de la cultura”. Signo: Véase, BACHELARD, Op.
cit. 2006 a. p. 99: “La causa real
del flujo de imágenes es verdaderamente la causa imaginada; para utilizar la
dualidad de las funciones que invocamos en libros anteriores, diríamos
fácilmente que la función de lo irreal es la función que dinamiza
verdaderamente el psiquismo, mientras que la función de lo real es una función
de detención, una función de inhibición, una función que reduce las imágenes de
tal forma que les da un simple valor de signo. Vemos que pues que, junto a los datos inmediatos de la
sensación, hay que considerar los aportes inmediatos de la imaginación”.
(BACHELARD, 2006: p. 99). Relato, fábula o cuento: Cuando Gaston Bachelard nos explica las imágenes de las llamas
expresa, BACHELARD, Op. cit. 1992 b. p. 204: “La poética del fuego no tiene necesidad de
relatos. El relato no es más que el hilo
del collar. No se piensa en él cuando joya por joya, se está atrapado por la
maravilla del fuego”. En La poética
del espacio recoge esta cita de Charles
Baudelaire, BACHELARD, Op. cit. 2006 a. p. 230:“El alma lírica da zancadas vastas como
síntesis; el espíritu del novelista se deleita en el análisis”. También en este mismo libro tomando
la fábula de pulgarcito, BACHELARD, Op. cit.
2006 a. p. 200:“El cuento es una imagen que razona. Tiende a
asociar imágenes extraordinarias como si pudieran ser imágenes coherentes. El
cuento lleva así la convicción de una imagen primera, a todo un conjunto de
imágenes derivadas. Pero la relación es tan fácil, el razonamiento tan fluido
que pronto se ignora dónde está el germen del cuento”. Arquetipo: Véase, BACHELARD,
Op. cit. 1992 b. p. 80: “Pero la toma objetiva de los documentos es una
cosa, la adhesión subjetiva a los impulsos recibidos de esos documentos es
otra. Paciente entrega y nueva contemplación deben ser asociadas. De todos
modos, si usted desea vibrar con las prodigiosas historias del Fénix, debe
encontrar en sí mismo, en sus recuerdos, en sus ensoñaciones, en sus días de
quimera, el germen de imágenes que es el pájaro de fuego. Si ese germen le
falta, sólo atravesará como erudito el inmenso campo del folklore y de las
mitologías. Se instruirá; pero cuanto más se instruya, menos creerá. Los hechos
cada vez más numerosos acumulados por los arqueólogos, los historiadores de las
religiones y los mitólogos lo volverán cada vez
más objetivo, siguiendo la buena regla de las ciencias arqueológicas.
Pero, correlativamente con esta objetividad que aumenta con el número de hechos
bien clasificados, arriesgará ver cerrarse para usted la dimensión de los
sueños” (FPF: 80). Mito: Véase,
BACHELARD, Op. cit. 1992 b. p. 114:
“Se ha dicho a menudo que el mito era
poesía primitiva. Pero quizá la comparación de los mitos ha conducido a
objetivarlos, a reforzar su transposición en creencias. La poesía exige una
adhesión menos grave, más móvil, más libre”.
(/) Estos atributos
son: Positiva, benefactora, feliz: “La ensoñación ilustra un descanso del ser,
un bienestar. El soñador y su ensoñación entran en cuerpo y alma en la
sustancia de la felicidad” (PES: 26), “la
ensoñación nos ayuda a habitar el mundo, a habitar la felicidad del mundo” (PES:
43). El estado físico del ensoñador se
encuentra en una “tregua física” (PES: 15), “un
tiempo que ninguna fuerza traba” (PES: 15), “descanso del ser, un bienestar” (PES: 26), “ayuda realmente al alma a gozar de su reposo” (PES: 32). “No hay bienestar sin ensoñación, ni
ensoñación sin bienestar” (PES: 230); “para
designar bien un mundo soñado, hay que marcarlo con una felicidad” (PES:
267); “la ensoñación es un conciencia de
bienestar” (PES: 267); “Cuando
soñamos con el universo, partimos siempre, habitamos en otra parte, en otra
parte siempre confortable, para designar bien un mundo soñado, hay que marcarlo
con una felicidad” (PES: 267); “Son
los valores poéticos los que hacen que la ensoñación sea psíquicamente
benéfica. Mediante la ensoñación se vuelve positiva” (PES: 316). Reposada, lenta, tranquila, distendida:
“La tranquilidad es el ser mismo del
mundo y de su soñador. El filósofo conoce en su ensoñación de ensoñaciones una
ontología de la tranquilidad. En semejante paz
se establece una psicología de las mayúsculas. Solo se puede profundizar
en la ensoñación soñando en un mundo tranquilo” (PES: 260). “En la ensoñación podemos encontrar los
elementos fundamentales de una filosofía del reposo”. (PES: 38). Sensualista: donde “todos los sentidos se
despiertan y armonizan” (PES: 17), donde el soñador encuentra “una polifonía de los sentidos” (PES:
17). “Una fuerza poética conduce a esos
fantasmas de la ensoñación. Esta fuerza poética anima todos los sentidos; la
ensoñación se vuelve polisensorial. De la página poética recibimos una
renovación de la alegría de percibir, una sutileza de todos los sentidos,
sutileza que traslada el privilegio de la percepción de un sentido a otro, en
una especie de correspondencia baudelariana alertadora, de una correspondencia
que despierta y no adormece”. (PES: 244); “Hay que sustituir la formula general del filósofo: el mundo es mi
representación- , por la formula: -el mundo es mi apetito-“. (PES: 267). Natural: “Quién va hasta el fondo de la ensoñación recupera la ensoñación
natural, una ensoñación del primer cosmos y del primer soñador” (PES: 283).
Bella y armoniosa: “en una ensoñación solitaria el soñador de
ensoñaciones cósmicas es el verdadero sujeto del verbo contemplar, el primer
testigo del poderío de la contemplación” (PES: 261-262); “El eje normal de la ensoñación cósmica es
aquel a lo largo del cual el universo es transformado en un universo de
belleza. ¿Acaso es posible soñar, en una ensoñación, con la fealdad, con una
fealdad inmóvil que ninguna luz pueda corregir? (PES: 274). Liberadora:“Fuera de la libertad de
soñar, ¿qué otra libertad psicológica tenemos? Psicológicamente, sólo en la
ensoñación somos seres libres” (PES: 153), “La ensoñación nos permite conocer el lenguaje sin censura” (PES:
89). Unitaria y coherente: La
ensoñación nos devuelve la unidad del ser,
es “crecimiento del ser” (PES:
15), “propaga
todo su vigor en todo el psiquismo” (PES: 15); “una unidad de poesía se afirma sobre la unidad de ensoñación”
(PES: 315),. Como tal nos hace entrar en
un cosmos unitario, “Una sola imagen cósmica le da una
unidad de ensoñación, una unidad de mundo. El soñador de mundo desconoce la
división de su ser” (PES: 263). Solitaria:
La ensoñación es un fenómeno de la soledad “La
ensoñación nos convierte en el primer habitante del mundo de la soledad” (PES:
155). Para soñar bien hace falta estar
solo ante nuestra ensoñación. “Toda la
vida está sensibilizada por la ensoñación poética, por una ensoñación que sabe
el precio de la soledad” (PES: 150). Idealizadora:
“El poeta le da al objeto real su doble
imaginario, su doble idealizado” (PES: 264). “Recordemos que nuestra tarea precisa, en este libro, es la de
estudiar la ensoñación idealizadora, una
ensoñación que introduce los valores humanos en el alma de un soñador” (PES:
142); “La ensoñación idealiza a la vez a
su objeto y al soñador”. (PES: 90) Femenina:
“La ensoñación cumplida en la
tranquilidad del día, en la paz del reposo –la ensoñación realmente
natural-representa el poder mismo del ser en reposo. Es en verdad para todo ser
humano, hombre o mujer, uno de los estados femeninos del alma”. (PES: 39)
Familiar: “La ensoñación conserva la
familiaridad”. (PES: 251) Curiosa:
“El mundo quiere verse, el mundo vive en
una curiosidad activa con ojos siempre abiertos”. (PES: 275) Primitiva, de muy antigua memoria: “Querríamos recomenzar esa vida, una vida
que fuese la vida de los primeros sueños”. (PES: 300). Cósmica.
(8) La
sospecha de que la vida inconsciente no
comienza y terminar con el sueño, que realmente no existe una frontera
clara entre la vigilia lúcida y el sueño profundo, sino que debemos
aprender a convivir psíquicamente con la zona de sombra pues el
inconsciente abarca toda la vida psíquica
y es predecesora a toda cognición. Como muy bien lo expresó, C. G. JUNG en Los complejos y el inconsciente. Madrid. Alianza.
2001. p. 72, no comprendemos que “la conciencia es, por naturaleza, una especie de capa superficial,
de epidermis flotante sobre el inconsciente, que se extiende en las
profundidades, como un vasto océano de una continuidad perfecta” Así nos lo
advierte Durand, Gilbert. El
imaginario. Barcelona. Ediciones del bronce. 2000. p. 55, el subrayado es
nuestro: “ [...] Muchos discípulos de Freud se han esforzado, por una parte, en
mostrar que el psiquismo humano no estaba sujeto a una sola libido (el
pansexualismo), sino que había, según un
título célebre, “formas y metamorfosis de la libido”; por otra parte, que la
imagen no tenía cómo única virtud la de ser una sublimación de una represión
neurotizante, sino que encerrada en sí misma una función constructiva y poética
(poiesis: creación) en el psiquismo formal”.Véase, JUNG, Carl. Dos escritos sobre psicología analítica.
Madrid. Trotta. 2007. p. 236, el subrayado es nuestro: “El psicoanálisis freudiano consiste en una técnica que nos permite devolver
a la conciencia contenidos hechos inconscientes, reprimidos. Esta técnica es un
método terapéutico destinado al tratamiento y curación de la neurosis. A la luz
d este método, parecería que la neurosis se originan por la circunstancia de
que recuerdos y tendencias penosos, así llamados contenidos incompatibles, son
desplazados de la conciencia y hechos incompatibles por una especie de
resentimiento moral. Así considerada, la actividad psíquica inconsciente,
aparece principalmente como un
receptáculo de todos los contenidos molestos para la conciencia, así como todas las impresiones olvidadas. Pero no se
puede negar, por otra parte, que los contenidos
incompatibles, surgen de impulsos inconscientes, esto es, que el
inconsciente no es meramente un receptáculo,
sino precisamente la madre de todas esas cosas de las que se quisiera liberar la
conciencia. Podemos ir más lejos todavía: el inconsciente produce también
creativamente nuevos contenidos. Todo lo que alguna vez el inconsciente ha
creado, ha salido de contenidos que eran, en última instancia, gérmenes inconscientes. Mientras
Freíd ha acentuado especialmente el primer aspecto, yo he resaltado el segundo,
sin negar el primero. A pesar de que no es inesencial constatar que el hombre
esquiva e intenta en lo posible evitar todo lo desagradable, por lo cual olvida
gustosamente lo que no conviene, me ha parecido a mí, sin embargo, mucho más
importante hacer constar cuál es propiamente la actividad positiva del inconsciente. Visto desde
otro ángulo, el inconsciente aparece como la totalidad de todos los
contenidos psíquicos que se hallan in
status nascendi”.
TABULA GRATULATORIA
ÍNDICE
NOMENCLÁTOR DE OBRAS-FUENTE DE
GASTON BACHELARD
I INTRODUCCIÓN
1.1. Gaston Bachelard: Imaginación,
lenguaje y llama que no cesa.
1.1.1. El fuego, un fenómeno de la
imaginación del lenguaje
1.1.2. La obra bachelardiana desde
la perspectiva de sus tres libros sobre el fuego
1.1.3. La luminaria, símbolo de la lectura
y la escritura
1.2. El ocaso de la imaginación en
nuestra época
1.2.1. La negación del alma en el
materialismo laxo de las ciencias
1.2.2. Zeitgeist epocal y la
obturación del ojo psicológico
1.2.3. La ceniza y la pavesa: la literatura como acto
de resistencia
1.3. La regeneración del alma
poética
1.3.1. Posturas animistas modernas
próximas a Gaston Bachelard: la reconstrucción del animamundi.
1.3.2. La formación del alma poética
y resonancias de la alquimia
1.3.3. Las lecturas de la Alquimia
psicológica:
1.3.3.1. La obra de C. G. Jung
y su visión de Paracelso
1.3.3.2. La obra de James Hillman y su visión de Ficino
1.3.4. El arquetipo de la alquimia y animismo de lo familiar en
Gaston Bachelard
1.4. Gaston Bachelard y el nuevo
espíritu literario
1.4.1 Contra el viejo espíritu
literario de la tradición escolar del
XIX
1.4.2. El “nuevo espíritu
literario” encarnado por Gaston
Bachelard en el contexto de las
estéticas literarias del siglo XX.
1.5. Plan de obra. Sinopsis sintética del plan de trabajo
II. LA POÉTICA del “imaginar”
de GASTON BACHELARD
2.1
Filosofía de la imaginación creadora en Gaston Bachelard en el contexto
de las ciencias del imaginario
2.1.1. Revisión de la exegética: obras monográficas, tesis doctorales y estudios en el ámbito hispano, francófono y anglosajón.
2.1.2. Ciencias del imaginario y
filosofía del imaginar, una clasificación necesaria
2.2. La controversia metodológica de una “filosofía del imaginar”
2.3. El “por qué” de una “filosofía
del imaginar”
2.3.1. La disparidad de
denominaciones dadas por Gaston Bachelard
de su doctrina
2.3.2. El por qué de una “filosofía
del imaginar”
2.3.3. Imaginación dialéctica o del
contra
2.3.4. Imaginación profunda
2.3.5. Imaginación poética
2.3.6. Una filosofía liberadora de
la imaginación impredecible: la cuestión de la originalidad
2.3.7. La “imagogénesis”
2.4. El proceso de “conversión” metodológica
desde la epistemología de las
ciencias.
2.4.1. Tesis de “conversión”
2.4.2. Nuestra hipótesis
“inmanencial”
2.4.3. La evidencia
cronobibliográfica
2.4.4. Esquema cronobibliográfico
2.4.5. Dudas, controversias y
ambigüedades de Gaston Bachelard hacia un posible método
2.4.6. Concordancias y dualismos
entre la epistemología y la imaginación
poética
2.5. La imaginación dialéctica
2.5.1. La noción de
progreso-regresión
2.5.2. La noción de obstáculo-inducción
2.5.3. La noción de
ruptura-ensanchamiento
2.5.4. El dinamismo dialéctico de la
imaginación
2.6. La imaginación de las profundidades.
El debate intenso con las ciencias psicológicas
2.6.1. El debate de Gaston Bachelard
con las ciencias psicológicas de su tiempo
2.6.1.1. Crítica al psicoanálisis
freudiano
2.6.1.2. La influencia de C. G. Jung
2.6.1.3. La nueva psicocrítica
2.6.1.4. La psiquiatría fenomenológica
2.6.1.5. Posturas marginales
psicoterapéuticas
2.6.2. Del psicoanálisis al
poeticoanális
2.6.2.1. Imagen poética-símbolo
psicoanalítico
2.6.2.2. Tendencia-complejo
2.6.2.3. Sublimación
absoluta-sublimación pulsional
2.6.2.4. Inspiración-pulsión
2.6.2.5. Expresión-represión
2.6.2.6. La superación del dualismo
cerrado de lo consciente-inconsciente en
la ensoñación.
2.6.2.7. Sueño, hipnosis, ensueño
despierto
2.6.3. Hacia una “estética de
psicología” como realización de la conciencia creadora
2.7. La imaginación original. La estructura del “método”
fenomenológico
2.7.1. La apropiación muy personal
de Gaston Bachelard de la fenomenología de Hurssel
2.7.2. Fenomenología de la
imaginación creadora general
2.7.2.1. Suscitación bachelardiana
de una fenomenología general de las artes
2.7.2.2. Estética comparada
2.7.3. Fenomenología de la imaginación literaria compuesta y
elemental
2.7.3.1. Suscitación bachelardiana
de una fenomenología general literaria
2.7.3.2. Estética literaria
compuesta
2.7.4. Finalmente, una fenomenología
elemental
2.7.4.1. La modestia del “análisis”
fenomenológico
2.7.4.2. La lupa fenomenológica
2.7.4.3. Aislamiento de la imagen
2.8. Hipótesis: La orientación “propaidéutica” de la estética literaria
bachelardiana
2.8.1. La vocación lectiva y reformadora de la pedagogía en Gaston
Bachelard
2.8.2. Una escuela de la imaginación
2.8.2.1. Sugerencias pedagógicas en
los ensayos de la imaginación
2.8.2.2. Una pedagogía del contra
2.8.2.3. Lautreamont y la
desobediencia activa
2.8.2.4. Crítica a la cultura
escolar
2.8.2.5. Hacia una pedagogía de la
liberación
2.8.3. El “por qué”
de una heurística.
2.8.4. Definición de Heurística y “método” heurístico
en las humanidades
2.8.5. Pedagogía del hecho literario, estrategias heurísticas
y juego
2.8.6. Novedad e innovación
de la “heurística” bachelardiana
2.8.7. Hacia una “heurística de la
literatura”: una fenomenología de la
imagen experienzada
2.9. Conclusiones: el proceso de
“autorevelación” propuesto por la fenomenología
del imaginario
2.9.1. La formación infatigable del
fenomenólogo:
2.9.1.1. Un poéticoanalis como
autoobservación psicológica en el ensueño
2.9.1.2. Lectura que se ensueña
2.9.1.3. Ensueño que se escribe
2.9.2. Subjetividad,
transubjetividad y poéticoesfera
2.9.3. El oficio del fenomenólogo: la fenomenología del imaginario como artesanía
III. Propaidéutica –la instrucción preparatoria- de la ensoñación literaria
3.1. Indicios propaidéuticos en la
obra de Gaston Bachelard
3.2. Vida del “animus” y vida del “anima”
3.2.1. Consideraciones preeliminares
sobre Alma y espíritu
3.2.2. Ensoñación, “animus” y “anima”
3.3.
La “poética de la ensoñación”:
3.4. Categoría psíquica y atributos
de la ensoñación por Gaston Bachelard
3.4.1. Ensoñación y conciencia
3.4.2. Ensoñación y sentidos
3.4.3. Ensoñación e infancia
3.4.4. Ensoñación y arquetipo
3.5. “Vida del ánima”: una propaidéutica
del reposo
3.5.1. Ritmoanálisis: preparar el
tiempo de la imagen
3.5.2 Topoanálisis: El ingreso en el espacio de la imagen
3.5.3. Tonalización: La imagen imaginada y poética de los sentidos
3.5.4. Inmersión y praxis vivencial
de los valores frágiles
3.6. La ensoñación literaria y sus
documentos
3.7. El estatuto de la imagen
literaria en el ensueño
3.7.1. La desracionalización de la imagen poética
3.7.1.1. Imagen y concepto
3.7.1.2. Imagen y alegoría
3.7.1.3. Imagen y símil
3.7.1.4. Imagen y metáfora
3.7.1.5. Imagen y fábula
3.7.1.6. Imagen y cuento
3.7.1.7. Imagen y mito
3.7.1.8. Imagen y signo
3.7.1.9. Imagen y símbolo
3.7.1.10. Imagen y arquetipo
3.7.2. La imagen como captación de su movilidad
3.7.2.1. Imagen y materialismo
3.7.2.2. Imagen desmaterializada
3.7.3. La imagen como captación de
un inefable: la metaimagen
Imagen poética y “metasensualismo”
3.8. Ahondamiento en la “ontología
del ser parlante” por la ensoñación.
3.9. La aptitud bifronte de “inmersión”
y “reflexión” en la ensoñación literaria propuesta por la
fenomenología del imaginario.
IV. “vida del
anima” y la ensoñación lectora experimental
4.1. La dualidad lectora
bachelardiana.
4.1.1.Esquema del dualismo lector
4.2. El lector como cocreador
4.3. La lectura vertical y el
posicionamiento ahermenéutico
4.4. La Lectura ingenua y teorías de la recepción literaria
4.5.1. Características
de la lectura ensoñación (le lecture-rêverie )
4.5.2. El proceso de decantación de
las imágenes y cerco de la lupa fenomenológica
4.5.3. La lectoescritura-ensoñación (le ecture- écriture
revêrie)
4.5.3.1. El lector como recolector
4.5.3.2. El acto de posesión
4.5.3.3. El desdoblamiento
del lector en escritor
4.5.3.4. La trascripción y la aclamación muda
4.5.3.5. La sonoridad abstracta
4.5.4.1. Antecedentes
de la noción de reverberación
4.5.4.2 Reverberación y Resonancia (Retestissement
y resonance)
4.5. 8. La imagen poética como epifanía del tiempo
4.6. El lenguaje y su doble.
4.6.1. Gramática de la ensoñación
literaria
4.6.1.1. Esquema: la dimensión
semántica/la dimensión onírica
4.6.2. El léxico de la ensoñación
4.6.2.1. Los nombres
4.6.2.2. Los adjetivos
4.6.2.3. Los verbos y los adverbios
4.6.2.4. Las conjunciones
4.6.3. Progresión hacia el alma de
las palabras
4.6.4. La sintaxis
onírica
4.7. Una Estética de la renovación
del habla: lengua materna, lengua primitiva y lengua experimental
V. “VIDA
DEL ANIMUS” Y ESCRITURA”: la reflexión fenomenológica
5.1. La
lectura ensoñación (lecture-
revêrie) como un destino de escritura
5.2. Conciencia de la ensoñación y escritura experimental
5.3. El ensueño dirigido
5.4. La escritura del ensueño dirigido (ecriture
rêve éveillé dirigé)
5.5. Estructuras y composición de la reflexión bachelardiana: el juego de
enlazar imágenes
VI. Conclusiones
generales
6.1. El libro como Mysterium Coniunctionis del “animus” y
del “anima”.
6.2. El libro de fenomenologías (Le
ecriture rêve- éveille dirigé)
VII. Dos lecturas a
la luz de las ideas de estética literaria de Gaston
Bachelard.
7.1. Una
lectura comparada de “La lámpara
maravillosa” (1922) de Ramón María del Valle Inclán.
7.2. Lembranza
e orixinalidade de “Bocarribeira” (1958)
de Ramón Otero Pedrayo.
Índice de nombres
VIII. BIBLIOGRAFÍA IMPLÍCITA
Y EXPLÍCITA
Códigos explicativos
► (Sin leer); ►
(estudiada) ►(Buscar) ► (Tesis
doctoral)
(Epistemología) ☼ (importante consultar)
A.
Bibliografía de Gaston Bachelard
1. Libros
►1928 a.
Essai sur la connaissance approché.
Paris. J. Vrin.
►1928 b.
Étude su l´évolution d´un probleme de
physique: la propagation themique dans les solides. Paris. J. Vrin.
►1929 a. La valeur inductive de la
Relativité. Paris. J. Vrin.
►1929 b.
Le pluralisme cohérent de la chimie
moderne. Paris. J. Vrin.
1932. L´ intuition de l´instant. Étude sur la
Silöe de Gaston Roupnel. Paris. Stock.
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►1933. Les intuitions atomistiques. Essai de classification.
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EP 1989. Epistemología. Barcelona.
Anagrama. [Ed. Revisada por D. Lecourt]
2. Artículos y
capítulos de libros
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richesse d´inferénce de la physique mathématique”, Sciencia (Revue
internationale de Synthése scientifique). Bologne, 44 n. 8, pp. 37-39.
1931-1932. “Nouméne et Microphysique”, Recherches
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►1933-1934. “Le monde comme caprice et miniatura”. Recherches
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►1934. a. “Lumiére et substance”,
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“Pensée et langage”, Revue de Synthése. Paris, n. 8, pp. 21-29.
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1939. e. “La psychanalyse de la connaissance
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►1942-1943. “Une
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►1943. a.
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►1945. b. “Une
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►1952. a.
“L´espace onirique”, Vingtiéme siécle, Paris, n. 2, pp. 33-37.
►1952. b. “Henri
de Waroquier, sculpteur: l´homme et son destin”, Arts (Journal), Paris.
►1952. c. “La
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►1952. d. “Les
nymphéas ou les surprisses d´une aube d´été”, Verve, Paris, n. 27-28,
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►1953. a. “Germe
et raison dans la poésie de Paul Éluard”, Europe, Paris, n. 93, pp.
115-139.
1953. b.
“L´invention humaine”, Revue de Synthése, Paris, n. 74, pp. 69-74.
►1954. “Le
peintre sollicité par les éléments” Vingtiéme siécle, Paris, n. 4, pp. 11-12.
►1956. “Les
cosmos du fer”, Dérriere le miroir, Paris, n. 4, pp. 11-12.
►1958. “Leerte a Vandercammen”, Marginales,
Bruxelles, pp. 160-163.
3. Prefacios en
libros ajenos
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Paris, Club français du livre. “Formes et reflects”, 1955.
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BROSSE, J., L´ordre
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BUBE, M., “Je”
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BURLOUD, A., Psychologie
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la science, Paris, PUF, 1947.
►CHAGALL, M., Dessins
pour la Bible, Paris, Éd. De la revue, Verve, 1960.
DIEL, P., Le
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des origins du vol á reaction, Paris, Nouvelles Éditions Latines, 1959.
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du burin (Illustré par l´auteur) Paris, August Blaizot, 1953; Genéve,
Pierre Cailler, 1954.
►GARCIN, L., Peintures
récentes et dessins. Exposition á la Galerie 93, Paris, 1957.
►GEORGE, W., Segal
ou l´angle rebelle, Géneve, P. Cailler, 1962.
►HACKETT, C.
A., Rimbaud, l´enfant, Paris,
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►KNOWLES, R. E.,
Victor-Émile Michelet, poéte ésotérique, Paris, J. Vrin, 1954.
►KUHN, R., Phénoménologie du masque á travers le test
de Rorschach, Paris-Bruges, Desclée de Brouwer, 1951.
MULLAHY, P.,
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►POE, E. A., Aventure
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Dir: Dominique Lecourt
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COLLECTIF –sous la direction de Valeria Chiore et
Giulio Raio. Imaginale.
Bachelardiana , Il nuevo melangolo.
Genova. 2008.
COLLECTIF –Les
métamorphoses de Janus; Lettres á Pierre Jouve. Edité par l´Assotiation des
Amis de Gaston Bachelard, nº 10. 2008
COLLECTIF. La formation
de l´esprit scientifique et la sédution de les images.. Edité par l´Assotiation des amis de Gaston Bachelard.
2007.
COLLECTIF –sous la direction de Valeria Chiore et
Giulio Raio. Immaginaziones materiale
[L´imagination matérielle] Bachelardiana. Il nuovo melangolo. Genova. 2007.
COLLECTIF. Bachelard
et la phénomenologie. Cahiers Bachelard. Dijon, UB, Centre Gaston
Bachelard. 2006.
COLLECTIF.
–SOUS LA DIRECTION
DE Valeria Chiore et Giulio Raio- Bachelard e gli Elementi [traduction Franchise Bachelard et les
eléments]. Bachelardiana. Il nuovo melangolo. Genova. 2006.
COLLECTIF. Des
atomes et poisons á l´oiseau-phénix..
Edité par l´Association des Amis de Gaston Bachelard. 2006.
COLLECTIF. –sous la direction de Robert Damien et
Benoit Hufschmitt.. Bachelard: confinase raisonée et défiance rationalle. Presses
universitaires de Franche-Comté. 2006.
3.1. Cahiers
Gaston Bachelard
http://centre-bachelard.u-bourgogne.fr/rb.htm#n41.- Gaston Bachelard, l'homme du poème et du théorème
2.- Gaston Bachelard - un rationaliste romantique
3.- Lexiques informatisés
4.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 1
5.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 2
6.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 3, Témoignages
7.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 4, Bachelard au Brésil
8.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 5, Bachelard et les Arts
9.-Cahiers Gaston Bachelard, NUMERO SPECIAL, Bachelard et l'écriture
10.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 6, Bachelard et la psychanalyse
11.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 7, Bachelard et la physique
12.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 8, Bachelard et la phénoménologie
13.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 9, Bachelard, Gonseth, Piaget et l'éducation négative
14.- Actualité et postérité de Gaston Bachelard
15.- Bachelard dans le monde
16.- Bachelard et la poétique du temps
17.- Bachelard et la mélancolie
18.- Bachelard, l'enfance et la pédogogie
***
►1 Gaston Bachelard, l'homme
du poème et du théorèmeActes du colloque du Centenaire 1984. Trente études, préface de G. Canguilhem. EUD, 1986, 347 p., ISBN 2-905965-01-0.
MAGNARD Pierre, La magie de l'image
SAINT-SERNIN Bertrand, Science et Imagination selon G. Bachelard
VIERNE Simone, Bonheur de rêver, bonheur d'écrire
VIEILLARD-BARON Jean-Louis, Narcisse idéalisant
CLARK John G., La dimension alchimique de la rêverie bachelardienne
RINGGER Kurt, La pensée de G. Bachelard et la littérature médiévale
LOI Maurice, Bachelard et les mathématiques
SAGET Hubert, L'induction "transcendante" selon G. Bachelard
CHENU Joseph, Obstacles épistémologiques : le choléra au XIXe siècle, errance et divagation
MONTANDON Christiane, Actualité d'une notion bachelardienne : l'obstacle épistémologique en psychologie sociale
BEAUNE Jean-Claude, Le monde et la machine chez Bachelard
DAGOGNET François, Sur une dernière image de la science
BAUMANN Lutz, L'épistémologie bachelardienne vue sous l'angle du dédoublement de la réflexion philosophique
FRAYSSE Gaston, Bachelard et la philosophie
DELIVOYATZIS Socrate, Le Continu et le Discontinu chez G. Bachelard
HABACHI René, "Au commencement est la relation"
MORIZOT Jacques, L'induction métaphysique dans la pensée de G. Bachelard
GOYARD-FABRE Simone, Le mensonge et la puissance selon G. Bachelard
VOISIN Marcel, Bachelard moraliste
MANSUY Michel, Bachelard et le politique
McALLESTER Mary, Bachelard contre Bergson, vers une pensée de la différence
TURLOT Fernand, Bachelard et Hamelin
MILNER Christiane, Espace et objet transitionnel, Bachelard à la lumière de Winnicott
VADE Yves, Tétravalence ou quaternaire. De la croix des éléments à la structure de l'espace
VIRIEUX-REYMOND Antoinette, Centenaire Gaston Bachelard
MARIE Charles P., Rythmanalyse et perception pure
SOUVILLE Odile, Le temps discontinu selon Bachelard
PERROT Maryvonne, De l'instant kierkegaardien à l'instant bachelardien
DAMBLEMONT Gerhard, Aspects de la réception de Bachelard dans les pays germanophones
GREGOROWICZ Jan, Bachelard en Pologne
POIRIER René, Conclusion
***
►2 Gaston Bachelard - un
rationaliste romantiqueDouble présentation de la vie et de l'oeuvre de Gaston Bachelard, qui contribue à la (re)lecture d'une pensée plus secrète et plus complexe que ne le laissent croire certaines interprétations stéréotypées.
EUD, 1997, 86 pages, ISBN 2-906645-20-6, 7,00 Euros.
WUNENBURGER Jean-Jacques, Préface
NOUVEL Pascal, Gaston Bachelard, philosophe surnuméraire
LIBIS Jean, Janus et la mélancolie
NOUVEL Pascal, Biographie et Bibliographie de Gaston Bachelard
LIBIS Jean, Bibliographie critique
***
►3 Lexiques
informatisés des ouvrages suivants, sous la direction de Maryvonne PERROT
:
LES
MOTS DU RÊVEUR
sur La poétique de la rêverie de G. Bachelard.EUD, 1987, 244 p., ISBN 2-906645-01-X, épuisé.
sur La poétique de la rêverie de G. Bachelard.EUD, 1987, 244 p., ISBN 2-906645-01-X, épuisé.
LA
CHANDELLE ET LE RÊVEUR
Sur La flamme d'une chandelle de G. Bachelard.EUD, 1988, 177 p, ISBN 2-906645-02-8.
Sur La flamme d'une chandelle de G. Bachelard.EUD, 1988, 177 p, ISBN 2-906645-02-8.
***
► 4 Cahiers Gaston
Bachelard, N° 1Alors que la critique universitaire, surtout en France, semble avoir délaissé G. Bachelard dont la pensée ne relève d’aucun cas de figure, un large public se nourrit de ses œuvres, surtout celles consacrées aux images. Telle est la raison qui a poussé l'Association des Amis de Gaston Bachelard et le Centre Gaston Bachelard à créer Les Cahiers Gaston Bachelard. Publication annuelle qui accueille et diffuse des recherches récentes, republie d’anciens textes introuvables, fait écho à des témoignages plus personnels sur l’homme et recense les publications nationales et internationales en cours.
Numéro 1 : EUD, 1998, 146 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-25-7.
Wunenburger Jean-Jacques, Editorial
I. Recherches
- Les dynamiques de l’image
PERROT Maryvonne, Du rêveur de l’eau au rêveur de solitude : un essai de méta-linguistique bachelardienne
PERRAUDIN Jean-François, Les thérapies de Bachelard
SCHAETTEL Marcel, Le Phénix, une " folle image " de Bachelard
WUNENBURGER Jean-Jacques, La naissance de l’image : présence ou disparition de l’être ? Significations de l’ambivalence de l’analyse de Gaston Bachelard
- Notions et questions bachelardiennes
CASTELAO-LAWLESS Teresa, La création et le développement de la phénoménotechnique dans l’œuvre de Gaston Bachelard
HONG Myung-Hee, La notion d’archétype chez Bachelard
SPERANZA Claude, Bachelard et la technique : quelques axes de recherche.
LIBIS Jean, Bachelard posthume
- Filiations et postérités
GUYARD Alain, Postérité onirique de Gaston Bachelard. Pour une psychanalyse du bachelardisme objectif
NOUVEL Pascal, Bachelard – Canguilhem, naissance d’une tradition de pensée ?
NICOLAS Florence, L’expérience poétique chez G. Bachelard et M. Heidegger
SGUEGLIA Valeria et MAGLO Gervais, Sujet et communauté : Bachelard et Buber
II. Actualité et recensions
***
► 5 Cahiers Gaston Bachelard, N° 2Numéro 2 : EUD, 2000, 174 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-30-3.
Une douzaine de communications données lors du colloque sur " La pensée de Gaston Bachelard, diffusion et lectures ", Dijon 12-14 mars 1998.
WUNENBURGER Jean-Jacques, Editorial
I. Bilans / Enquêtes
BAUMANN Lutz, Bachelard et la pensée philosophique en Allemagne. Quelques réflexions sur la relation entre philosophie et science
HOLZBACHOVA Ivana, Traductions tchèques et slovaques des oeuvres de Gaston Bachelard
TSATSAKOU Athanasia, Floraisons bachelardiennes en Grèce
VLADUTESCU Gheorghe, La présence de Gaston Bachelard dans la philosophie roumaine classique
VINTI Carlo, Bachelard en Italie : premières approches et traductions
II. Figures / Résonances
ABRAMO Maria Rita, Une des premières interprétations de la philosophie de Gaston Bachelard en Italie
PARRA Jaime D., La poétique de Bachelard, sa réception à Barcelone : poésie et peinture
BUNGAARD Peer F., Bachelard et la phénoméno-poétique ; une phénoménologie du détail
KUSHNER Eva, Pertinence de la pensée bachelardienne pour l’étude de la poésie canadienne et québécoise
BULCAO Marly, Le jeu enivrant de la raison : mathématique ou travail artisanal créateur
III. Echos / Notes
KROB Josef, Image de Gaston Bachelard dans Internet. La petite mosaïque des textes sur Bachelard d’Internet
ALI Seemee, Bachelard à Dallas : contre le romantisme de l’image
LAPOUJADE Maria Noël, Autour d’une poétique de l’espace et du temps : " l’habiter " et " le temporaliser "
IV. Etudes
FAIVRE Hélène, Les odeurs dans la poétique bachelardienne
AJERAR Hassane, Bachelard et l’apophase
V. Actualité et recension
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►6
Cahiers Gaston Bachelard, N° 3, TémoignagesNuméro 3 : EUD, 2001, 146 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-36-2.
Cette publication réunit des souvenirs et des témoignages émanant de personnalités ayant connu ou rencontré, à des titres divers, le philosophe. S'y adjoignent des études, ainsi que l'habituelle recension des parutions d'ouvrages consacrés à l'œuvre de Gaston Bachelard. L'image qui se dégage de ce penseur-poète hors du commun, doublé d'un pédagogue virtuose et facétieux, est à la fois cohérente, et surprenante en certains cas. Elle nous renvoie aussi à une époque de la vie philosophique et intellectuelle en France, dans les années 40-60.
Jean-Jacques WUNENBURGER, Préface
I. Souvenirs
DOSSE Claire ; GOLDSCHMIDT George-Arthur ; GRENIER Roger ; HEIDSIECK François ; METTRA Claude ; ROMEU Pierre ; VAX Louis
II. Témoignages
BONNEFOY Yves, Bachelard dans mon souvenir
DADOUN Roger, Bachelard, penseur à la barbe fleurie
DAILLIE François-René, Les ruisseaux du paradis
DOZ-SCHIFF Claire, Passim
FRERE Jean, Gaston Bachelard, un philosophe poète
GUILLERMIT Louis, Bachelard ou l’enseignement du bonheur
JACOB André, En passant par la Sorbonne
PARINAUD André, Gaston Bachelard, “ tel quel ”
PICLIN Michel, Quelques souvenirs
TURLOT Fernand, Souvenirs
VOISIN Marcel, Gaston Bachelard, rayonnement pédagogique d'une pensée
III. Etudes
JOUANARD Gil, Poétique de la lecture de poésie
LIBIS Jean, Bachelard et la mélancolie. L’ombre de Schopenhauer dans la philosophie de Gaston Bachelard
NICOLAS Florence, La dimension d’intimité et les directions de sens de l’espace poétique. Approche bachelardienne
PICLIN Michel, Note sur les Alephs infinis (en hommage à Gaston Bachelard)
SCHAETTEL Marcel, Bachelard et les poètes : sur deux images de Louis-Guillaume
SCHILLING Eric, Science et opinion : du procès de la connaissance
THIBOUTOT Christian, L’horizon herméneutique de la pensée de Bachelard... Réflexion sur le statut de la poésie et de l’imagination
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►7
Cahiers Gaston Bachelard, N° 4, Bachelard au BrésilNuméro 4 : EUD, 2001, 220 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-40-0 .
WUNENBURGER Jean-Jacques, Préface
BULCAO Marly, Présentation
I. Dossier : Bachelard au Brésil
BORNHEIM Gerd, Témoignage : Souvenir et Présence de Bachelard
ROCHA PITTA Danièle, Une des formes de la réception de l’œuvre de Bachelard au Brésil : méthodologies des images
DE CARVALHO Mírian, Le legs de Bachelard dans le domaine de la critique d’art : la notion d’image poétique et la lecture de l’œuvre
BULCAO Marly, Les chemins du surhomme
MARCONDES CESAR Constança, Éthique et vérité dans la connaissance de la nature
BARSOSA Elyana, L’histoire des sciences selon G. Bachelard, A. Koyré et G. Canguilhem : une lecturede la discontinuité
TERNES José, Expérience première et valeurs rationnelles
FREAZA LOBO Soraia, La construction des connaissances en chimie sous la perspective bachelardienne : du réalisme naïf au rationalisme appliqué
DUARTE Valter, Obstacle épistémologique et inconscient scientifique
AUGRAS Monique, Bachelard ou la séduction de l’imaginaire
GOUVEA DE PINHEIRO Alvaro, À propos d’une nouvelle psychanalyse
DOMINGUES Joaquim, Lúcio Pinheiro dos Santos et la rythmanalyse
CABRAL Elisa Maria, A la recherche des métaphores perdues. Une expérience de réalisation de vidéos
à partir de l’œuvre de Gaston Bachelard
DE OLIVEIRA Marcio, L’imaginaire de la construction de Brasília
II. Bibliographie : Sur la réception de Gaston Bachelard au Brésil
III. Etudes
PIERRON Jean-Philippe, Rites funéraires et poétique des éléments : une métaphysique de la poussière ?
PAQUOT Thierry, La maison de Bachelard
FABRE Nicole, Aventures bachelardiennes
IV. Témoignages et correspondance
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►8.- Cahiers Gaston
Bachelard, N° 5, Bachelard et les ArtsNuméro 5 : EUD, 2003, 190 p., ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-45-1.
Numéro coordonné par Maryvonne Perrot
Notre propos dans ce volume consacré à Bachelard et les arts vise plutôt à souligner la réciprocité de la dynamique qui unit Bachelard aux artistes. Car si le philosophe s’est attaché à inventorier « les grands rêves cosmiques qui attachent l’homme aux éléments » et personnalisent la création artistique, ses études ont aussi été à la source de la prise de conscience, par certains artistes, du caractère bachelardien de leur inspiration.
L’art a nourri la réflexion bachelardienne et l’œuvre de Bachelard a fécondé et féconde encore l’inspiration des artistes.
Maryvonne Perrot, Avant-propos
I. Dossier
Margolin Jean-Claude, Bachelard et les arts plastiques
Puthomme Barbara, Esquisse d’un catalogue d’art bachelardien
Doriac Franck, Ecouter le murmure du monde
Auzolle Cécile, « Aller à la racine même de la force imaginante ». L’expérience d’une lecture de l’opéra à la lumière de L’eau et les rêves
Paquet Dominique, Pour un rêveur définitif. A propos de Les escargots vont au ciel
Scouflaire Fabienne, Bureau Anne-Yvonne, Colombel Valérie, Pallier Françoise, Rousseau Jean-Pierre, L’imagination matérielle selon Gaston Bachelard, condition de la création
artistique
Sauvanet Pierre, L’eau, la terre et les rêves de Robert Smithson. Une poétique dialectique de la Jetée en spirale
II. Etudes
Leroux Jean, Bachelard et le cercle de Vienne
Garrau Marie, Les rythmes de la Création
III. Témoignage : Lefebure Nadine, Anecdotes hors philosophie
IV. Actualité et recensions
I. Dossier
Margolin Jean-Claude, Bachelard et les arts plastiques
Puthomme Barbara, Esquisse d’un catalogue d’art bachelardien
Doriac Franck, Ecouter le murmure du monde
Auzolle Cécile, « Aller à la racine même de la force imaginante ». L’expérience d’une lecture de l’opéra à la lumière de L’eau et les rêves
Paquet Dominique, Pour un rêveur définitif. A propos de Les escargots vont au ciel
Scouflaire Fabienne, Bureau Anne-Yvonne, Colombel Valérie, Pallier Françoise, Rousseau Jean-Pierre, L’imagination matérielle selon Gaston Bachelard, condition de la création
artistique
Sauvanet Pierre, L’eau, la terre et les rêves de Robert Smithson. Une poétique dialectique de la Jetée en spirale
II. Etudes
Leroux Jean, Bachelard et le cercle de Vienne
Garrau Marie, Les rythmes de la Création
III. Témoignage : Lefebure Nadine, Anecdotes hors philosophie
IV. Actualité et recensions
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►9 Cahiers Gaston
Bachelard, NUMERO SPECIAL, Bachelard et l'écriture. S. dir. M. PERROT, J.-J. WUNENBURGER
Dijon, UB/Centre Gaston Bachelard, 380 p., s. dir. J. Libis, M. Perrot et J.-J. Wunenburger, ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-47-8, 2004, 380 p.
– PRÉLUDE
DAGOGNET François , Université de Paris-I, Le vocabulaire scientifique dans l’œuvre de Gaston Bachelard
I – BACHELARD, LE REVEUR DE MOTS
BUSE Ionel , Université de Craiova, Roumanie, Animus et anima chez Gaston Bachelard et Mircea Eliade
RAICHVARG Daniel , Université de Bourgogne, Dijon, France, Gaston Bachelard, du rêve de la technique à la culture technoscientifique
LASSUS Marie-Pierre , Université Charles de Gaulle-Lille 3, France, Gaston Bachelard et la musique des éléments
BULCAO Marly , Université d’Etat de Rio de Janeiro, Brésil, Raison et imagination : création et jeu inépuisable des mots
SANT'ANNA Catarina , Université Fédérale de Salvador de Bahia, Brésil, Les indices du dramatique au sein du lyrique
POIRIER Jacques , Université de Bourgogne, Dijon, France, Gaston Bachelard, ou le philosophe qui dit : " je "
BONICALZI Francesca , Université della Calabria, Italie, La psychanalyse entre Science et Rêverie
THIBOUTOT Christian , Université de Montréal, Canada, La métaphore botanique dans l’œuvre de Bachelard : la lecture d’un psychologue
POULIQUEN Jean-Luc , Hyères, France, Gaston Bachelard et Jacques Audiberti : une même fascination pour le langage
MARCONDES CESAR Constança , Université de Campinas, Brésil, Herméneutique, phénoménologie et langage chez Gaston Bachelard
CASTELAO-LAWLESS Teresa , Grand Valley State University, Allendale, U.S.A., L’espace poétique et l’espace physique dans la phénoménologie bachelardienne
KOPPER Joachim , Université de Mayence, Allemagne, La poétique de l’espace de Bachelard sur fond de la tradition philosophique
TERNES José , Université Fédérale de Goiâna, Brésil, Lire, écrire, étudier
VANHESE Gisèle , Université della Calabria, Italie, Gaston Bachelard et la traduction de l’image
VINTI Carlo , Université de Pérouse, Italie, Bachelard : le livre scientifique et le livre onirique
II- LES MOTS DE BACHELARD
GHITA Roxana-Andrea , Université de Craiova, Roumanie, Les implications du " poien " chez Gaston Bachelard (de l’écriture aux arts plastiques)
COSSUTA Frédéric , CNRS, Lille 3, France, Ecriture poétique, écriture de la poétique : le sens de la formule chez Gaston Bachelard
WUNENBURGER Jean-Jacques , Université Lyon-III Jean Moulin, France, Bachelard ou l’ambigüité de la métaphore
PERROT Maryvonne , Université de Bourgogne, Dijon, France, Autour du complexe de culture
CHAZAL Gérard , Université de Bourgogne, Dijon, France, Le vocabulaire de la physique dans l’œuvre de Bachelard
SPERANZA Claude , Association des Amis de Gaston Bachelard, Petit lexique bachelardien d’hygiène et de médecine
BAUMANN Lutz , Université de Mayence, Allemagne, L’écriture de la loi scientifique
KROB Josef , Université Masaryk, Brno, République tchèque, Les mots et les images
MONNERET Philippe , Université de Bourgogne, Dijon, France, L’iconicité linguistique chez Bachelard
RODRIGO Pierre , Université de Bourgogne, Dijon, France, Bachelard ou la matérialité du style
DAMIEN Robert , Université de Besançon, France, Bachelard ou l’induction psychique de la lecture
FAIVRE Hélène , Université de Bourgogne, Dijon, Fance, Le nom d’odeur dans la poétique : " un détail immense "
CIPRES-PALACIN Maria Angeles, Le regard et la parole du lecteur au départ du processus créateur en littérature
FAVIER Laurence , Université de Bourgogne, Dijon, France, Titre provisoire : Analyse lexicale de La Psychanalyse du Feu
III - BACHELARD, SES TRADUCTEURS, SON SILLAGE
ILIEVA Liubov , Université de Sofia, Bulgarie, Traduction des travaux de Bachelard en Russie
AZZOUZ Ridha , Institut Supérieur de Théologie, Tunis, Tunisie, L’œuvre de Bachelard et les traducteurs arabes
BAUZA Hugo , Université de Buenos Aires, Argentine, La pensée de Bachelard en Argentine
CHAE Sookhee , Université Pusan, Corée du Sud, Gaston Bachelard et le bouddhisme
MOVSCHOWITZ Raquel , Université Fédérale de Rio de Janeiro, Brésil, La puissance des mots : le mantra bachelardien
DUARTE ARRUDA Francimar , Université Fédérale Fluminense, Rio de Janeiro, Brésil, A la rencontre de Bachelard
LIBIS Jean , Dijon, Association des Amis de Gaston Bachelard, Les effets lacaniens et le rire de Gaston Bachelard
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►10.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 6, Bachelard et la psychanalyseNuméro 6 : Dijon UB/Centre Gaston Bachelard, s. dir. J. Poirier et J.-J. Wunenburger, 2005, ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-50-8, 212 p.
POIRIER Jacques, Avant-propos
JAGER Bernd et BOURGEAULT Anthony, Le cabinet du Dr Freud. La formation de l’esprit scientifique et les débuts de la psychothérapie
POIRIER Jacques, Gaston Bachelard : vers la psychanalyse et au-delà
THIBOUTOT Christian, « Psychanalyse et poético-analyse »
GHITA Roxana Andrea, Les visages du po(ï)étique chez Gaston Bachelard. Entre l'esthétique romantique allemande et les discours de la modernité (extrait)
de Pinheiro Gouvêa Àlvaro, Y a-t-il un animus dans l'anima chez Bachelard et Jung ?
DUARTE ARRUDA Francimar, Les diableries de l’humour
TANGUAY Denise, L’image dialoguée : Gaston Bachelard et l’art-thérapie
FABRE Nicole, Comment Bachelard éclaire ma réflexion sur le rêve-éveillé en psychanalyse
KUHN Roland, Le psychiatre devant l'oeuvre de Gaston Bachelard
VINTI Carlo, Bachelard : l’épistémologie, le sujet, la personne
Freire Jr. Olival., Gaston Bachelard et Louis de Broglie ont-ils toujours été en syntonie
JAGER Bernd et BOURGEAULT Anthony, Le cabinet du Dr Freud. La formation de l’esprit scientifique et les débuts de la psychothérapie
POIRIER Jacques, Gaston Bachelard : vers la psychanalyse et au-delà
THIBOUTOT Christian, « Psychanalyse et poético-analyse »
GHITA Roxana Andrea, Les visages du po(ï)étique chez Gaston Bachelard. Entre l'esthétique romantique allemande et les discours de la modernité (extrait)
de Pinheiro Gouvêa Àlvaro, Y a-t-il un animus dans l'anima chez Bachelard et Jung ?
DUARTE ARRUDA Francimar, Les diableries de l’humour
TANGUAY Denise, L’image dialoguée : Gaston Bachelard et l’art-thérapie
FABRE Nicole, Comment Bachelard éclaire ma réflexion sur le rêve-éveillé en psychanalyse
KUHN Roland, Le psychiatre devant l'oeuvre de Gaston Bachelard
VINTI Carlo, Bachelard : l’épistémologie, le sujet, la personne
Freire Jr. Olival., Gaston Bachelard et Louis de Broglie ont-ils toujours été en syntonie
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►11 Cahiers
Gaston Bachelard, N° 7, Bachelard et la physiqueNuméro 7 : Dijon UB/Centre Gaston Bachelard, s. dir. G. CHAZAL, décembre 2005, ISSN 1292-2765, ISBN 2-906645-53-2, 220 p.
Chazal Gérard, Bachelard,
penseur de la physique du XXe siècle. A l’occasion de l’année
mondiale de la physique
Brenner Anastasios, Le jeune Bachelard et les conséquences philosophiques de la révolution en physique
Ferreira de Almeida Fabio, Gaston Bachelard : réalisme et objectivité en physique Jean-Claude Beaune, Bachelard et la technique
BEAUNE Jean-Claude, Bachelard et la technique
Lamy Julien, Enquête sur le concept de « noumène » dans l’épistémologie bachelardienne. La physique contemporaine comme science nouménale
Castelao-Lawless Teresa, La phénoménotechnique dans sa perspective historique : ses origines et ses influences sur la philosophie des sciences.
Bachelard Gaston, Les Intuitions atomistiques, « Introduction »(avec l'autorisation des éditions Vrin)
Kissèzounon Gervais, Bachelard et la « loi des trois états »
Fedi Laurent, Autour de Gaston Bachelard : les critiques de la raison close dans l’épistémologie française
Sant’Anna Catarina, La construction imaginaire du théâtre à partir des poétiques de Gaston Bachelard
Brenner Anastasios, Le jeune Bachelard et les conséquences philosophiques de la révolution en physique
Ferreira de Almeida Fabio, Gaston Bachelard : réalisme et objectivité en physique Jean-Claude Beaune, Bachelard et la technique
BEAUNE Jean-Claude, Bachelard et la technique
Lamy Julien, Enquête sur le concept de « noumène » dans l’épistémologie bachelardienne. La physique contemporaine comme science nouménale
Castelao-Lawless Teresa, La phénoménotechnique dans sa perspective historique : ses origines et ses influences sur la philosophie des sciences.
Bachelard Gaston, Les Intuitions atomistiques, « Introduction »(avec l'autorisation des éditions Vrin)
Kissèzounon Gervais, Bachelard et la « loi des trois états »
Fedi Laurent, Autour de Gaston Bachelard : les critiques de la raison close dans l’épistémologie française
Sant’Anna Catarina, La construction imaginaire du théâtre à partir des poétiques de Gaston Bachelard
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►12 Cahiers Gaston Bachelard, N° 8, Bachelard et la phénoménologie Numéro 8 : Dijon UB/Centre Gaston Bachelard, s. dir. P. RODRIGO et J.-C. GENS , Dijon, UB/Centre G. Bachelard, 2006, 206 p., ISBN 2-906645-58-3.
RODRIGO
Pierre, Introduction - Retentissements
Dossier
Barsotti Bernard, Bachelard et la phénoménologie husserlienne
Garelli Jacques, Bachelard ou l’honneur de la philosophie
Gosvig-Olesen Sören, Bachelard phénoménologue
Rodrigo Pierre, Sartre et Bachelard. Variations autour de l’imagination matérielle
SAINTAUBERT Emmanuel de, Phénoménologie du vers ou dynamologie du contre ? Elements pour une confrontation entre Merleau-Ponty et Bachelard
Wunenburger Jean-Jacques, La phénoménologie bachelardienne de l’imagination, écarts et variations
GRIEDER Alfons, Gaston Bachelard « phénoménologue » de la science moderne. (Traduction en langue française de Chloé Malbranche et Gaëlle Maz)
Archives
GOYARD-FABRE Simone, Le mensonge et la puissance selon Gaston Bachelard
TURLOT Fernand, Bachelard et Hamelin
Etudes
CHIORE Valeria, Les structures matérielles de l’intentionnalité. Bachelard, Caillois, Corbin.
IDE François, Penser les modes de spatialisation contemporains : la dialectique du dedans et du dehors chez Bachelard, Foucault et M. de Certeau
PIERRON Jean-Philippe, Les imaginaires du sang. Lecture bachelardienne d’un liquide élémental
Actualité et recensions
Dossier
Barsotti Bernard, Bachelard et la phénoménologie husserlienne
Garelli Jacques, Bachelard ou l’honneur de la philosophie
Gosvig-Olesen Sören, Bachelard phénoménologue
Rodrigo Pierre, Sartre et Bachelard. Variations autour de l’imagination matérielle
SAINTAUBERT Emmanuel de, Phénoménologie du vers ou dynamologie du contre ? Elements pour une confrontation entre Merleau-Ponty et Bachelard
Wunenburger Jean-Jacques, La phénoménologie bachelardienne de l’imagination, écarts et variations
GRIEDER Alfons, Gaston Bachelard « phénoménologue » de la science moderne. (Traduction en langue française de Chloé Malbranche et Gaëlle Maz)
Archives
GOYARD-FABRE Simone, Le mensonge et la puissance selon Gaston Bachelard
TURLOT Fernand, Bachelard et Hamelin
Etudes
CHIORE Valeria, Les structures matérielles de l’intentionnalité. Bachelard, Caillois, Corbin.
IDE François, Penser les modes de spatialisation contemporains : la dialectique du dedans et du dehors chez Bachelard, Foucault et M. de Certeau
PIERRON Jean-Philippe, Les imaginaires du sang. Lecture bachelardienne d’un liquide élémental
Actualité et recensions
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►13.- Cahiers Gaston Bachelard, N° 9, Bachelard, Gonseth, Piaget et
l'éducation négativeNuméro 9 : Dijon UB/Centre Gaston Bachelard, s. dir. J.-J. Wunenburger , Dijon, UB/Centre G. Bachelard, 200 p. environ, ISBN 2-906645-62-1, juillet 2007, 20,60 €.
WUNENBURGER Jean-Jacques, Introduction
Dossier
DUCRET Jean-Jacques, Jean
Piaget et la raison créatrice
WUNENBURGER Jean-Jacques, La
rationalité dialectique dans la pensée de Jean Piaget
FABRE Michel, Formation et
problématisation chez Gaston Bachelard
PERROT Maryvonne, Enfance
et société : du complexe de Prométhée à l'enfance archétypale
MOTTANA Paolo, Idées pour
une « pédosophie »
GRIEDER Alfons, " Rationalité "
: qu’est-ce que cela veut dire ?
CASTELLAO Teresa, Les
relations entre l’ethique et l’éducation scientifique ouverte
POUGET Pierre-Marie, L’éducation
en démocratie
BUSE Ionel, De l’innéisme
et du constructivisme à l’anthropologie de l’imaginaire – la pédagogie de la
pensée ouverte
KESSELRING Thomas, La
rationalité des émotions. Un complément à la théorie de Piaget
PARROCHIA Daniel, Bachelard
et la transformée de Fourier
ARAUJO Alberto Filipe et SOUSA Sergio, Des images au fil de la chenille. Imaginaire et éducation chez Gaston Bachelard
ARAUJO Alberto Filipe et SOUSA Sergio, Des images au fil de la chenille. Imaginaire et éducation chez Gaston Bachelard
LAMY Julien, Tête bien
faite ou tête à refaire ? Imaginaire et rationalité de l’éducation ouverte
BULCAO Marly, Raison,
discontinuité et éducation : Gonseth et Bachelard face a une philosophie
ouverte
WORMS Frédéric,
BUSCAGLIA Marino,
Etudes
Nicolas Florence, Immémoriale mémoire
Hiéronimus Gilles, Les Poétiques de Gaston Bachelard : une phénoménologie (de l’) imaginaire ?
Recensions
Nicolas Florence, Immémoriale mémoire
Hiéronimus Gilles, Les Poétiques de Gaston Bachelard : une phénoménologie (de l’) imaginaire ?
Recensions
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►14 Actualité et postérité de Gaston
Bachelards. dir. Pascal Nouvel
PUF, coll. Science, histoire et société, 176 p., ISBN 2-13-048950-8.
GAYON Jean, préface
NOUVEL Pascal, introduction
LECOURT Dominique, Comment boire une métaphore ?
LIBIS Jean, Le vin de la mélancolie
KOFFI NOSSEDJI MAGLO Gervais, Bachelard et la négation positiviste de l'imagination scientifique
SPERANZA Claude, Couleurs sensibles et couleurs intelligibles chez Gaston Bachelard
HERVE Jean-Jacques, Bachelard et les agronomes
GUYARD Alain, Gaston Bachelard et les romantiques allemands
NOUVEL Pascal, Bachelard et Heidegger lecteurs de Nietzsche
CASTELAO-LAWLESS Teresa, Gaston Bachelard et le milieu scientifique et intellectuel français
VIDAL-ROSSET Joseph, L’intuitionnisme de Gaston Bachelard
SEIDENGART Jean, Ruptures et révolutions scientifiques : la révolution copernicienne
TINLAND Franck, Une épistémologie non bachelardienne est-elle envisageable ?
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►15 Bachelard dans le mons. dir. Jean GAYON et Jean-Jacques WUNENBURGER
Voici un livre singulier dont l'intérêt déborde de beaucoup l'objectif déclaré. Ses maîtres d'œuvre avaient décidé de procéder à un recensement systématique de toutes les traductions des ouvrages de Gaston Bachelard. Ils ont demandé de surcroît que les résultats de cette enquête bibliographique soient accompagnés d'une analyse du contexte philosophique et culturel qui, dans chaque cas, a pu décider du choix de tel ou tel titre, qui a pu déterminer l'accueil réservé à ces textes et orienter les effets qu'ils ont produits. Immense travail à la mesure du retentissement de la pensée bachelardienne qui a touché au fil de quelques décennies une quarantaine de pays, dont seize ont été ici retenus.
Un ensemble d’études sur la réception actuelle de la pensée de G. Bachelard dans le domaine de l’épistémologie et de la poétique, rassemblé lors du colloque international de mars 98 à Dijon.
PUF, coll. Science, histoire et société, 2000, 252 p., ISBN 2-13-049959-7, (en vente en librairie).
LECOURT
Dominique, Préface
GAYON Jean et WUNENBURGER Jean-Jacques, Introduction
- Ouverture : un regard français
DAGOGNET François, Nouveau regard sur la philosophie bachelardienne
MILNER Max, L’influence de Bachelard sur la critique littéraire, en France
- Antipodes
CHIN Hyung-Joon, L’influence de Gaston Bachelard dans le domaine de la littérature et de l’épistémologie en Corée
KANAMORI Osamu, Réception de Gaston Bachelard au Japon
- Nouveau Monde
HALTMAN Kenneth, Relire et traduire : la découverte du sens caché dans le texte bachelardien
CASTELAO-LAWLESS Teresa, La philosophie scientifique de Bachelard aux Etats-Unis : son impact et son défi pour les études sur la science
LETOCHA Danièle, De quelques avatars québécois et ontariens, 1980-1997
MARTINEZ CONTRERAS Jorge, L’impact de l’épistémologie bachelardienne au Mexique
- Ancien Monde
CHERNI Amor, Bachelard chez les Arabes
MCALLESTER Jones Mary, Bachelard et les deux cultures
HORAK Petr, La réception de la pensée bachelardienne en République tchèque
ILIEVA Liubov et KASARIAN Valentina, Bachelard en Russie
SOSIEN Barbara, Connaître Bachelard en Pologne
EMERY Éric, La notion de temps chez Bachelard et Gonseth
JANZ Nathalie, Une réception « indirecte » de Gaston Bachelard ? De l’utilité de quelques concepts bachelardiens pour l’épistémologie de Ernst Cassirer
BONICALZI Francesca, Analyse des principales études italiennes sur l’épistémologie de Bachelard
BUSE Ionel, Recherches bachelardiennes en Roumanie
ARAUJO Alberto Filipe, Quelques remarques sur la présence de Bachelard dans la culture portugaise
GAYON Jean et WUNENBURGER Jean-Jacques, Introduction
- Ouverture : un regard français
DAGOGNET François, Nouveau regard sur la philosophie bachelardienne
MILNER Max, L’influence de Bachelard sur la critique littéraire, en France
- Antipodes
CHIN Hyung-Joon, L’influence de Gaston Bachelard dans le domaine de la littérature et de l’épistémologie en Corée
KANAMORI Osamu, Réception de Gaston Bachelard au Japon
- Nouveau Monde
HALTMAN Kenneth, Relire et traduire : la découverte du sens caché dans le texte bachelardien
CASTELAO-LAWLESS Teresa, La philosophie scientifique de Bachelard aux Etats-Unis : son impact et son défi pour les études sur la science
LETOCHA Danièle, De quelques avatars québécois et ontariens, 1980-1997
MARTINEZ CONTRERAS Jorge, L’impact de l’épistémologie bachelardienne au Mexique
- Ancien Monde
CHERNI Amor, Bachelard chez les Arabes
MCALLESTER Jones Mary, Bachelard et les deux cultures
HORAK Petr, La réception de la pensée bachelardienne en République tchèque
ILIEVA Liubov et KASARIAN Valentina, Bachelard en Russie
SOSIEN Barbara, Connaître Bachelard en Pologne
EMERY Éric, La notion de temps chez Bachelard et Gonseth
JANZ Nathalie, Une réception « indirecte » de Gaston Bachelard ? De l’utilité de quelques concepts bachelardiens pour l’épistémologie de Ernst Cassirer
BONICALZI Francesca, Analyse des principales études italiennes sur l’épistémologie de Bachelard
BUSE Ionel, Recherches bachelardiennes en Roumanie
ARAUJO Alberto Filipe, Quelques remarques sur la présence de Bachelard dans la culture portugaise
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►16. Bachelard et la poétique du tempsMaryvonne PERROT
Bachelard, l’homme du poème et du théorème a souvent posé à ses lecteurs le problème d’une coexistence de son engagement rationaliste avec son penchant pour l’imaginaire. Mais cette question primordiale se double d’une autre: celle de l’absence d’une Poétique du temps, pendant de la Poétique de l’espace, chez un philosophe ayant réfléchi sur les notions d’instant et de durée dès ses premières œuvres.
L’ouvrage propose donc de partir à la recherche de la Poétique du temps afin de déterminer comment à travers les œuvres de Bachelard se dessinent les prémisses d’un tel concept rythmant le devenir de la réflexion et permettant de rendre compte de l’unité dialectique de cette oeuvre foisonnante.
Peter Lang, 2000, 162 p., ISBN 3-631-35282-4.
LIBIS, Jean
►17 Bachelard et la mélancolie
LIBIS, Jean. L'ombre de Schopenhauer
dans la philosophie de Gaston Bachelard. Presses Universitaires du Septentrion, 2000, 342 p., ISBN 2-284-01482-8..
Introduction : D'une dualité à l'autre ou les envers de la sagesse
- Chap I : Questions
- Chap II : Références schopenhaueriennes
- Chap III : Proximités et différences
- Chap IV : Esquisse cartographique d'un "pessimisme" bachelardien
- Chap V : Géographie approfondie : du filigrane de la mort à la métaphysique de la chute
- Chap VI : Une introuvalbe ontologie
- Chap VII : Le débat avec la psychanalyse et la thérapeutique bachelardienne
- Chap VIII : Les silences bachelardiens
Conclusion : Le volontarisme bachelardien ou la fécondité d'un pessimisme actif
Bibliographie
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C Estéticas
de la recepción literaria
ISER, W. El acto de
leer. Teoría del efecto estético. Madrid. Taurus. 1987.
JAUSS, H. R. Experiencia estética y hermenéutica literaria. Madrid. Taurus. 1986.
JAUSS, H. R. Experiencia estética y hermenéutica literaria. Madrid. Taurus. 1986.
D. Estudios del
Imaginario
►ADDISON,
J., Los placeres del imaginario,
Madrid, Visor, 1991.
BENJAMIN, Walter. Para
una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones
IV. Taurus. Madrid. 1991.
►BLANCHOT,
Maurice, El espacio literario,
Barcelona, Paidós, 1992.
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Tesis doctoral (inconclusa)
Investigador:
José Bravo Armada
Título: Una aproximación a
la obra dramática de William Shakespeare
desde las dramaturgias del imaginario y las poéticas del espacio sensorial.
Subtítulo: Estudio de
Midnight Summer´s dream
(1595-1596), Hamlet (1600-1601) , Macbeth (1606) y The Tempest (1613) de
William Shakespeare a la luz
de la fenomenología de la imaginación creadora de Gaston Bachelard
Departamento: Filología Catalana. Facultat
de Filolosofía y Lletres. Universitat
Autónoma de Barcelona. Programa de doctorado en Artes Escénicas
Director de la tesis: Dr. Camilo Fernández González Valdehorras. Departament de Romàniques. Facultat de
Filologia. Universitat de Barcelona.
Tutoría: Dra.
Mercé Saumell . Departament de Teoría e Historia del Institut
del Teatre. Diputació de Barcelona.
Fecha de inscripción del proyecto: 5 de Mayo del 2008
SINOPSIS ACERCA DEL
PROYECTO ACERCA DEL PASADO PROYECTO DE TESIS DOCTORAL
Realizando una exégesis profunda de la obra
de Gaston Bachelard, extrayendo de su fascinante estética literaria una cosmología de valores presentes en la
creación poética occidental,
intentaremos Aproximarnos con estas herramientas denominadas como fenomenología
del imaginario en una original comprensión del texto dramático. Si el “método” bachelardiano fue volcado principalmente en la lectura activa de los poetas
rehuyendo los imaginarios narrativos y
dramáticos, partimos de la idea por la
cual el texto dramático posee también
unas cualidades poéticas de excepción.
Visto de este modo, la dramaturgia es como un collar-joya donde se
engarzan las imágenes poéticas en dos órdenes temporales paralelos: uno que
corresponde a la trama o tiempo horizontal, y otro que corresponde a una serie
de instantes poéticos. Esto nos llevará
a un método sagaz por el cual el destino de toda lectura no es el análisis
crítico en una cesión del significado, sino como esta cesión que nos hace el
poeta puede dilatarse en nuestra mente, pues
defenderemos que toda lectura ya es un acto de creación que nos dispone
a crear y suscitar invenciones. La fenomenología del imaginario cumple el papel de suscitadora que orienta los impulsos de la
imaginación encarándo sus principales
tendencias o fuerzas. Método que puede
llegar a parecer imprudente pero que más bien nos ayuda a leer mejor las imprudencias del lenguaje de los poetas
atendiendo a la sutileza de cada fenómeno-imagen en su naturaleza concreta y
singular. La imaginación, tendente más a la paradoja y a la ambigüedad, que a la aserción y a la dialéctica, evasiva ante todo sistema que perpetre su
ordenamiento, posee sin embargo unas
leyes que la fundamentan siempre en la
libertad del acto de imaginar.
A
la vez que realizamos la labor fenomenológica,
nos serviremos paralelamente de una hermenéutica
vigilante del texto dramático, fundamentalmente
como un mundo entramado en la acción. Nuestra hermenéutica denominada Dramatología
atiende a comprender el
texto dramático enmarcando las
acciones desde la psicología del
personaje, la cosmovisión de una época y el entramado simbólico que la
constituye en una serie de arquetipos.
Definiremos a grandes trazos la Dramatología
como una hermenéutica especializada en el texto dramático que nos
ayudará a ordenar y jerarquizar las
diversos estratos de sentido de
una obra coordinándols con el único fin de conocer mejor
todos los niveles de significado de un objeto, no lo olvidemos literario, sin traicionar
una de sus características
esenciales: ser un entramado de conflictos
desplegados en acciones.(dramos).
Como nuestro interés se centra
predominantemente en el acto de la imaginación
nos serviremos de quién ha sido uno de los filósofos de la imaginación, Gaston
Bachelard, y una literatura de la más pura y alta imaginación, la obra de William Shakespeare,
tomando cuatro de las obras
canónicas más conocidas de su
repertorio. Estas obras representan a nuestro entender cuatro puntos cardinales
desde el cual podemos organizar las diferentes trayectorias de viaje y ahondamiento al imaginario
shakespeariano.
Este método dual y bifronte que se basa en comprender para
jugar, leer para conocer y leer para ensoñar (lectura-rêverie), hará
desembocar nuestro estudio hacia unas conclusiones y un objetivo principal:
El texto literario dramático clásico,
o mejor definido la literatura dramática surgida en una genuina época teatral,
es aquello que debe descubrirse por una multiplicidad de estrategias de lectura
y de juego que necesitan coordinarse y encontrar un área de complicidad poco
común. Interpretar, descubrir y jugar
serán acciones cómplices pero diferentes
en sus fines. La primera, una hermenéutica, y la segunda, una heurística. No será entonces difícil, sino también oportuno, aunar una estética literaria con una estética de
los pintores, de los músicos, de los escultores, de los creadores de espacios.
De este modo el método fenomenológico se nos descubre como una heurística que planea estrategias de descubrimiento y podrá
definir posteriormente un área de
juego futura que nos puede hacer
descubrir correspondencias entre el
orden lingüístico con los sonidos, los
colores, los tactos, las luces, las materias, en un contexto empírico de máximo
valor para una escenología contemporánea y del futuro. Necesitamos así formular
una ciencia de la puesta en escena
tomando las herramientas que nos aportan las ciencias del imaginario y todo lo
que pueda decirnos una filosofía de la imaginación.
La obra dramática , tal como nos hemos propuesto entenderla en esta tesis, no
es aquello que puede trasvasarse
entre un ámbito sígnico a otro de
distinta naturaleza, cuyo paso diremos
es, de lo lingüístico a lo material
escénico, sino que las palabras son más
bien un estímulo que nos induce a crear y descubrir, si las volvemos a
experimentar en el orden de la
vivencia. Vivencia que trasciende la vida
y la expande en vida imaginada, soñada, utópica, idealista, por lo que evitaremos acendrarla en los límites de
lo psicológico, la pulsión psicoanalítica y cualquier reducción racional. La
fenomenología del imaginario se
revela entonces como ese puente
dorado que vincula el orden
lingüístico y eidético con el orden de
los sentidos valorizados por una contemplación estetizante que no solo se
plasma en palabras sino que también puede plasmarse en el orden de todos nuestros sentidos sublimados por la ensoñación poética. Ni el texto
dramático solo es objeto de una hermenéutica
ni el mundo de la escena puede reducirse a un mero sistema de signos, o en una gestalt de la percepción. Por la sencilla razón de que no existe una
analogía directa entre lo significado y lo valorizado, como tampoco hay analogía
directa entre lo percibido y lo contemplado.
La fenomenología
del imaginario parece enseñarnos
desde un secreto ángulo la dimensión oculta, fugitiva y evasiva que no impone
su ángulo con una lectura unívoca del
texto dramático sino abierto a la diversidad de los movimientos de la
imaginación que la completan en la actualidad de cada instante. Para imaginar primero debemos sentirnos atraídos por nuestra curiosidad y
la dramaturgia será el orden de
composición y decodificación polifónica
que organiza una curiosidad que debe impulsarse nuevamente como si estuviésemos
en un laberinto. Entonces siempre hay un
más allá donde seguir recomenzando de nuevo, siempre impulsados por el dinamismo de la
imaginación, pues nunca se terminan de representar del todo
los enigmas que una obra
dramática guarda pues la puesta en
escena vuelve a hacer incesantemente
inédito lo mismo. Completar la imagen significa interrumpir el dinamismo
de la imaginación. Nosotros, lectores, no ampliamos el sentido de la obra:
diremos que la obra es la que nos completa a nosotros aportándonos una expansión de nuestro mundo imaginario.
La modestia del fenomenólogo supera el orgullo del hermeneuta pues su fin huye
de la erudición y el análisis por un
retorno a la infancia del lector recuperada
desde la autoconciencia, que sólo desea jugar. La lectura siempre debe
recobrar su atmósfera en que fue secreto, juego y misterio.
Es de este modo como podemos
anticipar un trabajo que puede servir a
una nueva forma de enseñar y estudiar la literatura dramática con metodologías
hermenéuticas especializadas, y una forma de entender la praxis imaginaria del texto dramático en el
trabajo teatral como una tenaz orfebrería de las imágenes poéticas. Porque,
¿no será que imaginar
la literatura es ya representarla pasando del eidetismo de un teatro de la mente a la exploración de una polifonía sensorial
que nos gustaría recrear con se pleno sensualismo con espacios, colores, perfumes, luces y
sombras, caricias y heridas, murmullos y
gritos?
Con este propósito veremos consolidarse una dramaturgia
del imaginario donde ya no
trataremos de crear o recrear imágenes sino de pensar y constituir el acto
imaginante. Llegado a este nivel anunciaremos como la imaginación no es la
facultad de crear o recrear imágenes
sino vivir el dinamismo que las transforma, las evade y las ausenta.
Solo así entenderemos la necesidad de una cultura de la imaginación que
se aparta, humildemente y en silencio, de una cultura que padece una hipertrofia de las metáforas
visuales, un complejo de Tiresias. Necesitamos no tener imágenes para poder
contemplar nuevas imágenes por venir. Para habitar en los valores de la imaginación tendremos que
partir de un grado cero y hacer ejercicio de una reducción, desbastando si cabe
aquello que no se compromete con esta acción de la parquedad. Por esto
volveremos al silencio, a la oscuridad, al vacío, a la penumbra, para aprender
a valorar cada pobre objeto y hacer de
lo ordinario algo extraordinario. Creer
en el atisbo de que en un humilde
acontecimiento se encarnan mitos del universo. Ejemplo más que evidenciado por la escenología
moderna.
Una dramaturgia
del imaginario conformará una corola
de iniciativas y tentativas de la
escena, que son tentativas de la creatividad y el juego, por lo que no existirá solo una dramaturgia del imaginar sino
muchas dramaturgias de la imaginación, cada una encarnándose en un vasto
repertorio de obras dramáticas y cada una definiendo y restableciendo valores temporales. La literatura dramática
es, a fin de cuentas, la mayor tentación que nos lleva a “jugar” con la lengua. El teatro, de
pronto, es ese vocablo que debería
olvidarse para así olvidar
todo lo que tiene de muerto y de convencional, de instituido y de
deificado. Todo ello con el fin de
acoger un sin fin de formas plurales de
expresión de la escena que, en definitiva, son áreas de juego de la
imaginación siempre en el margen oculto de la
más rigurosa indisciplina: la anarquía coherente de la imaginación.
***
Investigación
doctoral
Trabajo de investigación: Dramaturgia del imaginario y poética de los
sentidos en The Tempest de William Shakespeare.
Tutor: Dr.
Camilo Fernández González
Valdehorras. Departament de Romániques. Facultat de Filologia. Universitat de Barcelona.
Investigación
presentada por el doctorando José Bravo en el Departament de Filologia catalana
de la Universitat Autónoma de Barcelona
para la obtención del DEA en el doctorado de Artes escénicas.
Fecha de depósito: agosto
del 2007
Fecha de lectura: septiembre del 2007
Tribunal del trabajo de investigación: Dr. Francesc Massip Bonet, Dr. Joan Abellán Mula, Dr. Camilo Fernández González Valdehorras.
Calificación:
sobresaliente
SINOPSIS
ACERCA DEL TRABAJO DE
INVESTIGACIÓN
En este novel trabajo de investigación
de formalidad académica hemos defendido la importancia de una lectura sensorial de la obra The Tempest de William Shakespeare. En otras peripecias futuras quizá The Tempest sea un libro de los
sentidos, un libro de juegos, o un cuento sonoro. Hasta ahora para mí, además
de este trabajo, sólo ha sido objeto de
pequeñas escenificaciones sensoriales en la penumbra de las habitaciones
de mi casa: Ariel es una hebra de hilo que cosquillea en la oreja, Calibán el
tacto y el olor de la tierra húmeda, Miranda un retal de seda en los dedos, la
tormenta un desierto de azúcar. La isla de Próspero, territorio de la ensoñación poética, está tejido de misteriosas músicas, sonidos ignotos y
curiosas fantasías sensoriales. Próspero enlaza la materia y el alma con el poder de una magia alquímica. En
el athanor alquímico los sentidos son
los caminos del alma y la sublimación.
No sólo The Tempest es una obra de los sentidos y de la ensoñación. En este
trabajo esbozamos, y pretendemos
defender, como la obra de William
Shakespeare es una gran constelación
sensorial donde podremos encontrar tinieblas, colores, músicas, perfumes, etc.
lo que nos permitirá adentrarnos en varias poéticas
del imaginario que conformarán
distintos territorios, cada uno con su especial idiosincrasia: poética del color, poética de la oscuridad,
poética del espacio, poética del silencio, poética de la línea. Algunas de
estas poéticas tratadas por los sugerentes trabajos sobre el imaginario de Gaston Bachelard.
En este trabajo esbozamos
caminos de estudio donde quedan todavía tenuemente esbozadas nociones
fundamentales para siguientes trabajos. Avanzamos lo que para nosotros se revela como un interesante ámbito de
estudios de lo dramático y lo escénico, la dramaturgia
del imaginario. Para comenzar nuestra andadura definiremos las herramientas
hermenéuticas con las que asaltaremos el texto dramático.
Para emprender este trabajo hemos seguido
varios pasos y en orden, haciendo una lectura en escalpelo: primero, un estudio
de la forma o análisis dramatúrgico.
En segundo lugar, un estudio dramatológico,
que a diferencia del anterior, trata de
investigar los contenidos latentes y patentes de la obra. Para entender esta noción metódica con una metáfora diremos
que la dramatología es el estudio de
lo que está inmanente, sugerido,, implícito, bajo la trama, en cierto modo, como aquellas esculturas
antiguas que el tiempo ha sesgado sus miembros pero que, sin embargo, siguen
expresando un dinamismo, proyectándose
más allá de la línea de la forma. El texto dramático es un todo, y todo remite siempre a él, por
lo que cabe preguntarse por aquello que
esconde y omite, por aquello que está ausente pero que sin embargo sigue
estando ahí. El texto dramático es un tejido
lingüístico y metalingüístico de silencios.
Después de indagar en nuestra obra en el plano hermenéutico, nos
hemos trazado un plan algo exhaustivo elaborando un estricto censo de las sensaciones descritas por sus índices textuales y componiendo un catálogo de los
cinco sentidos. ¿Por qué lo hemos hecho?
Para demostrar que The Tempest es una obra sensorial,
pues está tejida de percepciones valorizadas por la contemplación ensoñadora.
En este sentido no pudimos
adentrarnos en todas las imágenes sensoriales. No pudimos explicar todas las
ensoñaciones de acuerdo con el modelo que nos
presenta la atractiva propuesta
bachelardiana de una cosmología de los
cuatro elementos. Así que finalmente nos hemos concentrado en un personaje,
Ariel y su función fenomenológica como dinamismo de la imaginación, trayendo a
nuestro estudio las imágenes de “El aire
y los sueños” de Gaston Bachelard.
Y hemos estudiado los sonidos,
las músicas, todas aquellas sensaciones que llamaremos acusmáticas y descubrir como
el oído es el sentido místico, el sentido capaz de captar una realidad superior.
Ariel es el pajarito de la tormenta, el
andrógino alquímico, mitad daemon
y ángel celeste, aúna lo demoníaco y lo angelical, la metáfora
en su acción pura, el instrumento
de una sublimación, y al fin, el aliento del talento (alma poética) en su proceso de alcanzar la cima donde se desvanece
fuera de los límites del espacio y el tiempo para ser liberado. No regresará
hasta que Goethe lo reclame en el
Fausto, y esta vez será ya el
agente mefistofélico.
[1] El fuego
imaginado ocupa el referente central en tres libros:
BACHELARD,
Gaston. Psicoanálisis del fuego.
Madrid. Alianza. 1966, Ibidem. La llama
de una vela. Caracas. Monte Ávila. 1992, Ibidem. Fragmentos
de una poética del fuego. Buenos Aires Paidós. 1992.
[2] Este es un hecho del que también nos advierte
Walter Benjamín en su precioso ensayo sobre el narrador. Ya no asistimos
solamente al hecho de la desaparición del arte de contar historias sino algo
mucho más grave, la eclosión de lo virtual
y el cese de las facultades de la imaginación, véase BENJAMIN, Walter. Para una crítica de la violencia y otros
ensayos. Iluminaciones IV. Taurus.
Madrid. 1991. Cap. “El narrador” pp. 111-135.
[3] Véase el elogio bachelardiano por la lentitud, el reposo, la distensión y la calma, BACHELARD, Gaston. La dialéctica de la duración. Madrid.
Villamar. 1978, libro que se define
como “propedéutica para una filosofía del reposo” (9); donde
pretende “organizar la inacción”
(10); “La conciencia pura se nos parecerá
como una fuerza de espera y de acecho”.(10) Véase
en La poética de la Ensoñación, BACHELARD, Op. cit.
2002 p. 260: “La
tranquilidad es el ser mismo del mundo y de su soñador. El filósofo conoce en
su ensoñación de ensoñaciones una ontología de la tranquilidad. En semejante
paz se establece una psicología de las
mayúsculas. Solo se puede profundizar en la ensoñación soñando en un mundo
tranquilo”; Ibidem, Op. cit. 2002
p. 38: “En la
ensoñación podemos encontrar los elementos fundamentales de una filosofía del
reposo”.
Véase también las referencias al silencio y el reposo verbal, BACHELARD, Op. cit.
2003 a. p.39: “El sueño
más profundo es esencialmente un fenómeno del reposo óptico y del reposo
verbal. Hay dos clases de insomnio: el insomnio óptico y el insomnio verbal. La
noche y el silencio son los dos guardianes del sueño: para dormir es preciso no hablar y no ver”.
[4] BLANCHOT, Maurice. El
espacio literario. Barcelona Paidós. 1992. “Una meditación sobre la
conducta creadora como descenso a las profundidades. El artista, como Orfeo,
debe descender hacia ese punto en el
cual parece tender, el arte, el deseo, el espacio y la noche”
[5] HILLMAN, James, Re-imaginar la psicología, Madrid,
Siruela, 1999. Léase Cap. “Una incursión
entre las diferencias entre alma y espíritu” pp. 167-171.
-Ibidem. El sueño y
el inframundo, Barcelona, Paidós, 2004.
[6] JUNG, C.G.Paracélsica,
Barcelona, Kairós, 2003.
[7] CAMPBELL, Joseph, El
héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito, México, Fondo de Cultura
Económica, 2010.
- Ibidem. Las máscaras
de Dios: Mitología creadora. Madrid,
Alianza Editorial. 1999.
[8] Una buena introducción al concepto
filosófico de fenomenología fundado
por Edmund Hurssel y su repercusión en la crítica literaria posterior nos la ofrece EAGLETON, Terry. Una introducción a la teoría literaria.
México. Fondo de Cultura Económica. 2004. Cáp. II “fenomenología, Hermenéutica, Teoría de la recepción”. Pp. 73-83.
[9]Hay que decir que Gaston Bachelard no elaboró una
teoría pedagógica concreta aunque
si su vida intelectual quedo marcada por
su larga profesión de docente. Véase esta obra, JEAN, Georges. Bachelard,
la infancia y la pedagogía. México. Fondo de Cultura
[10] Véase, BACHELARD, Gaston. La poética de la ensoñación. México. Fondo de cultura económica. 2011. p: 151 “Hay
una tarea abierta a un poético-análisis que podría ayudarnos a reconstruir en
nosotros el ser de las soledades liberadoras. El poético-análisis debe
devolvernos todos lo privilegios de la imaginación”.
[11] Velasco Gómez, Ambrosio. (coord.). El concepto de heurística en las ciencias y
las humanidades. México. Siglo XXI: Universidad Nacional Autónoma de
México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades. 2000.
[12] BACHELARD, Gaston. La
poética del espacio. México. Fondo de Cultura Económica.
2006, p.9: “Para iluminar
filosóficamente el problema de la imagen poética es preciso llegar a una
fenomenología de la imaginación. Entendamos por esto un estudio del fenómeno de
la imagen poética cuando la imagen surge en la conciencia como un producto
directo del corazón, del alma, del ser del hombre captado en su actualidad”.
[13] RODARI, Gianni, Gramática de la fantasía. Introducción
al arte de inventar historias, Barcelona, Ediciones del Bronce, 2006. “Tenemos muchas e inteligentes teorías del juego pero
no tenemos una fenomenología de la imaginación que le da vida”. p. 227
[14] En La obra bachelardiana son abundantes las denominaciones de su
doctrina como una psicología: “una
psicología de las emociones estéticas” (AGS: 12); “Psicofísica y psicoquímica de los sueños” (AGS: 12); “una psicología de la ensoñación literaria” (AGS:
37); “una filosofía de la psicología de lo
femenino profundo” (AGS: 105); “una
psicología proyectante –de la imaginación” (AGS: 221); “una contribución a la psicología de la creación literaria” (AGS:
242); “psicología de lo imaginante” (TER:
21); “valores del inconsciente absoluto” (TER: 16); “doctrina
del inconsciente constituido” (TER: 232); “ensayos de psicosíntesis imaginarias” (TER: 334); “una
poética de la psiquis en la cual se armonizan todas las fuerzas psíquicas” (PES: 33); “poética psicológica” (PES: 33); “una
psicología de la imaginación creadora” (PES: 39); “mundo de valores psicológicos” (PES: 274); “Una
psicología directa de las imágenes escritas” (FPF: 37); “hipótesis de una poética psicológicamente
activa” (FPF: 42), “Estética
psíquica” (FPF: 128); “valores de una poética del psiquismo”
(FPF: 141), “tendencias psicológicas”. (FP: 151)
[15] BACHELARD, Gaston.
La poética de la ensoñación. México. Fondo de
cultura económica. 2011. p. 10-11: “Por qué –dirá por su parte el fenomenólogo
de oficio-elegir una materia tan elusiva como las imágenes para exponer
principios fenomenológicos? ¿Sería acaso más simple, si siguiéramos los buenos
métodos del psicólogo que describe lo que observa, que mide niveles, que
clasifica tipos, que ve nacer la imaginación en los niños, sin examinar jamás,
a decir verdad, cómo muere en el común de los hombres?
[16] VIGOTSKY, L. S., La imaginación y el arte en la infancia, Madrid, Akal, 2009.
[17] BACHELARD, Gaston. Fragmentos de una
poética del fuego. Buenos Aires Paidós. 1992. p. 61: “Al
soñar entre abundantes imágenes poéticas, el fenomenólogo puede suplantar al
psicoanalista. Es posible incluso un doble método que enlace dos métodos
contrarios, uno que vuelva hacia atrás y otro que asuma las imprudencias de
un lenguaje no controlado, uno dirigido hacia la profundidad y otro dirigido
hacia las alturas, produjera oscilaciones útiles y permitiera hallar el punto
de unión entre las pulsiones y la inspiración, entre lo que empuja y lo que
aspira”. (el subrayado es nuestro)
[18] La influencia de la obra de Carl Gustav Jung en Gaston Bachelard fue enorme.
Véase su técnica de la imaginación activa en Jung, C. G. Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 14: Mysterium coniunctionis:
investigación sobre la separación y la unión de los opuestos anímicos en la
alquimia (1955-56). Madrid. Editorial Trotta. 2002
Una obra introductoria es, Hannah, Barbara. Encuentros con el alma: la imaginación activa como C. G. Jung la
desarrolló-. México. Fata morgana. 2009.
[19] La impronta de la fenomenología hursseliana es fundamental para entender la psiquiatría de principios de siglo. Especialmente hay una
influencia de las tesis de la psiquiatría fenomenológica en Gaston Bachelard en la obra de Eugéne Minkowski (1885-1972) psiquiatra francés; y Ludwig
Binswanger (1881-1966) psiquiatra
suizo.
[20] Es el caso
de la crítica psicoanalítica de Edgar Allan Poe por Marie Bonaparte( 1882
- 1962), véase Bonaparte, Marie. Edgar
Poe : sa vie, son oeuvre / étude analytique par Marie Bonaparte; avant-propos de
Sigmund Freud. Paris. Presses
Universitaires de France. 1958. (sin traducción al castellano); y de C. A. Hackett sobre la poesía de Rimabaud.
[21] Las terapias de
liberación del francés Robert DESOILLE
(1890,1966) fundador del método
psicoterapéutico denominado: Sueño Despierto Dirigido. véase, DESOILLE, Robert. Lecciones
sobre ensueño dirigido en psicoterapia. Buenos Aires. Amorrortu, 1975; y Le
training autogéne del médico alemán J.H.
SCHULTZ (1884-1970), véase este libro, Schultz,
J.H. El entrenamiento Autógeno.
Editorial Científico-Médica, Barcelona 1969.
[22] DESOILLE, Robert. Lecciones
sobre ensueño dirigido en psicoterapia. Buenos Aires. Amorrortu, 1975.
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